Cientos de veces he pensado que lo mejor que me podría pasar en la vida es sin duda alguna retroceder el tiempo y valorar aquello que algún día en la vida perdí... me es inexplicable como es que los errores que se cometen sin pensarlo dos veces, más...
Caminan juntas hasta el bar del colegio, Brenda llevaba un laso de cintas de colores en el cabello y una bufanda para el frío, mientras mira que comprar, alguien se le acerca, es Cristina la prima de Samuel, muy diferente a él, ella sí que es sociable y con una belleza corporal que a todos los chicos trae atontados, aunque muy pocos conozcan realmente los problemas mentales por los que día a día va atravesando...
- Hola Brenda, creí no volver a verte nunca más han pasado algunos años desde que tus padres te apartaron de mi - parecían conocerse de años, y con un abrazo muy fuerte sonreían.
- Me alegro de verte Cris, ¿Cómo has estado? -Muy curiosa le pregunta Brenda
- Super bien, la vida no ha sido fácil para mí, papá nos abandonó y yo ahora solo vivo con mamá. -Mientras habla de su padre sus ojos se desbordaban en lágrimas, como si una espina estuviera clavada en su corazón...
Y como no estar mal si cuando sus padres estaban juntos fueron verdaderamente felices, aún no entiende por qué su padre renunció tan fácilmente al encontrar a aquella mujer trepadora que simplemente les arrebató una parte de su alegría, sin valorar el nivel de tristeza que dejaría en el corazón de su esposa y su pequeña niña.
No tuvieron noticias de él después de que decidiera marcharse...
- Lo siento mucho, debes extrañarlo demasiado, pero, sabes que estoy aquí para apoyarte – Indicaba Brenda mientras le pasaba un pañuelo para que se secara las lágrimas de las mejillas y un cálido abrazo le cubriera para consolarla.
- No te preocupes, ya pasará, lo he superado poco a poco -Con la voz entrecortada y secándose las lágrimas que recorrían sus mejillas trató de fingir que todo estaba bien
...
Desde muy pequeña había sido la consentida de mamá y papá, todos sus caprichos y deseos le eran cumplidos, Francisco amaba tanto a su pequeña Cristina, pero un día llegó a sus vidas una mujer no tan hermosa, pero sí más joven que su mujer, de cabello largo y teñido de rubio que buscaba trabajo, y Francisco se lo concedió como asistente contable en la Empresa de la familia, ésta usó sus encantos femeninos para conquistarlo y al poco tiempo de conocerse él decidió dejar su familia por aquella mujer...
Cuando se encontraba haciendo las maletas Cristina lo miraba desde la puerta y con lágrimas en los ojos le decía:
- Papito, ¿A dónde vas?, !!!!no te vayas¡¡¡, me harás mucha falta... - Y corriendo fue y lo abrazó por la espalda tan fuerte y Francisco también lloró, pero estaba tan decidido a irse y destruir su familia por culpa de esa mujer...
- Nunca olvides que Te Amo... me tengo que ir... - Había decidido experimentar nuevos mundos y con la mujer que ahora amaba...
- ¡No te vayas! ... ¡papáaaaaa! ..,
Mientras bajaba las escaleras con las maletas, Cristina lo miraba destrozada desde el pequeño balcón, llegó el momento de despedirse de su esposa, no quería ni mirarlo, cómo pudo preferirla a ella que apenas la había conocido, botó a la basura aquel matrimonio de 8 años felices... Estaba muy enojada y no se permitía llorarle ni una sola lágrima a aquel infame que decidió dejarlas...
- ¡Adiós mujer! cuida bien de Cristina, te enviaré dinero y cartas para ella... y cuídate tú...
- !No vuelvas jamás! - Y de un fuerte golpe le cerró la puerta en la cara y se echó a llorar como un niño pequeño que ha perdido su juguete favorito...
Cristina miraba desde la ventana algo empañada por la suave lluvia que caía cómo festejaba con aquella mujer su salida triunfal al mundo exterior, con un largo beso en los labios mientras la abrazaba de la cintura, gesto que jamás había visto cuando papá y mamá estaban juntos... Por fin estaba libre de tener que cuidar de dos mujeres que aparte de amarlo le sacaron canas verdes cada mañana, tarde y noche...
El taxi los esperaba, metió las maletas al baúl del auto y enseguida le abrió la puerta a aquella mujer para que se subiera, regresó la mirada hacía la ventana desde donde lo miraba su pequeña niña y ella se ocultó entre las cortinas, enseguida se metió al auto y este arrancó en dirección al olvido...
Y aunque nunca hubieran pensado lo peor, Francisco desapareció aquella tarde de sus vidas sin dejar ni un solo rastro, desde entonces les ha sido difícil de entender por qué nunca más tuvieron noticias de él y tampoco cumplió con enviarles las cartas y el dinero del que habían acordado para que Cristina pudiera estudiar...
Cristina ha crecido desde entonces en un ambiente difícil, Isabel, aunque la ame con toda su vida es muy injusta con ella, la culpa de la ausencia de Francisco y que las abandonó porque se cansó de mantenerlas y encontró a otra mujer mucho más joven y menos latosa.
...
Habían pasado gran parte del recreo sentadas en las bancas que quedaban bajo el árbol de tilo detrás de las aulas de los chicos de tercer año, tratando de consolar a Cristina que por más fuerte que parecía también pasaba por grandes problemas con su familia, que por más rosa que pintara su vida no dejaba de ser una cruel pesadilla muy lejana a los cuentos de hadas que muchos le dibujaban por ser una mujer bonita.
Eliana y Tamara las miraban del otro extremo de las bancas, asombradas, jamás imaginaron que la niña guapa del colegio atravesara problemas tan penosos
....
Era momento de ingresar de nuevo a clases, pero, antes de regresar, Eliana debía terminarse de comer la ensalada de frutas con dulce de mora, pero por accidente mientras corría de vuelta al aula tropezó y regó todo el dulce en la camisa de Leonel.
Muy tímida y sin saber que hacer pidió disculpas y empezó a limpiar las manchas del dulce de mora de su camisa con sus puños, de pronto se dio cuenta que Leo no había pronunciado palabra y que muy atento solo la miraba.
Ambos atontados mirándose fijamente a los ojos, dos almas que desde ese mismo instante desprendieron fuego...
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