One Shots (Ariana Grande y tú)

Tu forma de elevarme. (Parte 2)

Narración de ____ en tiempo pasado y presente. 

Volver a casa sola y reteniendo mis lágrimas fue lo más difícil que he vivido en esta inmensa ciudad. Nunca pensé que Ariana me haría sentir así y creo que me afectó más de la cuenta entender que de quienes menos lo esperamos nos vemos desilusionados.

La brisa fresca golpeaba mi cara y sonreí de forma nostálgica al recordar esa tarde en la que llegué a casa de mi tía y apenas abrí la puerta corrí a abrazarla y sollozar en su hombro. Ella no entendía muy bien y tampoco le expliqué con detalle lo que había pasado, pero como toda persona adulta que tiene un poco de sabiduría me susurró al oído con su suave voz que uno sólo puede llorar por las personas que de verdad son capaces de hacernos daño, y lo son porque nos importan y ahí caí en cuenta que Ariana en muy poco tiempo se había convertido en alguien que me hacía anhelar algo que hasta ese momento inconscientemente negaba porque no lograba ser capaz de lidiar con la consecuencia de lo que eso significaba.

Extrañamente no he visto a Ariana en todo la mañana y aunque no sé qué pasaría si la viera me desanimó no saber nada de ella.

Por otro lado, algo fuera de este mundo sucedió, cuando fui por mi desayuno a la cafetería en el receso de media mañana me encontré con una compañera de mi antiguo instituto. Era Katie Johnson y teníamos un pasado un tanto comprometedor porque  ella había sido mi primer beso, pero nunca nada más pasó porque ella se vino a vivir a la ciudad y luego de su partida el contacto que mantuvimos fue mínimo y supongo que se debió a que ambas estábamos aún muy avergonzadas para admitir que algo había pasado entre nosotras por lo que me tomó con mucha sorpresa verla caminar con un vaso de café y un muffin en las manos preguntándome si yo era ___ Brown. Nunca pensé que la volvería a ver, porque cuando se mudó parecía ser permanente, pero el destino me hizo saber que nada es seguro y ahora estaba aquí, estudiando en la misma universidad que yo.

Me invitó a sentarme con ella a tomar café para ponernos al día, me contó que la vida en la ciudad era lo mejor que la había pasado y que por nada del mundo quería volver al pueblo, había entrado a la carrera de arquitectura y su madre estaba esperando un hijo de su padrastro. Yo también le conté cómo había sido mi cambio y que llevaba muy poco tiempo aquí como para estar completamente acostumbrada al ruido y tráfico de la ciudad.

Intentamos ignorar el gran tema sobre "nosotras" pero nos fue inevitable llegar a el.

"No, no he estado con nadie últimamente" respondí su pregunta. "¿Y qué hay de ti? ¿hay alguna persona que...? ya sabes, ¿te haga feliz?" inquirí divertida pero con cuidado.

"Nadie la verdad, o sea, he tenido un par de citas pero es muy difícil encontrar a alguien compatible en estos días, supongo que pese a que este lugar sea perfecto las chicas de aquí no son mi tipo" la pelirroja se encogió de hombros resignada y tomó un sorbo de su café.

"No digas eso, de seguro encuentras a alguien que sea compatible contigo" la animé.

"Bueno, en parte sí he encontrado, quiero decir, hay un montón de chicas lindas con las que pasar un buen rato pero nadie parece encajar conmigo, ¿sabes?" yo temía que tuviera la valentía de mencionar algo sobre nosotras. "Desde que tú y yo..." Oh Dios. La tuvo. "Desde que pasó, nuestro beso..." movió sus manos explicando. "Y luego repentinamente tuve todo este cambio de ciudad y de vida, siempre quedé con la duda de que lo podríamos haber sido." confesó con tanta timidez que provocó que mi corazón se encogiera de ternura.

Sentí que debía responderle con honestidad porque después de abrirse de esa manera conmigo y revelar sus sentimientos acerca de algo que pasó cuando teníamos doce años decía mucho de su madurez y sobre todo me gustó su delicadez para hablarlo.