Él

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No había soñado con él desde que lo conocí por primera vez aquel invierno helado. Sin embargo, anoche, cuando decidí que finalmente era el momento de dar lo nuestro por terminado, él volvió a escabullirse en mi inconsciente.

Soñé que estábamos con un gran grupo de personas, reunidos en una pileta y él parecía no registrar mi presencia.

Al rato, comienza a acercase a mí, que me encontraba sujeta de un borde en el fondo de la piscina, y me abraza como un koala a una rama.

Yo había oído que él había ido a una fiesta sin mí y ni siquiera me había contado de ello, por lo que no estaba muy contenta. Pero sus abrazos y besos inocentes pronto me ablandaron.

Por mucho que mirara a nuestro alrededor, la gente que nos rodeaba parecía no percatarse de nosotros estando juntos. Como si el mundo no notara que éramos una pareja.

Instantes después, aparezco caminando por el pasillo de una especie de mansión. Se oían murmullos detrás de una de las puertas, por lo que decidí ir hasta allí.

Al entrar en la habitación, había cuatro personas recostadas en una cama de tamaño king riendo y hablando. Esas personas eran él, su mejor amigo, mi hermano y mi hermanastra. 

Él, el muchacho de mis sueños, no paraba de reír y decirme cosas que yo no lograba entender. 

...

Otra vez pasó lo mismo. Después de meses de no hablarle ni verle, ni siquiera en mi inconsciente, esta semana solo soñé con él.

Pero ésta vez no fue un alivio, ni se sintió del todo bien.

Él llegaba a mi casa, vestido con un traje de neopreno, y me saludaba como si estuviera enojado, diciendo mi nombre completo. Mis hermanos estaban presente y lo saludaban como si fueran amigos.

Apenas mis hermanos se fueron, él se acercó y me besó pasionalmente. Casi caímos dentro del armario que estaba abierto.

Lo besé de vuelta, pero una parte de mí se sintió mal al respecto. Había caído en sus manos de vuelta sin siquiera meditarlo.

Su piel bajo mis manos no era la misma, sus labios no se sentían iguales, ni siquiera su perfume, ya no podía olerlo.

Al separarnos me dio su típica sonrisa ladeada y se fue. Así sin más, otra vez dejándome sola y desconcertada.

Como si solo estuviera corroborando que seguía vulnerable a sus encantos.

Ese sueño me dejó una sensación rara. Porque si bien me gustó verlo una vez más, me hizo mal porque no había sentido la misma alegría de siempre. Sentí como si no lo conociera, aunque quizás no lo conozco después de todo...

Sentí que él me quiso hacer daño a propósito, aunque lógicamente no creo que haya sido ese el caso en la realidad.

Creo que como estaba lentamente empezando a superarlo, mi mente durmiente trata de compensar la abstinencia. Y no sé qué hacer al respecto.

Illustrate My DreamsWhere stories live. Discover now