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Mark mordía su labio inferior fuertemente mientras era empotrado por su alfa. Había despertado sudoroso y empapado de su lubricante natural que suponía, su celo había comenzado en algún punto de la madrugada y los primeros rayos del sol.

Había despertado al americano con jadeos y gritos de dolor, a lo cual John se había despertado exaltado, cayendo de la cama preguntando una y otra vez: ¿Qué? ¿Qué?

Habria sido gracioso si solo se hubiese despertado con ganas de follar y después volver a dormir después de uno o dos orgasmos.

Pero, ahora era ligeramente más diferente ya que, un omega en celo era equivalente a estar teniendo sexo todo el día. No querrían parar y estarían follando como conejos hasta desvanecerse rendidos después de dos o tres días seguidos de tanto acto.

Mark se avergonzaba un poco de la naturaleza casi felina de su persona. El, siendo un omega, se comportaba más como una gata desesperada por pollas estando en sus días, más que como un lobo en sí. Le rogaba a su alfa ser tratado con rudeza durante el sexo, lloriqueando y gimiendo agudo mientras era penetrado. Para después ser mimado con besos dulces y caricias delicadas como si de una pluma rosase su piel en vez de los dedos asperos de su pareja.

⎯...¡¡OH... Uhm!! ¡¡J-Johnny, más, más!!

El moreno estaba golpeando fuerte y rápido la próstata del menor, gimiendo por lo bien que se sentía su interior suave y caliente envolviendo su polla mientras le susurraba al oído a su chico que lo usaría como su puta hasta que su celo acabara. Que se vendría dentro suyo y le daría a sus cachorros.

Todo tan explicitamente que lo aventaba cada vez más a explotar y dejarse ir.

⎯ ¿Me darás cachorros, bebé? ¿Mhm?

El menor asintió mientras balbuceaba.

⎯ S-si, ¡Si!

John sonreía mientras embestia brutalmente a su chico, imaginándose cuidando a su omega embarazado con una pancita enorme.

El solo hecho de dejarlo embarazado lo ponía a mil. Le excitaba tanto que sólo adelantó más el proceso.

Una cuantas embestidas más y había llenado la rosada entrada con su semen. Creándose aquel doloroso nudo que los dejaba incomodamente unidos pero que, les daría buenas recompensas en un futuro muy cercano.

⎯ No sabes cuanto te amo, pequeño.

Mark sonrió mientras sus ojitos se llenaban de gruesas gotas saladas que bajaban de a poco al imaginarse a ambos con su pequeño bebé en brazos de ambos. Observándolo dormir, jugar, comer...

Diablos, odiaba sentirse tan sensible en sus épocas de celo.

Era un momento tan especial. Tan íntimo entre ambos.

⎯ Yo también te amo, cariño.

⎯ ¿Sabes qué para prosperar también tienes que poner de tu parte, cierto? No puedes solo hablarle así por que si, Yong

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⎯ ¿Sabes qué para prosperar también tienes que poner de tu parte, cierto? No puedes solo hablarle así por que si, Yong. No está bien⎯ Le
reprendió al adolescente, tal cuál un padre a su cachorro. Molesto.

El rubio rodó sus grandes y expresivos ojos hastiado. Donghae debería estar de su lado, ¡no apoyar al vejete!

⎯ ¿Y por qué no está bien, eh? Yo solo le dije la verdad, no le amenace de muerte ni nada por el estilo así que deja de regañarme y mejor tráeme helado.

El guardaespaldas suspiró. ¿Cuándo iba a aceptar que el señor Jung sólo quería verlo cómodo en el que sería el nuevo hogar de ambos? Taeyong era un chico callado, tímido pero muy expresivo a la vez, era confuso para muchos que lo conocían por primera vez o solo de vista. Más no para el que lo había visto crecer y le había cuidado hasta el día de hoy. El maravillosa la manera en la que Taeyong podía desenvolverse más o menos bien en un lugar que no fuera su antiguo hogar en Italia junto a sus padres.

Donghae tenía más que claro que el rubio nunca pudo ser quien verdaderamente era en la residencia Lee. Tan oprimido e intimidado que le daban unas inmensas ganas de plantar las balas de su pistola en la frente de cada uno de aquellos idiotas. Rezando a San lobo cada noche para que salvara al omega de aquel mal ambiente.

El sin dudas creía que Jung Yoon-oh era aquel ser mandado por San Lobo a rescatar a su protegido.

Y después que su ex jefe, el patriarca Lee, le dejara acompañar al omega a su nuevo hogar, se encargó de buscar y re-buscar el pasado del alfa que había comprado al rubio. Se encontró con que el hombre jamás había lastimado a ninguna persona en su vida, ni siquiera una mosca. Le sorprendió. Realmente lo hizo.

Porque, ¿Que líder de una mafia no ah sido autor de un homicidio antes? ¿Cuántos líderes no han hecho salpicar sangre con sus propias manos?

Casi no se la creyó. Pensó, ¿Y si había pagado por limpiar sus antecedentes?, pero no. Yoon-oh no lo había hecho. Más sin embargo, tenía personas que lo hacían por el. Pues como el decía siempre:

" Todos nacemos sin pecado pero, al iniciar tu camino por la vida, los hechos se van escribiendo en tu hoja de vida."

También había descubierto que Jung era un alfa muy complaciente. Era dulce, como un postre. Se había dado cuenta por lo que Taeyong le había contado al relatarle como el mayor le regalaba un sin fin de regalos tan caros como gemas preciosas y ropas finas. Zapatos, bolsos, muebles.

Incluso una isla con el nombre del omega malcriado.

Era por eso mismo que defendía al hombre ante el chico. Sabía que el amor no se podía comprar, pero creo que ni siquiera Yoon-oh sabía eso. Quizá el solo quería mantener contento a Taeyong en su burbuja y que el mismo omega se acercara a el con el tiempo.

Era admirable para el la paciencia que manejaba el alfa con respecto al rubio.

⎯ No te voy a traer helado hasta que tu actitud cambie. Ni tu madre ni yo te enseñamos mal el respeto, Lee Taeyong, así que ve y disculpate con el señor Jung.

Taeyong abrió su boca para replicar pero, una tercera voz se hizo presente. Sorprendiendo a ambos.

⎯ ¿Y este escándalo?






𝑨𝒎𝒐𝒓𝒆 𝒎𝒊𝒐▪︎🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora