Capitulo 1: El principio de un amor a lo loco...

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Son las 5: 30 a.m. la alarma se ha activado; es su primer día de clases y aunque sabe que el ingreso a esta nueva institución le ayudará a hacer nuevos amigos o al menos es lo que espera, sigue manteniendo su mayor miedo, de que algo fuerte tiene que afrontar en los años de secundaria y probablemente la vida le tenga sorpresas inesperadas.

Apenas abrió los ojos para volver a pedir cinco minutos más a mamá y sin más se volvió a recostar. Madrugar es lo que tiene que hacer de ahora en adelante y llegar puntual al colegio.

- ¡Eliana! –Grita enojada y un tanto desesperada Angélica - ¡Es tu primer día de clases si no te apuras llegarás tarde!

- Cinco minutos más o cinco minutos menos, da igual mamá solo es mi primer día de clases –Respondió Eliana con sarcasmo y sin ánimos de levantarse.

- Es tu problema, si llegas tarde, no me culpes – Su madre siempre ha pensado que la impuntualidad dice mucho de la personalidad de las personas, por ello sus hijos debieron aprender desde muy chicos a llegar antes de lo acordado.

Se puso de pie y se empezó a vestir con el uniforme nuevo que mamá le había comprado, el suéter azul marino, la falda de tablones del mismo color más debajo de las rodillas, la blusa blanca con pequeños botones que cubrían hasta el cuello y la corbata azul con un sello poco notorio de la institución, de inmediato pensó en algo entretenido y reflexionó que ya era momento de ir al colegio, haber dejado atrás la escuela y con ello su niñez.

Y su dilema por resolver de qué pasó con aquel niño que llamaba su atención, tal vez está en el mismo colegio que Eliana, o era probable que se haya regresado a su tierra por esos pueblos recónditos en la Amazonía.

Qué cosas piensa una niña de apenas trece años que fantasea con que el amor de su vida llega como los príncipes azules de princesas que tanto ha mirado en las películas pirata que Angélica , estaba sosegada por una ilusión de tres años que se lo guardaba muy recóndito en el corazón.

Nunca tuvo la suerte de ser correspondida, no ha dejado de mantener la esperanza de que alguien alguna vez la quiera como se lo merece, con un amor a su medida, sin causarle aprietos, que la acepte con todas sus virtudes y defectos y, valore lo poco o mucho que por él haga.

De seguro alguien llegará y no en un carruaje de calabazas ni en una alfombra roja, simplemente llegará llevando en sus manos el amor que esté dispuesto a ofrecer sin ninguna limitación.

Mamá siempre le decía que el amor era cosa de grandes, pero, aun así, Eliana sigue considerando que también es cosa de valientes y locos; es cierto que aún estaba pequeña y probablemente confundía una simple ilusión con el sentimiento más profundo y verdadero que en algún momento en su vida iba a experimentar.

En cierto punto tenía razón, nadie se había fijado en ella, nunca, no era una niña fea, pero, aquello a lo que llaman encantos femeninos tampoco relucían aun, es cierto, que iba a saber una cría de temas tan especiales como el amor.

La distancia de la casa a la calle principal, recorrer quince minutos diarios a pie por aquel callejón y escapar de ser devorada por los treinta y más de perros que tenía la vecina solterona.

Así se le conocía porque nunca se casó después de la decepción que se llevó, se dice que el amor de su vida le propuso matrimonio, estaba tan enamorada de él, pero, el día de su boda la dejó plantada en el altar.

Nunca más en su vida volvió a saber de él, aquella sonrisa que llevaba impregna en su rostro desde ese momento se suprimió, unos dicen que se fue con otra mujer mucho más atractiva que ella a vivir por Cuenca y otros que una noche antes de la boda lo asesinaron mientras iba de vuelta a casa después de la despedida de soltero que había organizado uno de sus amigos.

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