El bajito había dejado mucho por hacer hoy, pero era mas que nada era hacer cosas que le gustaban. En el día comenzó un libro, limpió su casa, se cocinó, y por último decidió salir a algún lado, necesitaba un poco de aire y despejar, por lo que decidió ir a alguna plaza para descansar de todos sus pensamientos.
En el camino, descubrió una tienda de vinilos, hace mucho no compraba ninguno y habían realmente buenos, sin mencionar que el precio era bastante bueno.
Siguió su camino distrayendose un poco y disfrutando de su entorno, las calles, la música de los artistas callejeros, todo desde ese punto de vista, era realmente hermoso. Se sentía como un turista en las calles mas hermosas que había visto.
Finalmente llegó a aquella plaza gigante, el pasto verde adornaba casi todo el lugar, también habían árboles de todo tipo; algunos eran bajos pero anchos, esos daban una buena sombra pero podían tener bichos, otros eran altos y bastante mas mas pequeños, esos no daban muy buena sombra. Estuvo caminando por díez minutos hasta que encontró el árbol perfecto, era bajo pero tampoco tanto, también era ancho, lo suficiente como para que 4 personas estén de cada lado, sin embargo, no había nadie sentado allí, más que perfecto para el. Se acostó en el césped, asegurando que no haya ninguna cosa que pueda mancharlo o lastimarlo. Estuvo un tiempo largo observando las nubes mientras escuchaba música, este era su día.
