Jueves, penúltimo día de la semana en el instituto. Salí de casa con mi almuerzo en mano, que por cierto me detuve en la esquina del barrio para meterlo a la mochila. En ese ínter tanto me encontré con Castiel, también de camino a la escuela:
-¿No te parece que eso se guarda antes de salir de casa?- Preguntó burlándose Castiel.
-Sí, lo sé, pero no alcancé a guardarlo antes- Dije sonriendo falsamente, intentando que se notara.
-Sólo son bromas- Dijo sonriendo.
-Si, lo tengo claro. ¡Buenos días Señor cabeza de menstruación...!- Dije intentando contener la risa.
-Ohh, conque es así...- Dijo con una mirada desafiante- ¡Buenos días Señorita "No me peine esta mañana".
En ese momento me toque el cabello, y si, lo tenía algo desordenado, pero me había peinado antes de salir.
-¡Es por la humedad de la mañana!- Me defendí.
-Si si, claro, humedad... ¡Y yo vivo en la luna!- Dijo sarcásticamente Castiel con una sonrisa en su rostro- Ya, vamos, se nos hace tarde.
De camino a la escuela fuimos bastante tranquilas, hasta que llegamos a unas calles más allá de la estábamos, cuando Castiel de casualidad mira el reloj:
-Emm... Daia...- Dijo Castiel con la leve cara de preocupación.
-¿Qué pasa?.
-¡Te reto a una carrera!- Dijo mientras se echaba a correr sonriente.
-¿Eh? ¿Por qué?- Le grité a Castiel algo confundida mientras este se alejaba lentamente.
-¡Porque vamos tarde!- Me gritó de vuelta.
No tuve más opción que correr con Castiel, bueno, era eso o me metía en problemas la primera semana de instituto.
Llegamos dos minutos antes del comienzo de clases, Rin estaba preocupada por nosotros, puesto que siempre llegamos todos a casi la misma hora.
-¿Qué les pasó? ¿Por qué vienen llegando tan tarde?.
-Demasiada tranquilidad en el camino- Respondió Castiel.
-Oh, entiendo.
A la hora de almorzar, hacía un calor horrible, salimos al patio y nos sentamos en un pequeño rincón de la escalera.
-Vuelvo en un minuto- Dijo Nathaniel mientras se paraba del suelo.
-¿Adónde vas?- Preguntó Rin.
-Ya vuelvo, ya vuelvo...- Le respondió.
Y así fue como Nathaniel en unos minutos llegó con 4 helados en las manos:
-Para ti, para ti, y para ti- Dijo repartiendo los helados entre nosotros, que uno a uno le íbamos dando las gracias.
Comenzamos a comer tranquilamente, ya que faltaba mucho para regresar a las clases, cuando de la nada Ámber se nos acerca:
-¡Hola!- Saludó con una sonrisa mentirosa.
-Hola- Le respondimos al unísono un poco desganados.
-¿De dónde sacaron esos heladitos?- Preguntó Ámber, que por cierto, seguía haciéndose la amable.
Y antes de que alguno pudiera responder, Nathaniel soltó:
-Los compré yo- Dijo con una mirada de "lárgate ya".
-Hermanito... ¿Podrías prestarme dinero? ¡Es que hace tanto calor~!...- Preguntó haciéndose la penosa.
-No molestes Ámber, yo no tengo la culpa que la mesada te la gastes en estupideces, porque si no fuera así, no me estarías molestando ni pidiendo dinero. Yo traigo un poco todos los días y lo mantengo en mi mochila para que en una situación así, no me falte, deberías aprender, madurar y hacer lo mismo- La regañó Nathaniel con aires de autoridad.
Ámber, ante el argumento de su hermano mayor, no tuvo más remedio que quedarse callada, pero no faltó el comentario pesado:
-Ya verás, se lo diré a papá- Dijo como niña mimada mientras se alejaba- ¡Anda! ¡Pídeme un favor! ¡Porque no te lo voy a dar!
-¿Y qué necesitaré yo de ti?- Le gritó para que se escuchara a la distancia que iba- Tu eres la dependiente de alguien más ¡No yo!
Ámber le dedicó una mirada fría, y siguió caminando como si nada. Todos quedamos en silencio, sin hacer ningún comentario y excusándonos comiendo el helado.
-Perdonen por eso...- Dijo Nathaniel cabizbajo y algo avergonzado.
-No pasa nada, no es tu culpa- Dijo Rin sonriente.
-¡Es verdad!- Añadí.
-Si, lo es- Se unió finalmente Castiel.
-Gracias chicos...- Dijo Nathaniel sonriendo.
En ese momento Rin abrazó a Nathaniel en señal de apoyo, y si, era verdad, pero Castiel y yo sabíamos que no era solo por eso, así que decidimos darle unas palmaditas en la espalda para no arruinar el momento.
-De verdad se los agradezco mucho, son los mejores.
-No es nada, compañero- Dijo Castiel como buenos amigos.
Nathaniel sonrió, mientras que Rin seguía ahí, disfrutando de los brazos de Nathaniel, Castiel y yo nos mirábamos a cada momento como cómplices del secreto de Rin. Al darse cuenta de nuestras miradas insinuantes, Rin soltó a Nathaniel, muda y un poco sonrojada miró a Nathaniel, que estaba igual que ella. Se quedaron mirando igual que un par de enamorados, y nosotros ahí, incómodos ante la situación. Castiel soltó:
-¡E... Estaban buenos los helados!
Nathaniel y Rin pegaron un salto y volvieron a la realidad:
-Ehh... ¡S-Si!- Dijo Rin nerviosa.
-¡Q-Que bueno que les gustaron!- Dijo Nathaniel.
-Gracias por eso, Nath- Dije tranquilamente intentando calmarlos.
-No es nada...- Respondió Nathaniel más tranquilo, mi objetivo se había cumplido a la perfección.
-Bueno, ya será hora de volver a clase- Dijo Castiel cambiando el tema y parándose- Daia, Rin, Nathaniel, denme sus palitos de helado para llevarlos al bote de basura. Todos le pasamos nuestros palitos y Castiel fue a botarlos amablemente, al segundo después tocaron la campana para subir a clases.
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No eres mala persona - [Fanfiction Castiel]
FanfictionDaia es una estudiante recién llegada al instituto, no conoce a nadie y no tiene la más mínima idea de cómo será todo. Luego de buenas y malas bienvenidas, conoce a un chico, del que siempre han rondado rumores negativos.