Segunda Escena

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¿Recuerdas la fiesta ...?

Mista hizo lo mejor que pudo, tenía que confesar que no podía evitar pensar dónde estaba Bruno y qué podía hacer Leone con él. Hizo todo lo posible para no preocuparse, no mirar, pero intentaba estar cerca del lugar donde estaba él, cuidándolos todo el tiempo, vigilando que hacían e intentaba ser discreto. Como ahora, ambos tomando unas bebidas afuera de la casa.

-Ya regreso- Bruno sonrió, mirando a Leone, mientras Mista asentía, definitivamente estaba cerca de ellos, más ahora que antes. Si se preguntaban dónde estaba la fiesta ahora, Leone invitó a todos a bailar bajo la lluvia y jalo las hieleras, con bebidas bajo el techo del patio trasero.

Nadie se negó, incluso Bruno fue en busca de la pila de toallas para dejarlas a la mano por si alguien ocupaba una después de bailar bajo la lluvia, sin duda todos lo estaban disfrutando, por lo que significaba, claramente que la fiesta fue un éxito y que el único desastre que tendrían que limpiar sería afuera, y no toda la casa.

Bruno corrió escaleras arriba, buscando su teléfono celular. Buscó un número y llamó, mirando por la ventana, descubriendo cómo Leone empujó a su amigo a bailar y una chica rubia, se unió a ellos.

-¿Bruno?- el reacciono a su voz

-Prosciutto- sonrió a través del teléfono -Hey, tengo que decirte algo- habló, sin dejar que su amigo pudiera decir una palabra -¿Te acuerdas de Leone? ¿El amigo de Mista?- le recordó, Prosciutto solo sonrió, era el mejor amigo de Bruno y el único que conocía su secreto, al igual que Bruno conocía el suyo, él jugaba para ambos lados.

-Tu amor platónico- bromeó.

-Si- sonrió tímidamente -Me dijo también le gustaba... y me besó- confesó, mordiendo su labio

-¿Qué?- alzo la voz Prosciutto -¿Cuándo? ¿Cómo? ¡Dímelo todo!- su amigo reclamo -¡Bruno!-

-Estamos en una fiesta, aquí en casa- confeso Bruno, peinando su cabello –Y fue justo hoy- dijo el pelinegro, Prosciutto se echó a reír.

-¡Eres un bastardo!-

-Si sé que tambien me amas- Bruno sonrió, escuchando un golpe en la puerta -Me tengo que ir... te llamo mañana- dijo Bruno, mirando por la ventana, viendo a la distancia a su Mista bailar solo con la chica rubia.

-Compartan la cama- se despidió Prosciutto, haciendo que Bruno reaccionara, cerró su teléfono y abrió la puerta.

-Ops, puerta equivocada- Leone sonrió notando a Bruno, al pie de la puerta, él le copio el gesto, sin embargo el recién llegado, no pudo evitar mirar la habitación, la cama estaba bien hecha.

-Si miras bien, el baño, está detrás de ti- dijo Bruno, sintiendo un cosquilleo en el estómago, por la forma en que Leone lo miraba. El recién llegado, camino un paso más cerca, hacia él, levantando la mano hacia la cintura de Bruno y acercándolo a él, a la vez que tocaba en una suave caricia, su mejilla.

Bruno suspiro, sintiendo el pecho retumbar, y el palpitar acelerar.

-No- susurro el alto –Más bien, estaba buscando un buen "besador"- bromeó Leone, haciendo reír a Bruno de los nervios.

-Sigue buscando entonces- le respondió, pero Leone lo empujó dentro de su habitación, distrayéndolo, con un beso, el cual Bruno no lo negó. No pudo evitarlo, reaccionó atrayendo más cerca al albino, abrazándolo por el cuello, mientras Leone lo besaba tan fuerte y profundo. Bruno se estaba quedando sin aliento por él, sin embargo a ambos les encantaba.

La forma en que lo besó de nuevo, sintiendo las manos de Leone corriendo desde su espalda hasta su cintura, de arriba hacia abajo, tocando su pecho, haciéndole temblar. El pelinegro suspiro, esperaba que la puerta tras el recién llegado, estuviera cerrada.

Yo te cuidareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora