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02 | Festejo

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02 | Festejo.

Me retoco el labial por última vez frente al espejo de Luciana para quedar satisfecha con mi leve maquillaje.

—Te pido por todo lo que amas que no te mandes ninguna hoy.

Pasó por alto la advertencia de ella para tomar el estuche de pinturas y lograr algo como lo mío en su cara.

—¿Lucas ya venía? —cuestiono cortando el silencio que se había formado después de lo último que dijo ella, mi amiga asiente y cierra sus ojos para que le ponga algo de sombra—. Quédate tranquila, no tengo 15 añitos, no voy a hacer nada.

Luli ladea su cabeza y la reto porque casi hace que la manche, ella se ríe y vuelve a cerrar sus ojos.

—¿Por qué te gusta cache? —se le ocurre preguntar y me saca una sonrisa.

—No me gusta.

—¡Dale, que no! —dice irónica y hace que me ría, cambió la brocha y el color de sombra dejando con intriga—. No sé si iba, igualmente...

—¿Vos decís? —cuestiono rápidamente.

—¿Ah, que no era que no te gustaba?

Touche.

Me río y finalmente lo admito.

—No sé, tiene linda sonrisa. Que sé yo... —suspiro y alejo un poco mi cara para ver si estaba parejo.

—Tiene novia, recién están empezando es un amor. —continua Luli para convencerme de algo que ya tenía prácticamente decidido pero que no iba admitirlo por lo alto—. Y si, te estoy diciendo así para que vos frenes. No sé cómo es realmente, siendo futbolistas son los primeros en tirarse y te lo digo a vos para que no hagas nada... No sé cómo es él, pero se cómo sos vos, sos linda y rápidamente haces que las personas hagan lo que quieran.

Si digo que no me gusta oír esas palabras diría es mentira, porque a veces eso incrementaba mi ego, para que mentir...

—Debes tener un lado malo manipulador, no sé si eso es bueno... Mira como yo te estoy dejando que vayas conmigo ahora. —dice entre pensando seria y queriendose reír.

—Luli. —la freno y alejo la brocha para verla, ella abre sus ojos y me mira—. Basta, boluda...

Y largo una carcajada, asegurándole.

—No voy a hacer nada.

Luciana me mantiene la mirada por segundos largos, hasta que se cansa y baja su vista y solo ladea su mano.

—Confio en vos Berni.

—Estas en buenas manos. —tiro y la hago reír.

—¡Ay, no por favor! Decí todo menos eso, por favor... —roga y solo me río para terminarla de pintar.

En Palermo se celebraba un año de la histórica copa obtenida en Madrid exclusivamente claro para los jugadores, por lo que cuando Lu me lo había comentado no pare de insistirle que me lleve, había pasado un tiempo larguísimo de haberlo visto en persona a Gonzalo, durante ese tiempo iba a la cancha con Lozano para poder verlo de lejos aunque sea pero mucha suerte, digamos, que no tuve.

Luciana acepto ir conmigo por cansancio y más por Lucas, era un copado y estaba encantado de que ella pudiera llevar a alguien, así no estaba tan sola, aparte de las otras mujeres de futbolista.

Mi aspiración de esta noche era poder ver a Montiel y compartir algunas palabras como en la cena de beneficios hace meses, pero los planes se arruinaron desde el momento que note que el central había llegado con su novia, así que solo lo mire de lejos.

Empezó sobre las once la fiesta y show, la primera persona que cantó fue Vanesa, quién conocía como la mujer de Nico de la Cruz, al parecer y digo fue bastante bueno a mí esos tipos de música no me gustaba, pero fue bueno... En eso fue como dos horas y entre eso hubo cantitos donde los jugadores aprovechaban para reunirse en frente del mini escenario armado para hacer las suyas, algo bueno había.

En ese momento, viendo a todos los jugadores pensé si no fui demasiado estúpida en elegir al más complicado para seducir de alguna forma: él que tenía novia. Solo una vez me había levantado con Luciana para ir al baño y me di cuenta de varias miradas sobre mi, era normal era casi una extraña y no muchas veces estuve con ellos, corrección: nunca.

En ese momento pensé, debí mirar otro juvenil, seguro eran más fáciles.

En el baño, encontramos a Daniela, la mujer de Franco Armani, quién saludo a Lozano y luego a mi, me parecía muy linda y amable, salió del baño y quedamos las dos solas. En esa, mi amiga me explica rápidamente como se distribuía el grupo de mujeres de los futbolistas, creo que mi amiga pertenecía al grupo b, osea de la rubia, como ya conocí antes, Agustina, que era un amor, novia del rubio Bruno y otra chica quién era la novia del hijo de Gallardo, pero que esta noche no estaba.

Al volver a nuestro asiento dónde Agustina y Bruno estaba pegotes me doy que cuenta que dos mesas detrás ya no estaba Gonzalo ni ella, así que supuse que se fueron. Vuelvo mi mirada a la mesa y me doy cuenta que Zuculini me estaba mirando y era por qué Luciana me estaba hablando y no me di cuenta.

En fin, pasa otra media hora y yo solo espero a que Pratto le diga a mi amiga “bueno vamos” pero al parecer eso estaba lejos de suceder ya que él andaba corriendo por todo el salón con una careta de oso por momentos y riéndose con los demás jugadores que es casi imposible que no me de gracia hasta mi que me estaba aburriendo a mil.

—¿Me pasas un pucho? —pido en el hombro de mi amiga, ella me ve y revisa su bandolera, me entrega y le sonrió.

—Solo uno. —dice antes para sacarme y guardar la caja, me entrega mi encendedor.

Le beso la mejilla para levantarme de la silla y dirigirme hacia la entrada por aire fresco y poder perder algo más de tiempo. Prendo el cigarrillo casi por costumbre, ni siquiera quería fumar pero solo quería hacerlo, mientras comienzo a fumarlo tanteo si en mi bolsillo de mi jeans negro tenía chicle y si, menos mal.

Reviso mi celular, Instagram algo de twitter mientras fumo, no muy a lo lejos estaba un guardia con su postura derecha, viro mis ojos y observo como quedaba poco para volverme adentro, cuando de la mismísima nada, aparece alguien por la vereda del lugar.

Reconozco ese corte y semblante, ¿Me alegro? Para que mentir.

Venía con la cabeza baja y guardaba alguna llave en su pantalón negro, hasta que levanta y me mira, dos veces, la segunda dándose cuenta que era yo.

—Hola —me animo a hablar, tiró mi cigarrillo y lo aplastó con mi sandalia.

Gonzalo se frena y me saluda sorpresivo.

—Hola... ¿Ber... Bernarda, puede ser?

Sonrío grande porque recordaba mi nombre, arreglo mi pelo y asiento.

—Si, Berni. Te dije que no veríamos de nuevo... —tiro más como una broma, Gonza se ríe y observa la entrada—. Vine con “El oso”.

Su cara es de sorpresa y siento que lo dije mal, entonces lo aclaro rápidamente.

—Soy amiga de su novia.

—¡Ahhh, si! —murmura bajo y señala la entrada—. ¿No entras?

—Si me vas a dar algo para tomar. —digo sin pudor, mejor dicho sin vergüenza, aunque eso era algo yo mucho no tenía, la cara Montiel para mí sorpresa es de alegre y solo asiente—. Es en parte tu fiesta...

El se ríe e ilumina la ciudad con sus dientes, buen piropo sería, ojalá dentro de cinco minutos pudiera decirlo... Ojalá.

Oportunista | Gonzalo Montiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora