El Cardenal del Pecado

Capítulo 5 Guerra en la plaza Parte 6

Gran Bosque de Tob, Monumento de Ruina

Shalltear se paró en el claro frente al Monumento de la Ruina. Podría haber abierto los portales en Nazarick, pero no quería correr el riesgo de que cualquier enemigo pudiera escapar. Incluso si la mayoría de ellos fueran enviados por inconsciente. El área estaba bordeada por el anciano y el maestro guarder de Nazarick. Su brillante armadura plateada y dorada hacía parecer como si se hubiera colocado un enorme anillo adornado alrededor del claro.

Fue agotador, pero un trabajo necesario. Estaba coordinando los portales dentro de Kami Miyako, así como transmitiendo información a través del hechizo Mensaje. Ella estaba preparada para eso. Había un grupo de Nazarick Guarders detenidos. Estaban atrapados en el Reino Santo. Habían apestado, así que ella había ordenado a los Guardias que los sumergieran en el río cercano antes, y ahora estaban temblando de frío. Eso no fue una preocupación. Eran prisioneros.

Hizo un gesto para que le trajeran uno. El guardia no muerto obedeció, arrastrando al humano recién luchado hacia ella. Shalltear extendió la mano, su boca se contorsionó en un anillo de dientes que rápidamente hundió en el cuello del hombre. Apenas gritó antes de quedarse en silencio. Por lo general, si recibía demasiada sangre, se volvería una loca, pero a medida que gastaba energía en los portales, podía darse el gusto sin temor a perder el control.

Shalltear se lamió los labios mientras se retiraba del cuerpo ahora desecado. "Ah, mucho mejor", suspiró cuando el guardia se llevó el cadáver escurrido y arrugado. Se agregaría a los demás y se reciclaría como alimento para algunos de los otros habitantes de Nazarick. No desperdiciaron carne humana.

Delicadamente, Shalltear levantó una mano, usando la punta de su dedo para limpiar una pequeña gota de sangre mientras miraba a la masa acurrucada. "Deberías sentirte honrado de que tus vidas estén sirviendo a Lord Ainz", les dijo. Realmente, estos seres menores deberían estar agradecidos de que sus lamentables vidas tuvieran un uso. "Me estás ayudando a mantener estos portales abiertos durante el tiempo que mi Maestro los necesite", explicó felizmente.

Ella tenía múltiples portales abiertos. Las catacumbas de la Teocracia Slane estaban protegidas, por lo que no podía abrir un portal dentro de ellas. Era lo mismo que aquellos que habían entrado en los túneles no podían conectar un hechizo de mensaje a los de afuera. Pero había maneras de evitar ambos problemas.

Los espectros y Hanzos habían mapeado las catacumbas y sus entradas. Entonces había abierto portales justo encima de esas entradas. Y aquellos dentro de los túneles podrían transmitir hechizos de mensajes a lo largo de una línea de visión. Cuesta un poco en mano de obra, pero el mensaje fue transmitido a alguien parado al lado de su portal. Luego lo enviaron a aquellos que necesitaban escuchar, incluida ella misma.

Pandora se ocupaba de la comunicación para aquellos en la Gran Plaza, incluido su Maestro. Afortunadamente, las cosas parecían ir de acuerdo al plan allí. Igualmente agradecido, Lord Ainz había dado permiso para que Demiurge y ella abandonaran sus misiones si necesitaba ayuda. Ninguno de los Guardianes quería eso, pero estaban agradecidos de que hubiera escuchado su pedido. Ninguno de los Guardianes quería al Ser Supremo en peligro. Era su trabajo garantizar su seguridad.

Se abrieron varios portales para ayudar a quienes asaltan los tesoros de la Teocracia Slane. Los muertos vivientes en esas misiones aparecieron aquí brevemente antes de pasar por el portal frente al cual estaba parada. Fue el único que condujo directamente a Nazarick. El nivel superior al menos. A partir de ahí, Aureole Omega vería que el tesoro fue depositado de forma segura en un nivel más profundo de la Gran Tumba.

Ahora estaba coordinando varios equipos que apuntaban a los Cardenales y las Escrituras, aunque estaba esperando que regresara el equipo de Demiurge. Iban tras los artefactos de la Teocracia Slane, incluida la [Caída del Castillo y el País]. Estaba esperando su regreso.