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La escuela nunca fue para mí, fue un lugar tedioso que duró más de 10 años largos lleno de obligaciones rutinarias y competencia mediocres, a mí nunca me había interesado escuchar un profesor, la verdad es que sólo una vez lo intenté ybfue cuando mi padre falleció. Acababa de cumplir 12, era mi primer año en la secundaria intenté llenar la falta de consejos para llenarlos con las palabras y sabiduría de los docentes pero todos absolutamente todos disertaban sin pasión, sin emoción siquiera mecanizados, eran malditamente ridículos pero cuando se trataba de sermones, comparaciones y arrogancia eran excelentes, a mí no me importaba ser contrastado con algún perdedor que sólo sabía memorizar datos, odiaba que me digan que se o qué es lo que tengo que saber.
la universidad prometía ser lo mismo, es cierto que tendría un poco más de libertad por el hecho de quedar lejos de mi casa y de control de mi madre que era tanto sorbente e histérica.
Podía invitarme actividades de estudio para huir de casa, grupo de estudio por la tarde, seminarios nocturnos, maratón de letras, repasos, bibliotecas, etcétera. La posibilidades de salir dependían descriptivamente de mi ingenio subversivo, ninguna madre negaría a su hijo a la posibilidad de reforzar sus conocimientos para asegurar el ingreso a la universidad, además ella pensaría que estaba haciendo algo y no me molestaría por un tiempo.
De niño no quería ir a la escuela, mi madre me decía que la secundaria todo sería mejor que a los niños grandes ya no le ponen tantas normas que no tendría que dibujar mi letra, que los profesores te permitirían opinar en clase, que podría salir con los nuevos amigos que haga que incluso tendría tiempo para ir a fiestas, cuando no quería ir a la escuela mi madre me decía que al terminar el colegio tendría más que aguantar un poco para luego hacer lo que quisiese, ya no habría más timbres, uniformes y sanciones, no habrían más coordinadores, auxiliares, directores ni psicólogos no habría más de exámenes mensuales bimestrales y finales, se habló incluso de espacio donde las clases serán activas dinámicas y vivas, por supuesto es de la gran estafa de las generaciones mayores le hacen a los menores, quieren que como ellos aceptemos la rutina de vida llena de resignación cuando terminé el colegio la presión fue aún mayor, más todavía que en primaria y secundaria.
debía ingresar sí o sí aún universidad, debía dejar mis intereses y concentrarme en el examen que decidiría mi futuro, todos mis familiares adultos mi sermoneaban alegando que debía de forzarme para tener una profesión y ser alguien en la vida.

Yo ya era alguien.

Deje de creer en el martirio y sacrificio presente para la ilusoria libertad futura, decidí burlarme del destino, decidí recorrer el transitado camino al matadero y hacer en medida de mis posibilidades lo que quería y lo que no debía claro, todo eso fue antes de conocerlo antes de caer rendido ante aquellos ojos azules, antes de conocer a Louis porque mi vida cambió desde el día en que entró en mi.

El número de conocidos que tuve en la secundaria no pasaron de 5 en un total de 70 alumnos sin contar los estudiantes de los salones aledaños y si es que entable contacto con alguno de ellos fue porque Me buscaron por mi conocimientos sobre filosofía, psicología, historia o literatura.
muchas veces me entendían mejor ami que los profesores, una vez escuché a bukowski decir que

un intelectual es el que dice una cosa simple de un modo complicado, un artista es el que dice una cosa complicada de un modo simple

y es que para esos temas yo era todo un artista, el sábado, el último día de la primera semana de clases llegó él. Yo estaba sentado en mi asiento en la última fila con nadie a mi derecha o izquierda, él entró, no sé si fue por casualidad pero ya andaba mirando la puerta en ese instante, el entre todo se detuvo, todo quedó en silencio... siempre aborrecía esas películas hollywoodenses donde aparece el protagonista y la música se detiene convenientemente y todo pasa en cámara lenta... maldito control mental.
él entró sin mirar a nadie, traía una camiseta negra Adidas que lo hacían ver aún más pequeño, entró con los brazos cruzados con el cabello desordenado con un pequeño fleco cruzando su frente, entró sin importarle nada, entró sin preguntar, entró sin mochilas y cuadernos y lapiceros y él solamente entró, camino hasta el final del salón y se sentó en la última fila dos espacios a mi derecha, no saludó, no volteo y mucho menos pregunto algo, sólo se puso sus audífonos y los cubrió un poco con su cabello, miro hacia la pizarra con los brazos cruzados, él entró al salón, él entreno a mi vida, él entró en mí, en mí... Me concedió el soplo vital que necesitaba para reiniciar sabiendo claro que todo lo que nace tiene que fallecer Y quién diría que él sería la razón por la cual abandonaría este mundo

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2020 ⏰

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