Daba igual cómo le explicase la situación, Rosé no podía creerlo.
—¡Oh, no!
—Pero Rosie, si no le…
—Lo tenía planeado desde el principio. Has caído en su trampa, Jennie. Te tiene exactamente donde quiere.
—No lo entiendes. Yo estoy enamorada de ella. Nunca había estado enamorada y es maravilloso. Absolutamente…
—Pero seguro que ella no ha dicho que te quiere —la interrumpió su hermana— Quería seducirte desde el primer día, Jennie. Quería acostarse contigo, como dijo mamá.
—Lisa no es así, Rosie. Te lo juro. Lo que compartimos es muy apasionado por ambas partes.
Silencio.
Jennie suspiró.
—Por favor, Rosé, no lo estropees.
—Espero que tengas cuidado, Jennie. No debes quedarte embarazada por nada del mundo.
—No voy a quedarme embarazada, estoy tomando la píldora. No te preocupes.
—Pero es que me preocupo. No confío en Lalisa Manoban.
—Ahora mismo soy muy feliz, Rosé, y me ha pedido que me quede en su casa de Sídney mientras estoy compitiendo en el concurso. Eso significa que no quiere tenerme apartada de todos como sugirió mamá.
De nuevo, silencio.
—Rosé, entiéndelo, por favor —le rogó Jennie
—Me da miedo que te haga daño —replicó su hermana.
—Si es así, mi hermana, la enfermera, vendrá a curarme —intentó bromear ella.
—Siempre puedes contar conmigo, ya lo sabes.
La ferviente afirmación era una nota positiva para terminar la llamada.
—Lo sé. Te quiero mucho, Rosé. Para siempre.
Y Jennie sabía que querría a Lalisa Manoban para siempre también. El verdadero amor no era algo que apareciese y desapareciese de manera frívola. Lisa podría no quererla, pero tenían una conexión que iba más allá del sexo. Eso tenía que significar algo.
¿Pero sería una buena o una mala conexión por su parte? ¿Obtendría Lisa una oscura satisfacción por acostarse con ella, la hija de sir Marco?
No podía dejar de pensar en lo que Rosé le había dicho. Lisa había admitido que la deseaba desde que la conoció y había comprado tiempo para hacer que fuera suya, pensó luego. Posiblemente redecorar el dormitorio principal había sido una manera de seducirla. Ni siquiera había mirado los muebles nuevos…
«A ti te gusta, así que debe de estar bien. Eso es lo único que me importa».
Una maestra de la seducción que la había convertido en su amante; una amante agradecida que la atendía y estaba dispuesta a darle placer hasta que se hubiera cansado de ella.
Se le encogió el corazón al pensar eso. Se decía a sí misma que no había habido seducción, pero… la cena en Kirkton Park, una cena con rosas y champán.
¿Sería sólo sexo para Lisa?
«Por ahora no me canso de ti». Jennie sintió un escalofrío por la espalda al recordar esas palabras.
¿Cuándo se cansaría de ella? ¿Al final del año? Ese pensamiento la ponía enferma.
Pero no podía ser. Ella era feliz con Lisa. Y quería seguir siendo feliz con ella. No quería pensar que aquello fuese sólo una aventura pasajera para la rubia. No quería.

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Weekends
FanfictionA muy temprana edad, Lalisa Manoban se vio obligada a marcharse de la casa de su padre por culpa de su ambiciosa madrastra. Pero Lisa no había olvidado ni perdonado... como tampoco pudo olvidar a Jennie, una de las hijas adoptivas de su padre. Años...