blind ;; choi yeonjun ¹

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Después de la escena de la mañana en la escuela no esperaba que fueras a ir por mi en la noche pero ahí estabas frente a la puerta de mi casa con cara de fastidio cuando te dije que no iría.

"¿En serio te vas a poner de su lado?" Hablaste con evidente tono de fastidio.

"Es que eso es lo que no entiendo, ¿De qué lado estás hablando? Yongho sólo me pidió los apuntes." Hice gestos inexplicables con mis manos en desespero.

Soltaste un suspiró y después te acercaste a tomar mis manos, después de unos segundos de pequeños forcejeos de mi parte lograste tomarlas.

"Por favor, ven hoy y te prometo que no volveré a hacer una escena así." Apoyaste tu frente sobre la mía.

Después de unos segundos en mi lucha interna sobre ir o no, asentí con la cabeza.

"YeonJun, tienes que prometer que no lo volverás a hacer." Susurre bajo.

"Te prometo que no lo haré." Dejaste un beso en mi frente antes de separate de mi y tomar mi mano para salir de mi casa.

No tenía ni idea del momento en que nos habíamos hecho tan cercanos, ni cuando fue que terminamos así.

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"YeonJun me comentó que vas a estudiar medicina, ¿es cierto, Hana?" Pregunto el señor Choi interrumpiendo mi plática con la madre de YeonJun.

"Así es señor, desde pequeña veía a mi padre trabajar en medicina y decidí seguir sus pasos y continuar con el legado de la familia." Di una pequeña sonrisa.

"Eso sueña excelente Hana, que más desearía yo que YeonJun estudiará medicina pero..." Interrumpió sus palabras y soltó una risa. "El chico quiere música."

"Papá..." Hablo YeonJun.

"YeonJun." Le contesto su padre mientras lo veía con una sonrisa burlona, este sólo bajo la mirada y continuó su cena.

Unos minutos en silencio bastaron para que la señora Choi volviera a retomar nuestra plática.

"Entonces... ¿Ya sabes donde vas a estudiar?" Me pregunto con una sonrisa.

Asentí ante su pregunta, tenía mi plan de vida hecho prácticamente desde que nací, mis padres se habían encargado de hacerlo por mi, sin embargo, no los quería decepcionar y llevarles la contra.

"Planeo estudiar en Inglaterra, hay una escuela muy buena a la que quiero asistir." Eso era al menos lo que quería en ese entonces.

"Ah... YeonJun, deberías juntarte más con Hana, ella sabe lo que es bueno para su futuro." Interrumpió de nuevo el señor Choi.

"No creo que sea eso señor, un músico también puede ganar mucho si le va bien." Trate de ayudar a YeonJun.

"Tu lo has dicho Hana, si le va bien, míralo... No se esfuerza ni en la escuela, como le irá bien fuera de esta." Escuche como unos cubiertos caían sobre un plato.

Al posar mi mirada en ti veías a tu padre con enojo.

"Creo que es suficiente, ¿Ya te has llenado Hana?" Dijiste con la respiración pesada.

Era más que obvio lo irritado que estabas, ni siquiera hacía falta preguntar el por qué.

Para no hacer la situación más incómoda, asentí con la cabeza.

"Muchas gracias por la cena señores Choi, fue agradable verlos."

¿Lo fue?

"Siempre es un placer hablar contigo Hannie, vuelve cuando quieras que está es tu casa." La señora Choi tomó mi mano mientras me daba una sonrisa.

"Espero puedas reubicar a YeonJun en su decisión de estudio Hana, confío en ti." Asentí incómoda ante las palabras de tu padre.

Hice una reverencia antes de salir del comedor donde estabamos, tomaste mi mano y entrelazaste nuestros dedos.

Siguiendo tu paso llegamos hasta el patio de tu casa.

"Perdona que hayas tenido que presenciar eso." Te sentaste en una banca de concreto que estaba cerca.

Sin decir nada me senté junto a ti.

"No te preocupes..." Dije mientras daba unas palmadas en tu hombro.

"A veces creo que me odia." Bajaste tu mirada.

"No te odia YeonJun, está preocupado por ti."

"¿Por mi? Se preocupa más por el que dirán de la familia antes que por mi, algún día me quedaré solo." Dijiste y noté como el tono de tu voz se quebró.

No sabía que hacer, así que te di un abrazo, posiblemente el abrazo más sincero que había dado desde que nací.

"Promete que no te irás, que tu no te irás." Me regresaste el abrazo aferrandote a mi cintura.

Sentí como tus lágrimas caían en mi hombro.

"Prometo no te dejarte."

"Por favor, no lo hagas." Dijiste entre lágrimas.

Asentí ante tus palabras y los siguientes minutos no hablamos pues no eran necesarias las palabras.

No éramos nada pero nos prometiamos todo.