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¡Advertencia! Este capitulo puede contener lenguaje explícito, además, de maltrato y abuso psicológico.

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Se secó las lágrimas que recorrían sus mejillas y siguió leyendo alguna de las otras páginas.
No había mucha diferencia, aquel chiquillo estaba pasando por un infierno, al igual que su madre, algo desastroso para un niño de su edad.

La primera vez que vio a Jackson y este mismo se presentó, se deleitó unos minutos en mirarlo de arriba abajo. Incluso cuando ya sabía que este le caía mal, le miraba en la distancia intentando descifrar el por que de su comportamiento tan genial con todos.
Y después de leer esas páginas, se dio cuenta de que el único capullo desde el principio había sido él.

Sin poder evitar que las lágrimas dejasen de salir, se acercó y sentó junto al pequeño Jackson en la cama. Su rostro dormido tenía rastro de lágrimas secas y eso le partió el corazón un poco más.
Acaricio su pelo suavemente y aspiró ese olor que tan familiar se había hecho en apenas un día.

—Cuando toda esta mierda acabe... ¿podrás perdonarme?— se escuchó a sí mismo sollozar sin dejar de acariciar al muchacho.

Se levantó de golpe al sentir ruidos en la planta baja del hogar. Salió despacio de la habitación del muchacho y se asomó por encima de las escaleras. Pudo diferenciar a una pareja discutiendo y la mujer tenía el mismo aspecto que la madre de Jackson.
Definitivamente eran los padres del muchacho.

Bajó despacio como si realmente alguien pudiese verlo quedándose en la puerta de la cocina.

—¿Acaso no sabías que hoy era su cumpleaños?— la madre sollozaba tomando distancia del hombre.

—¿Y tú acaso no entiendes que me importa una mierda tu puta vida y la de tu hijo bastardo?— el hombre llevó la botella de alcohol a los labios y dio un gran sorbo.

—Tú hijo no es ningún bastardo... necesita a su p-padre...— la mujer no terminó de hablar cuando el hombre ya había dejado una bofetada en su mejilla.

—Eres una puta, una maldita puta y quiero que te calles. Te tiene que quedar claro que tu y ese inútil solo servís para ganar dinero.— dejó otra bofetada haciendo que la mujer cayera al suelo.— Por tu culpa estoy así, sin que nadie me quiera. Por culpa de una puta.— el hombre empezó a reír de nuevo mientras se acababa la botella.

La tiró contra el suelo haciendo que se estallara en mil cristales.
Mark se acercó rápidamente, consciente de que no podía hacer nada, y vio como el labio de la mujer sangraba.

—Y ahora voy a darte la recompensa que tanto deseas todo los días.— empezó a quitarse el cinturón acercándose despacio a la pelinegra.

—¡No! Por favor, no la pegues. Por favor papá.— Jackson apareció en su campo de visión y Mark pudo estar seguro de que nunca había tenido tanto miedo en su vida.

—Hijo vuelve arriba. Cierra la puerta y quédate allí. Obedece— su madre, aún en el suelo, retrocedía sin poder mirar a su hijo.

—Yo no soy tu padre maldito inútil. Das asco, tú y tu madre— Jackson iba a protestar pero un puñetazo en su pómulo derecho hizo que se desmayara rápidamente.

Mark se acercó todo lo rápido que pudo e intentando sujetar al pequeño Jackson, aunque inútil, por lo que lloró aún más debido a la impotencia.
Levantó su mirada y visualizó una puerta, su puerta de salida, detrás de todo aquel espectáculo. Pero no quería irse, sabía que no era real, pero no podía dejar allí a Jackson solo.

Por culpa del destino》MarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora