Capítulo 1

881 66 5
                                    

Jeongyeon pov.
-¡Mami! -llevaba minutos escuchando una voz, ni siquiera me había dado cuenta que se trataba de mi hija, hasta que alzó un poco su voz y finalmente desperté de aquel profundo sueño que llevaba. Me senté rápidamente sobre la dura colcha que tenía como cama, mirando a mi costado y encontrándome con mi pequeña princesa, que llevaba un deprimido puchero en sus labios, mientras miraba a sus piernecitas.

Miré hacia su misma dirección, notando que sus celestes pantalones de dormir se encontraban mojados, al parecer no había podido controlar aquello.- Lo siento, mami.

-Está bien, princesa, no te preocupes. -le respondí calmada, mientras la tomaba su pequeña anatomía hasta dejarla parada sobre mi cama, sacando su mojada ropa, para después cubrir desde su cintura hacia abajo con una de mis mismas camisas que anteriormente estaban sobre mi cama, pues era invierno y no quería complicar más su salud con un resfriado.

La tomé entre mis brazos mientras caminaba descalza hasta el pequeño baño de el pequeño apartamento, le di una rápida ducha para que no llegara a helarse, luego la cubrí con una toalla. La cubrí completamente, incluso su rostro, provocando una de sus bellas risitas.

La llevé hasta su habitación, vistiendola con ropa abrigada para que en ningún momento pasara frío. Ella no se quejaba de ello, le gustaba sentirse abrigada y sabía que a pesar de 𝘴𝘦𝘳 𝘶𝘯 𝘱𝘪𝘯𝘨ü𝘪𝘯𝘰, siempre debía estar en abrigada para no contraer ningún resfriado.

Hicimos nuestra rutina diaria, y antes de salir de él apartamento, cubrí la desnudez de su cabeza con un gorro de lana.

La fui a dejar al hospital y luego me tuve que ir a mi trabajo, quería estar todo el tiempo con mi pequeña, pero no podía ya que era totalmente necesario que tuviera sus terapias y necesitaba trabajar todo el tiempo para cubrir los gastos de esta.

El día pasó normalmente, fui a buscar a mi pingüinita y luego fuimos a la cafetería del hospital, a la que siempre íbamos, estábamos comiendo algo hasta que una mujer entró al lugar, llamando la atención de la pequeña.

- Mami, mira. Ella es muy linda, ¡quiero que sea mi mamá! - estuve a punto de escupir el café que bebía al escuchar las ocurrencias de la pequeña.

- Minari, princesa, sabes que tienes a tu mami y a mi, solo...

- Que ella está en otro lugar. -me interrumpió, pero dijo sus palabras deprimida lo cual también me deprimió a mí. Una de las cosas que nunca me gustaba ver o saber, era que mi niña estuviera triste.- Ya sé que tengo a mi mami Momo, pero ella no va a volver. Quiero tener otra mami para que también tú seas feliz.

Vi que sus ojitos se cristalizaban, mi corazón dolía al darme cuenta que la inteligente pequeña a mi lado se daba total cuenta de lo que pasaba, ella sabía que incluso yo sufría por extrañar a su difunta madre, mi difunta esposa y amor de mi vida.

Sabía que ella comenzaría a llorar, por lo que estiré mis brazos hasta ella y la atraje a mi cuerpo. Ella se aferró a mi cuello y ocultó su rostro donde mismo, mientras escuchaba sus suaves sollozos. Acaricié su espalda para darle un poco de calma, tanto para ella y para mí era muy difícil recordar a aquella joven radiante que alegraba nuestros días, Momo.

Mientras tenía a la pequeña en mis brazos mi vista se quedó sobre la joven mujer que anteriormente había entrado a la cafetería, en realidad Minari tenía razón, ella era muy bella, pero no tenía mi atención como Momo lo hacía desde la primera vez que la vi, siempre sería de ella.

- ¿Quieres ir al parque, mi amor? Debe haber nieve para jugar. -intenté hablarle en el tono más animado que podría ofrecerle en ese momento, quería distraerla un poco pero al parecer ella estaba muy agotada. Negó con su cabeza sin soltar sus brazos de mi cuello.- Y... ¿No quieres ir a ver a tu amiga Chaeng?

- Mami, estoy muy cansada, quiero irme a casa.

- Está bien, mi amor.- sabía que en algunas ocasiones las terapias la podían agotar más que otras veces y ella debía descansar si es que estaba muy agotada, tal como lo era ese día. Sabía el cansancio que llevaba solo con mirar sus ojitos, quería ver felicidad en ellos, pero lo único que podía hacer era cuidar de ella.

Besé su frente y arreglé su gorro para cubrir mejor su cabeza, mientras me levantaba y salía de la cafetería con su delegado cuerpo entre mis brazos, lo que no me había dado cuenta, era que antes de salir nuevamente estaba mirando a aquella mujer y ella me estaba mirando a mi.

Ignoré ello y me dirigí al apartamento que compartía con mi pequeña, la dejaría descansar tranquilamente y buscaría alguna forma de animarla después.

i can't be 𝘆𝗼𝘂𝗿𝘀  || 2yeon g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora