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Yena estaba sentada en su silla del escritorio de su habitación, frunce sus labios cuando nuevamente tiene que borrar el ejercicio que sabía que estaba malo.

Eran aproximadamente la una o dos de la madrugada y Yena seguía despierta intentando acabar y resolver unos ejercicios de matemática que debía entregar ese día temprano, había intentado resolverlos desde el día anterior pero ella misma se había distraído haciendo otras cosas. Bufa, apretando el lápiz que su mano sostiene, llevando una de sus manos a su cabello el cuál tira por unos segundos regañándose por ser tar inútil y no prestar tanta atención a la explicación como debía, Yena perdió el poco autocontrol y empezó a soltar lágrimas de frustración y decepción hacia sí misma, apoyando sus codos sobre el escritorio y su rostro sobre sus palmas de mano, escondiéndose ahí.

No estuvo ni un minuto en ese estado cuando sintió como unas manitas más pequeñas que las suyas tomaban sus manos para obligarla a sacarlas de su rostro, viendo a su pequeña novia preocupada y triste mirándola.

—¿Unnie?.—abulta sus labios cuando la oye sorber su nariz, la menor supo que a su pareja le pasaba algo malito por lo que rápidamente se sentó en las piernas de su Yenita unnie como si fuera a pedirle regalos a Santa, acunó el rostro de su novia entre sus manitas.—¿Porqué estás triste, unnie bonita?.—preguntó con preocupación, acariciando las mejillas de su mayor.

Yena inhaló y exhaló para calmarse, eran muy pocas las veces que lloraba, y si era así no lo hacía cuando estuviera con Yuri, odiaba que la viera en ese estado, no le gustaba que su novia la viera llorar porque automáticamente se sentiría mal y podría terminar llorando también.

—Yo...—Yuri abulta sus labios más, mirando a su novia mientras ésta aún sin responder le miraba y dejase que agarrada sus mejillas.—L-Lo siento muchísimo u-unnie, seguro hice algo malito y-y por eso... tú lloras.—murmuraba cada una de las palabras con un sentimiento de culpa que fue transmitido en segundos hacia Yena, quien comenzó a negar con su cabeza pero siguió sin decirle nada.

Yuri era tan inocente, que creía que ella tenía la culpa de que Yena estuviera llorando, y a Yena eso le causaba gracia y ternura pero en éste momento no lo estaba demostrando y eso era lo que hacía que Yuri siguiera culpándose.

—Tal vez... no soy lo suficientemente b-bonita o n-no te hago la unnie más feliz, lo siento y-y...—Yena no aguantó otro segundo más en el que su pequeña estuviera echándose la culpa y unió sus labios en un corto beso, y en cuanto se alejó del rostro de su novia, ríe bajito al ver su expresión.

—No vuelvas a decir eso, Yuri.—habló finalmente, acariciando sus cabellitos lacios con sus dedos, mostrándole una pequeña sonrisa a la menor.—Me haces la unnie más feliz día a día, bebé.—acuna las mejillas de su novia para atraerla y besarla nuevamente, más largo, más lento, todo muy suave, Yuri correspondió torpemente su beso.

Pronto, ellas estaban teniendo una pequeña sesión de besos en cuanto la más pequeña comenzaba a pedir más sus besitos cuando se alejaban del anterior, Yena no podría negarse a dicha petición ya que, también extrañaba los labios finos de su pequeña Yuri. Continuaron así, Yena había olvidado por completo que era lo que había puesto en tanto estrés y le había alterado, pero ahora, su rayito de luz, su linda bebé, estaba aferrada a sus hombros mientras besaba y seguía dando besos, cortos, largos, a la mayor.

Unieron sus frentes, sonriéndole la una con la otra por el inmenso amor que sentían de manera mutua.

Mientras que Yuri recargaba todo la admiración y el Amor hacia Yena con sus lindos ojos, Yena estaba pensando en lo lejos que habían llegado juntas, y pensar en eso la hizo tan feliz a pesar de que tuvieron unas cuantas dificultades por parte de la familia de la menor de edad, aún así eso no pudo separarlas, Yena había luchado tanto por permanecer con Yuri y así lo estaba ahora, por eso, disfrutaba de cada gesto de su pequeña de día a día.

No era la primera vez que Yuri la encontraba triste, pero sí era la pileta vez que la encontraba llorando. Yuri se había puesto tan triste cuando vio a su unnie bonita así.

—¿Qué puede hacer Joyul para que Yena unnie ya no esté triste?.—pregunta en un suave susurro, acomodando los cabellitos revoltosos de su novia tras sus orejas, Yena se sentía mimada cuando su novia la trataba de esa manera tan dulce.

—Gracias princesita pero, no creo que puedas ayudarme a estudiar, no logro grabarme nada del tema y seguro voy a reprobar la prueba.—suspira con pesadez, recordando nuevamente todo el estrés que tenía, Yuri frunció sus cejitas y se alejó un poco de la mayor, para voltearse y sentarse sobre sus piernas igualmente pero dándole la espalda mientras sus manitas se dirigen a las hojas, libros y cuadernos que su pareja tenía encima del escritorio.

Yuri comenzó a leer rápidamente, a pesar de desbordar su ternura e inocencia, ella era muy buena estudiante y a diferencia de otras personas, era de ese montoncito que les gustaba asistir a la escuela y clases.

—Bebé, ¿qué estás-?

Yuri soltó un pequeño y corto "¡ajá!" Para luego continuar con otras palabras mientras seguía leyendo hojas y más párrafos, tomando el lápiz  que permanecía en el cuaderno de la mayor, concentrándose totalmente en lo que sus ojos estaban viendo.

Yena la dejó completamente tranquila hacer lo que sea que hacía, mientras abrazaba de la cintura y espalda a su pequeña cuando Yuri se volteó un poco para verla.

—Ya está unnie, lo entendí muy bien todo.—sonríe con bastante ternura y agita las hojas en sus manos, en cambio Yena se encontraba perpleja en su lugar, ¿cómo qué su princesita sí había entendido y ella no? Demonios, que mal era para el estudio.—¡Vamos! Te ayudaré a estudiar unnie bonita, saldrás muy pero muy bien en tu prueba.

Y Yena no se negó, estuvieron casi toda la madrugada despiertas mientras la pequeña de manera dulce le explicaba todo y qué sorpresa que Yena lo estaba entendiendo.

Una vez que cayeron dormidas y llegó la mañana, las dos chicas se asearon y alistaron para ir sus clases. En cuanto llegaron, como siempre, Yuri corría hacia Minju y Chaewon caminaba a pasos normales hacia Yena para saludarla, con Yena hablándole de su prueba en minutos cuando Yuri se acerca dando saltitos.

—Mucha suerte unnie, hice estas fichas para ti, léelas antes de entrar al salón, ¡te amo mucho!.—le entrega sus fichas y se estira sobre sus puntitas de sus pies para besar su mejilla y salir corriendo hacia su salón tirando de la mano a Minju con ella.

Yena sonríe tontamente mientras baja su mirada hacia las fichas, riendo adorable cuando lee y observa las fichas con dibujitos de lápices de colores escarchados y palabras de animación.

Su novia era un dulce pastelito de miel.

Su novia era un dulce pastelito de miel

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 Honeypie ੈ ♡‧₊ yena + yuri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora