-Y me solté el cabello, me vestí de reina, me puse tacones, me pinte y era bella. Ahg, estúpido Seungkwan y sus canciones rancias pegajosas.

Abrió la puerta con su llave de emergencia sin siquiera tocar.

-Jihoonie, lamento venir sin avisar pero necesito con urgencia mi lapt-

Gritó buscando al pequeño con la mirada, cortando su propia frase por la imagen frente a sus ojos.

El dueño del departamento estaba parado en medio de la sala -únicamente con una falda rosa y medias largas-  aparentemente solo. En cuanto hicieron contacto visual, el de estatura más pequeña se puso evidentemente nervioso, poniéndose del mismo color que su prenda. Soonyoung, que no había dicho una palabra desde que se autolimitó, se apresuró a tomar su computadora portátil de la mesa a un lado de Jihoon. El muy hijo de puta estaba conteniendo la risa, lo había atrapado; lo había entendido.

-Diviértete

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-Diviértete.

Fue lo que dijo risueño a modo de despedida mientras una mirada de enojo, y a la vez pena, perseguía todos sus movimientos. No hubo respuesta y la puerta se cerró.

Unos pasos se oyeron en el pasillo y pronto la otra persona involucrada en la situación llego con el cabello mojado y sólo cubierto con una toalla en su cintura. Recibió la misma mirada enojada/apenada.

-¿Por qué me miras así? Te queda precioso aunque odies el rosa. 

Tan sencillo como escuchar la palabra "precioso" dirigida a él hacía que olvidara todo. Luego le comentaría lo ocurrido, podía esperar.

Seungcheol se acercó y lo tomó firmemente de las piernas, por costumbre las enredo en las caderas ajenas.

-Gracias por hacerlo por mí. Feliz cumplemés, Woozi-ah.

-Felices 10 meses.

Dejándose besar fue llevado a su cuarto. Aquello no era algo que acostumbrara, realmente le desagradaba el rosa, prefería sus faldas negras a la hora de seducir a su novio. Sabía lo volvían loco. Pero por ser una ocasión especial, aceptó a su petición. Después de todo se le veía realmente bien, y algo rosándose contra su cuerpo le decía que Seungcheol estaba feliz. Vestirse de niña era mejor en privado que en público. Obtenía aún mejor trato, más beneficios que solo una entrada gratis, pensaba al observar los ojos obscuros y la sonrisa libidinosa de Seungcheol. Aunque analizándolo bien, consiguió algo increíble y único al salir así a la calle, y era ese bombón con el que veía películas, salía a pasear, iba por helado; ese que lo mimaba, le hacía el amor y en ese preciso momento, besaba su cuello con pasión. 


Once a Saturday 🎀Jicheol🎀Where stories live. Discover now