FIRE

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Todo había iniciado con un “¿Dulce o truco?” de parte de su amigo la semana antes de Halloween.
Bromear sobre el día de brujas, presagiando con ello la diversión que buscarían esa noche era una práctica común entre ellos. Una tradición.

Truco. Respondió al joven de cabellos azabaches sonriendo para sus adentros luego de presionar la tecla enviar.

Había estado conteniendo una necesidad casi física de permitirse ser libre, de dejar de reprimir aquellos impulsos que nacían en su pecho y le ordenaban dar adrenalina a su vida hasta perderse en el éxtasis sin control.

Una semana después, en la noche de Halloween cuando Brendon le marcó al trabajo lo supo. Esa era su oportunidad.

Brendon jamás había sido un hombre de palabra o de consideraciones, ni siquiera un sujeto con buenas intenciones, pero definitivamente sabía cómo hacer vibrar cada una de las células del menor hasta que el pulso le reventara las venas en puro goce. Por ello cuando el chico de cabellos castaños encontró aquella gran caja de madera frente a su puerta con un enorme moño rojo y el logo de la empresa “piccolo giocattolo” algo en su interior se estremeció de emoción.

No le importaron las miradas curiosas de sus vecinos, ni el absurdo peso de aquella caja que casi le rompe la espalda, tampoco le importaba que aquel logo brillante e innecesariamente grande fuera el de la conocida empresa de juguetes sexuales donde su amigo trabajaba como diseñador. El chico solo quería mover aquella estructura rectangular al interior de su hogar y disfrutar su contenido.

Las puertas se cerraron tras él, una tras otra, y con ello todas sus ataduras e inhibiciones se quedaron lejos de su lugar feliz, donde las miradas reprobatorias y las leyes de los hombres no existían.

La euforia subió por su garganta hasta impedirle respirar adecuadamente. Las manos le sudan en emoción y una sonrisa casi insana le ilumina el rostro. Allí en esas cuatro paredes él es Tyler; un hombre joven, un hombre libre, un hombre que no debe limitarse en la seguridad que aquellas cuatro paredes aislantes de sonido le ofrecen.

Enciende la luz, dejando que aquella sala se ilumine en tonos rosáceos neón. Con una barreta abre con religiosidad aquella caja que desde hace unos minutos había comenzado a moverse sutilmente.

La madera es abierta y el corazón de Tyler golpea contra su pecho con dolorosa fuerza. Sus dedos tiemblan expectantes mientras se adentran en el mar de espuma de embalaje y la respiración se le detiene de golpe cuando por fin encuentra su tan anhelado premio.

Tyler sabía que su antiguo compañero de instituto no tenía todos los tornillos en su lugar, quizás por las drogas, quizás por su pasado, quizás porque sólo era un tipo aburrido que buscaba una manera de entretenerse hasta que le llegara la hora. Por eso, cuando encontró aquel muñeco tan parecido al hombre que tanto admiraba no pudo evitar agradecer a todo lo bendito que el individuo de cabellos negros estuviera interesado en él lo suficiente como para hacerle un regalo así.

Tyler se tomó su tiempo para inspeccionar aquella figura. Revisó el rojizo cabello, notando con gran gusto que el tono era exactamente igual al original. Toco la suave superficie al tiempo que media las proporciones con las palmas de sus manos. El ancho del pecho era correcto y la sensación cálida de la maleable silicona le erizaba la piel; tenía pulso, se coloreaba en tonos rojizos con la presión y mantenía una temperatura agradable. Era como piel humana real.

Apartó la mirada de la hermosa figura desnuda frente a él y se concentró en leer las escasas instrucciones que su amigo le había enviado por mensajería instantánea; Era un modelo de prueba con limitadas funciones, apto para el sexo y con una inteligencia artificial capaz de responder a los estímulos. En un futuro aquel prototipo de hombre sintético seria producido en masa, personalizado y distribuido para deleite de los más osados.

BURNING || TYSH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora