Espíritus Diabolik Lovers | El renacimiento del Fénix

Capitulo XI

Durante todos estos ciclos me he sentido abrumado por los sentimientos mundanos, era peligroso, conllevaba un dolor irreversible como aquel que mi viejo amigo Edgar había marcado en mi.

Fui firme ante la decisión de hacer desaparecer estos sentimientos, renuncie a sentir. No caería de nuevo. Pero el destino, en estos instantes, es muy despiadado. La mujer que tenia frente mio haría que cayera de nuevo en esos abrumadores sentimientos. No me permitiría caer, pero ya me es imposible.

Abrí mis ojos, mientras sostenía sus cálidas manos, la presionaba contra mis labios, buscando más de su calidez. El deseo era insaciable una vez que probé de ella. Mis emociones están a flor de piel, algo se removía dentro de mi. El hecho de besarla no solo era el simple deseo de besar una mujer de ojos inimaginables, iba mas allá de todo eso. Era peligroso, no por que somos hermanos, sabia que no lo eramos, lo sentía.

Pero esa escasa felicidad se vio corrompida cuando nos separamos uno del otro, y volvía a identificarme en el pasado sin querer volver a aquellos momentos que me sentía vació, pero sino lo hacia me involucraría de nuevo a algo que podía desaparecer en cuestión de tiempo.

-Solo bromeaba- reí falsamente en tanto pasaba la manga del suéter sobre mis labios- No creíste que me interesas de verdad, ¿no? Simplemente jugaba contigo-. Aquellas palabras crueles salían de mi boca una tras otra buscando de una forma hacer desaparecer la atracción a estas emociones, no deseaba hacerlo, quería que ella permaneciera junto a mi de esta forma, pero mi miedo a lo desconocido no permita que sucediera.

Lo que no esperaba después, es que al mirar su rostro pusiera tal expresión que me hizo sentir como un completo idiota. No se acercaba a ser una expresión de tristeza, pero la manera en que sus ojos me miraban hacia que quisiera disculparme enseguida.

Ella sostenía con fuerza mi suéter, y ahora mantenía la mirada baja, en completo silencio, no emitía ningún tipo de palabra. La situación me inquietaba de alguna forma, ¿porque me sentía de esa manera? Herir a la personas no es algo que inusual mente haga, pero me afectaba el hecho de haberla molestado de igual forma. No puede evitarlo, extiendo uno de mis brazos hacia su cabeza pero antes de sentir el tacto de su cabello en mi mano, la presencia de ella desapareció.

Y sentí un abrumador dolor en el pecho.

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Narra Yoshino

Ya había transcurrido una semana de la Cena donde conocimos a los Clanes Sakamaki y Mukami, y desde aquella vez no he vuelto a cruzarme a aquel chico de cabellos purpuras en los pasillos, me sentía algo decepcionada.

Cuando intercambiamos miradas en la mesa, sentí mucha emoción, parecía una persona agradable, hasta quizás podríamos ser amigos, la idea me hizo ilusión. Y entonces se me ocurrió una idea para acercarme a el, solamente debía consultarlo con Yoshinon si estaría bien.

-Yoshinon, tengo algo que quiero preguntarte-.

-Dime Yoshino- expresó- Te noto algo preocupada-. su tono de voz cambió, creo que mi expresión lo hizo preocupar.

-Nos nada de lo que debas preocuparte, Yoshinon- sonreí.

-Entonces dime que es Yoshino-.

-E-es que se me ocurrió que t-tal vez podría...-

-Yoshino? Que intentas decir?-.

-Que t-tal vez podríamos invitar a Kanato-san a nuestra fiesta del té- me sentía tan avergonzada que se cerré ambos ojos y luego los abrí al ver que no había respuesta.

Yoshinon hizo una expresión rara, no la comprendí.

-¡¿Acaso tu te has vuelto loca, Yoshino?!- grito tan fuerte que la voz de Yoshinon de escucho hasta por los pasillos, sin duda se estaba alterando.