Perú, desde muy pequeño demostró su gusto y aprecio hacia los animales; Algo raro para una familia donde dos de sus hermanos eran alérgicos a estos.
—Perú, no puedes tener un gato—negó el español al su hijo menor
—¿porque?—le preguntó por enésima vez, como si no supiera el porqué
Pidiendo paciencia eterna al cielo, buscaba él como explicarle a su hijo menor con formas lógicas el porqué no podía tener un dichoso gato.
—jefe, ¿qué está haciendo?—preguntó si hijo mayor
Los dos hijos de España, veían con extrañeza a su padre que por alguna razón tenía los brazos extendidos en dirección al cielo, casi juraban que lo vieron moverse de un lado al otro de esta forma.
Por alguna razón los tres presentes se miraron, dando un incómodo silencio.—¿y...puedo tener un gato?—preguntó entusiasmado el peruano
—No, y antes de que digas "porqué"—dijo lo último con comillas imaginarias que hizo con sus dedos—mira hijo, yo te dejaría tener al gato, pero vez a ese ser que está en el sofá, bueno té lo presento es tu hermano y es alérgico a ellos, te presento a Argentina, por si no lo conoces tampoco—menciono al otro que no se encontraba en el lugar—él también es tu hermano y es alérgico a la pelusa de los animales
El peruano solo hizo un mohín con sus labios, dando un adorable puchero, con desgano solo se retiró a sentarse en el sofá donde se encontraba su hermano mayor con los brazos extendidos.
Ya estando entre los brazos de este, acuno su rostro en su pecho y en un pequeño murmuro dijo:—con un no, basta
—era la onceava vez que papá de decía que no—dijo el mexicano acariciando el cabello alborotado de su hermano
El depresivo estado de su hermano, le hizo sonreír porque solo era una pequeña decaída del momento como las otras veces que con mimitos y dulces se solucionaría. Pero también con la compañía de dos personas que su menor estimaba mucho.
—¿USA o Rusia?—mencionó
—a mi rusky, tú andas en chanclas y dudo que USA quiera verte así...—murmuro aún en su pecho
—Rusia será
Y como pudo agarró su móvil de su bolsillo posterior, para marcar el número del novio de su hermano
—¿хорошо?—preguntaron al otro lado de la línea
—Tráete lo más dulce y tus patas aquí, tenemos un 247, repito un 24-
—¡México déjate de webadas!—le pego en el estomago con su puño—Rusky, solo necesito que vengas...
—Я там менее чем за 5 минут—dijo para cortar la llamada