1.Voz de ángel.

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Adierael.

Me encontraba en el nosocomio esperando que alguien se dignara a decirme que ocurre con mi hijo, a cada segundo que pasaba me sentía cada vez más aterrado, tenía el cuello tan tenso que ya me dolía la espalda, sudaba frío y se me contraía el corazón.

En mi mente solo se repite una pregunta  de la cual por más que lo intento no obtengo respuesta.
¿Por qué?

Él no ha hecho nada malo, a sus seis añitos tiene el corazón más puro e inocente que alguien podría tener, es valiente y a pesar de la mierda de vida que a tenido que soportar jamás se a quejado.

Entonces es cuando me preguntó que si talvez la culpa la tengo yo, tal vez fue por dejar a mi madre, por Marlen, o...

No sentí cuando Tharn se acerco, solamente hasta que estuvo enfrente de mi halandome del brazo violentamente.

Salí del abismo de mis pensamientos en donde inmediatamente me percate  de las lágrimas que salían amenamente de mis ojos empañando completamente la visión.

-Heyt, todo va a estar bien, Zabdiel es muy fuerte, va a salir de esta.

-  ¿Tú que demonios vas a saber? largate si sólo vas a decir estupideces-
Conteste mientras alejaba su mano de mi hombro.

Vi el pesar en sus ojos y agache la cabeza con arrepentimiento, él a estado siempre conmigo y estuvo con mi hijo desde el momento en el que nació, lo quiere como a un hijo y sé que estaría dispuesto a dar la vida por él pero siempre me cuesta no dañar a la gente con mis palabras, lo intento controlar pero en este momento la única imagen que se me viene a la mente es la de mi hijo conectado al suero y maquinas mientras en cada suspiro se le escapa un pedazo de vida.

Sé que le dolió lo que dije pero me conoce demasiado como para saber que no fue con esa intención.

Y es que, demonios, me siento tan inpotente en estos momentos, si tan solo hubiera buscado una segunda opinión, si no me hubiera quedado con esa idea tan comoda de que era normal y no hubiera subestimado esa fiebre y perdida de apetito, pero no, confíe ciegamente en la opinión de las personas adjudicándolo a un redfriado.

No fue hasta que estubo todo el día con fiebre que lo traje al nosocomio a urgencias y hasta la fecha no me han dado noción de él y yo ya estoy que me lleva el diablo.

En ese mismo instante sale un hombre con bata y un porta papeles.

- Familiares de Zabdiel Behemoth- dijo con voz triste negando con la cabeza mientras se frotaba los ojos.

Me pare inmediatamente y me acerque a él casi corriendo ya que estábamos algo lejos de el médico.

- Soy yo, soy su padre, ¿Ya desperto?¿Ya se esta recuperando?

Me encontraba al borde del desespero, él no me decía nada, solamente se limitaba a observarme con sus ojos llenos de lastima, estaba a punto de perder el control hasta que por fin abrió la boca.

- Lamento mucho informarle que la temperatura de su hijo a ido a en aumento desde que llego, su cuerpo rechaza los medicamentos, no sabemos que le pasa pero si continua así no va a pasar la noche, vallase preparando para lo peor.

Siento el mundo colapsar a mi alrededor, sé que Tharn esta frente a mi tratando de levantarme del suelo al que no supe cuando llegue.
Mis manos tiemblan, de mis ojos salen lágrimas que se resbalan por mis mejillas sin mi permiso, siento mi corazón contraerse más a cada segundo.

Y es cuando a mi mente llega la misma pregunta ¿Por qué a mi hijo?

Sé mejor que nadie que no he sido una buena persona, lo sé muy bien.
La he cagado tantas veces que ya no tiene sentido intentar arreglarlo.

La Caida De La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora