Nuestras decisiones hablan por sí solas a través del tiempo, algo que parecía tan imposible se vuelve real.
Lo que menos queremos a veces es lo que más necesitamos.
Crecer viendo el odio entre tus padres, siembra en el corazón la idea de que el amor no es real, o por lo menos no "para siempre". Las caricias se convierten en golpes, y los besos en insultos.Vi llorar tantas veces a mi madre; la misma piel que me daba calor aquellas largas noches de invierno, ahora estaba marcada de recuerdos que no quería conservar.
Su voz dulce me repetía que pronto iba a salir el sol; pero la paz sólo vino para ella, el día en el que su cuerpo no soportó más golpes, dejó de llorar para al fin descansar en paz.Empezó el momento más oscuro para mí; no estaba preparada para decir adiós, apenas tenía 12 años.
Sabía que no podía quedarme en esa misma casa, a la fuerza me convertí en un adulto, era consciente que tenía que salir a buscar mi propio amanecer.Una mañana cuando mi padre dormía bajo la anestesia del alcohol, decidí marcharme. Sólo llevaba mi ropa puesta y una mochila color rosa que mi madre me había hecho; recuerdo que no tenía el dinero suficiente para comprarme la del mercado, la que tanto me gustaba; pero al decir verdad esta era mucho más bonita.
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Amor a flor de piel
Lãng mạnEmma, tras una difícil niñez decide marcharse en busca de una vida mejor. Los años pasan y la vida la lleva a un convento de monjas en la ciudad de Ámsterdam, donde crecerá y su idea de que el amor no existe después de ver como su padre mata a su m...