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―¡¡Agus!!―gritó efusiva esa voz femenina que tanto había extrañado.

Corrió hacía mí y se agacho para abrazarme. Apretó los brazos alrededor de mi cuerpo y yo le respondí, era tanto tiempo que había estado separado de mi mejor amiga y aquellas conversaciones telefónicas no llenaban totalmente el vació.

―¡Pero cómo has cambiado!

―¿Cuál cambio? Si sigo igual desde la última vez que nos vimos.― dije y me separe.

―Por favor, tu cabello es diferente.― observó.

―¿La maraña de pelos que cargo en la cabeza? ¿Qué de diferente tiene?sigue igual de despeinado que hace años―Bromeé―. Pero tu tampoco has cambiado mucho.

Efectivamente, Alex no había cambiado en lo absoluto, excepto por unos cuántos rulos más agregados a su cabello castaño y crespo. Los rulos estaban perfectamente acomodados, y el demás cabello tenia unos cuantos pelos lacios, su hermosa sonrisa encima de sus hombros que un suéter verde cubría.

―Ejem..―el joven que estaba a nuestro lado, Maxi, se aclaró la garganta haciéndose notar. Ambos lo miramos.

―Ay, lo siento.―dijo Alex dándole un rápido abrazo con uno de sus brazos―. Es que estoy emocionada―dijo y la flamante sonrisa en su rostro se expandió aún más cuando me miró―. ¡Hay tantas cosas que quiero contarte!―me avisó.

―¡Yo también!―musité emocionado.

―Supongo que ya se conocieron ―Volvió su atención a Maxi.

―Si―Dijimos los dos al unísono y luego reímos de nuestra sincronización.

―¡Ah! ¡Esto será genial!―Exclamó Alex. Se levantó piso junto con Maxi, mientras yo me quedé allí sentado.

―¿Pero qué haces allí? Levántate, ¿por qué no entraste?

Maxi me extendió la mano para ayudarme a levantarme. El deseo de tocar su piel me invadió al ver la palma de su mano extendida hacía mí. La tomé y me ayudó a separarme del piso.

―Gracias.―murmuré.

Él soló me sonrió, separando los dos engranes que se habían unido de nuevo.

―Lo siento, alex, es que me dejaste la llave equivocada―me quejé, intentando mirar a mi amiga y no a la perfección que tenía a mi lado.

―¿La llave equivocada?―Se sorprendió.

―Sí.―le di la llave que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.

―Oh, perdón.―me sonrió― si, me confundí―esculcó entre su bolsa y encontró un juego con tres llaves―. Este era―se quedó en silencio un momento―. Eso me recuerda que le debo de dar las gracias a la señora Gomez por hacerme el favor de entregarte la llave.

―¿La vieja gruñona del 308?―pregunté, apuntando con mi dedo pulgar hacia dicha habitación.

―Oye, no es tan gruñona; es linda cuando quiere.―se encogió de hombros.

―Y digamos que casi nunca quiere, ¿Verdad?―hice un ademan de susto. La vieja no se había comportado del todo amable conmigo―.¿No pudiste haberme dejado la llave correcta con alguna otra persona menos... amargada?― Maxi rió.

―Exageras...―Alex meneó la cabeza y rió―. Me imagino que estas cansado así que agradéceme que ya tengo lista tu habitación―me regaló una sonrisa de autosuficiencia mostrándome todos esos dientes blancos de tamaño mediano.

―Te agradecería más di abrieras esa puerta ya―bromeé.

Alex rió e introdujo la llave a la cerradura haciendo que la puerta se abriera por fin. Me trague una exclamación de victoria.

―Pasa y acomódate, en unos minutos estoy contigo―anunció y me indicó que me introdujera al departamento.

Intenté levantar del suelo mi par de maletas, pero Maxi se me adelantó.

―Permíteme―las tomó, una con cada mano y fue detrás de mí, acomodándolas en la orilla de la sala.

―Gracias.―musité y le regalé una sonrisa tímida. Él me la devolvió y aquel afecto me produjo una oleada de inspiración; como la que necesita un cantante para su canción, o un escritor para una nueva historia.

Salió por la puerta y fue con Alex de nuevo, no pude evitar mirarlo mientras caminaba hacia la salida.

El estómago me rugió y me di cuenta de que aún traía la galleta mordisqueada en la mano. Me senté en una de las sillas cerca de la cocina. Mordí el pequeño pedazo que me quedaba y mastiqué perezosamente.

―Vine a buscarte para entregarte el CD que le prestaste a mi hermano―dijo Maxi con su voz de acento tucumano en la puerta del apartamento.

―Maxi, amor. No tenías por qué preocuparte, le dije a Sebastian que me lo devolviera cuando quisiera―contestó Alex.

Me atragante con la galleta. ¿Amor?¿Como que amor? Oi perfectamente el chasquido de los labios de Alex contra alguna parte de la cara de Maxi mientras yo intentaba tragar el pedazo de galleta que se me había atorado en la garganta, sintiendo como me raspaba.



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Bueno!! aparecí jajaj después de tanto tiempo que subí el anterior capitulo. Este mes estaré un poco ocupado, voy avisando. Porque estaré con exámenes y para que no anden pidiendo por mas caps, va así ya saben jaja

¿Que les pareció el capitulo? Un poco sorprendente jaja

Espero que les haya gustado y pronto subo el siguiente cap. No se olviden de comentar, darle a fav y seguirme para mas!

Prohibido (Bernaspindola)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora