Las Crónicas de Minceraft

Como se sentía

Lo que sintió exactamente Gabe en ese momento

Se quedó ahí, frente a la pared, dejando ver varias manchas de sangre que habían quedado en ella.

Contrayéndose compulsivamente, como si al hacerlo se fuera a ir el miedo y la inseguridad, como si se fuera a consumir, a desaparecer, y ya no sentiría nada.

Era inevitable para él temblar mientras que impulsivamente acercaba su mano a su cara para empezar a morder su pulgar intentando tranquilizarse, similar a un bebé asustado intentando chuparse el dedo para calmarse, sin poder comunicarse con nada más que el llanto, se sentía tan vacio y perdido, indefenso ante cualquier cosa, ni siquiera quería abrir los ojos para ver a su alrededor, aunque sabía que no había nada, de alguna manera tenía miedo de qué o quién pudiera estar ahí, su espalda descubierta lo ponía tan vulnerable, que intentaba abrazarse así mismo con desesperación sólo para sentirse algo protegido.

Se estaba sintiendo otra vez como ese niño asustado que había sido alguna vez, sus acciones incontrolables se repetían una y otra vez, como si intentara huir dentro de si mismo, con un miedo desbordante que hacia que sintiera que en cualquier momento algo fuera a entrar a atacarle.

Cada segundo que pasaba era como un balde de agua fría, a la que se iba acostumbrando, a tal punto en el que se quedó ahí, con los mismos movimientos, aún mordiendo su pulgar, pero sin una lágrima, sólo soltando sonidos, chillidos y balbuceos, que sólo reforzaban más ese aspecto de bebé indefenso.

Para él parecía que todo había perdido sentido. Toda su fuerza se había ido, como si la gravedad se hubiera encizañado con él y ahora no podía sostenerse ni siquiera para sentarse derecho.

Hasta que eso, y la fatiga, lo hizo caer dormido.