Capítulo 3: Un ser indefenso que proteger...

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Mientras el profesor escribía unos cuantos ejercicios de números fraccionarios en la pizarra, empezaron a hacer ruido Antonio y sus amigos del fondo del salón, se aprovechaban por que el profesor tenía problemas de audición y tranquilamente podían salirse con las suyas y hacerle bullying a un chico que por su timidez era agraviado siempre.

- ¡¡Todos al niño rata!! –Gritaban y se desternillaban mientras le arrojaban bolas de papel de cuaderno a aquel niño que desde que inició clases se han dado por molestarlo, es un niño indefenso y con actitudes muy parecidas a las de una chica...

- ¡Basta ya! ¡Déjenlo en paz! -Gritó furiosa Eliana...

Podía ser la persona más retraída del mundo, pero sí, algo que no le agradaba para nada era que molestaran a las personas indefensas.

- ¡Tú no tienes nada que ver en esto cuatro ojos! –Le dijo Andrés uno de los chicos más patanes y grotescos que conoció en el salón, muy violento y déspota - ¡Cállate!

Le llamaron así por los lentes que usaba siempre (problemas por los cuales desde muy chica el médico le exigió usar los asientos de botella), para colmo le obligaron a callar...

- ¡No me llames así! –Trató de defenderse – ¡A mí nadie me manda a callar!

Fue entonces cuando el profesor se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, intervino de inmediato y trató de calmarlos, con la amenaza de que si una vez más llegaban a portarse de esa manera les enviaba con la orientadora, o como comúnmente la conocían: la loquera.

Tal vez para ese momento de su corta existencia aún miraban la vida de manera diferente, todo les parecía o bien tétrico o bien jocoso, nada se tomaban en serio...

Al salir al recreo, Eliana miraba a aquel chico indefenso desde la ventana del aula, había llovido y prefería estar dentro... se encontraba solo, leyendo un libro que desde lejos alcanzó a leer su título.

No tenía amigos y tampoco hacía el menor esfuerzo por conseguir alguno, el aspecto de su rostro solo reflejaba repugnancia por cualquier persona que se le acercara, por lo que le era complicado acoplarse a cualquier actividad grupal enviada desde el colegio en cualquier asignatura como integración del curso...

Antonio y sus secuaces de nuevo a molestar, esta vez sí tenían aspecto de que no se dejarían pasar una humillación más como la que habían pasado hace unas horas en matemáticas por culpa del flaco cuatro-ojos... ningún profe canoso los iba a molestar esta vez...

Contaban con ventaja...

- Hola estúpido, ¿A qué juegas niñita? ¿Qué lees baboso?

- ¡Sabes que sólo queremos ser tus amigos! –Con esa ironía y repugnancia que siempre hablan aquellos que se creen superiores a los demás por hacer obedecer sus órdenes a golpes...

- ¡Invítanos a jugar a las muñequitas contigo!, estúpido

- ¡Déjenme en paz! –Trata de evitarlos, pero le es difícil pues lo persiguen y acosan tratando de herirlo un poco más...

- Nadie te va a defender ahora idiota, ¡vamos defiéndete niñita!, -Le dice Antonio mientras le empuja como queriendo que este caiga al piso – ¡Ahora no está tu adorado profesor de matemáticas!

Ha sonado la campana, es momento de ingresar a las siguientes horas clase, una vez más, salvado por la campana...

- Te tengo en la mira cuatro-ojos, de nosotros no te vas a librar fácilmente – Andrés es quien amenaza esta vez y con un golpe fuerte en el pecho le tumba al suelo y lo deja allí... Su libro ha caído en un charco y algunas hojas están destrozadas...

Tal vez Samuel ahora no pueda socializar, pero más tarde tal vez decida abrirse al mundo y contar cual es la razón por la cual él mira a las demás personas con arrogancia...

Mientras ingresan al aula Eliana tropieza con una chica, parece amigable, de inmediato le pide disculpas, sabe que fue su torpeza por estar mirando hacia donde estaba triste Samuel...

- Hola, soy Brenda, disculpa me he distraído con mis amigos y no te he visto... -Es amigable y su sonrisa expresa toda la sinceridad del caso, o al menos es lo que aparenta...

- Hola, no hay problema, soy Eliana es un gusto conocerte... - No se siente convencida, pero si esta vez no quiere quedarse sola a pasar los recreos mientras mira a los demás corretear por los pasillos deberá aprender a lidiar con las sonrisas llenas de hipocresía que se le crucen por el camino.

A Tamara, muy por el contrario, le ha parecido una chica muy genial, alegre y sobre todo bonita. Cada persona que conoce le es especial y como siempre termina conociendo nuevos amigos, deja sola a Eliana en cualquier rincón, cuenta con un carisma excepcional, sabe hacer amistades al paso... Casi nunca está sola...

- Buenas tardes mamá...

- Hola pequeña, ¿Cómo te ha ido hoy?...

- Bien mamá, solo he hecho una amiga, su nombre es Brenda y Tamara a quien ya conoces.

- Me alegro mi niña, espero que Brenda sepa ser una buena amiga y que todo vaya bien –Si supiera como le ha ido este día aparte de Brenda y Tamara.

No puede contarle lo que ha pasado con Antonio y sus amigos abusivos, no ahora, tal vez en algún otro momento todo se arregle con ellos y puedan ser amigos. Tal vez...

Puede haber secretos detrás de las miradas de arrogancia de Samuel...

LIMERENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora