No era la primera vez que entraba a su apartamento pero era la primera vez que al entrar no sabía a qué parte del apartamento dirigirme. Tal vez los nervios me estaban consumiendo lentamente, así que me quedé parada a unos pasos de la puerta principal mientras Adriana iba a dejar nuestras cosas a su habitación.
Cuando regresó me vio parada frente a la puerta y sonrió con extrañeza
Adriana: - ¿Te vas a quedar ahí parada? –
-No, claro que no- respondí de inmediato con voz baja pero no me moví. No sabía qué más decir o hacer
Adriana al ver que yo no me moví caminó con paso firme y se paró frente a mí tan cerca que podía sentir como sus senos rozaban los míos. Era una agonía tenerla cerca y no poder tocarla porque después de su rechazo, temía que eso se volviera a repetir si intentaba tocarla otra vez. Pero, más agonía era no saber qué pasaría con nosotras...
-Sólo dilo... - le pedí muy nerviosa. Esperado que no fuera tan dura su forma de decirme que nuestra relación estaba acabada
Adriana: - ¿decir qué? - preguntó confundida
- bueno... pues - Yo estaba tan nerviosa por el roce de sus senos que a mi cerebro cada vez le costaba más concentrarse para que yo pudiera hablar – es que... es... que... yo... creí... - bajé la mirada para ver sus senos tocando los míos
Adriana: - ajá... ¿tú creíste...? – dijo mientras colocaba sus manos en su cintura y asentía levemente con su cabeza, dando a entender que estaba esperando que yo continuara
No sabía si ella lo estaba haciendo adrede para ponerme nerviosa y que yo la deseara más a cada instante pues siempre ha sabido que sus senos son la parte de su cuerpo que más me vuelve loca. Y si era adrede, estaba logrando su objetivo
Adriana: - ¿y entonces...? – preguntó aún con sus manos en su cintura - ¿te vas a quedar ahí parada toda la noche sin decir nada más? –
Yo no podía despegar mis ojos de sus senos y obviamente ella lo sabía. Bajó su mirada a sus senos y luego volvió a subirla a mis ojos
Adriana: - ¿Acaso te distraen? O ¿te molestan? – preguntó fingiendo molestia, señalando con sus dedos a sus senos
- Por favor deja de jugar conmigo de esa manera – respondí, haciendo evidente mi nerviosismo sin dejar de ver sus senos
De inmediato puso la palma de sus manos en la pared, a cada lado, dejando mi cabeza en el espacio entre sus brazos y se acercó
- ¿Quién dijo que yo estaba jugando? – susurró a mi oído rozándolo con sus labios
Ante ese susurró yo instintivamente cerré mis ojos y cuando los volví a abrir, sus labios se acercaban a los míos y justo cuando creí que iba a besarme, se detuvo, pero no se alejó. Yo podía sentir su cálido aliento y quería sentir su sabor pero ella solo hizo que su labio inferior rozara mi labio superior y se alejó a la distancia que tenía anteriormente, bajando sus brazos.
- Adriana... por favor... esto es una tortura – supliqué viéndola directamente a los ojos
Adriana: - Bueno por lo menos ya dijiste algo claro – comentó levantando sus brazos como si se tratara de un milagro – Ven, vamos a hablar – dijo serenamente tomando mi mano y llevándome hacia la sala
Adriana me llevó hasta el sillón para que me sentara. Pensé que estaba por empezar lo peor, que ya había llegado el momento en que ella acabaría conmigo...
Sin decir una palabra, Adriana fue hacia la enorme ventana atrás del sillón en el que yo estaba sentada, y cerró ambas cortinas. Luego regresó y se sentó en la mesita frente al sillón.
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¡El regalo de mi novia!
RomanceCuando las cosas no salen como se planean... pero terminan mucho mejor...