La terrible enfermedad de ser tú misma

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Ser tú misma ahora.

AHORA
Ahora soy un vapor envejecido, un torbellino de pecho, un mareo de ideas cocido, frito, casi quemado.
¿Qué será de Andrea después de transportar sus líquidos de un lado a otro?
¿Terminará por escurrirse, por secarse?, ¿por empaparse?
¿Y qué haré yo con este nudo, que de la garganta se subió a mi coronilla?

Manos azules que temblorosas soportan su propio peso con bailarines escalofríos en los nudillos crujientes sobre los muebles.
Nos volvemos madera, nos acostamos en ella para dejar de respirar el aire y volvernos inmóviles.
Volvernos mueble que mira hacia la nada, que se vuelve la nada.

Me gusta aquí, donde puedo escuchar el sonido de la única gota cayendo cerca de mi ventana fría.
Sin tener que escuchar mayor ruido que sin sentido no cuenta como sonido.
Acompañando el doblez de mi ceño fruncido.
Que parece ser lo más inmóvil de todo este espacio, pero que en realidad es lo que más se ahoga en palabras carcomidas.
Este ceño fruncido no es más que jirones de dolor.
Y si pudiera encontrar mejor palabra para describirlo, la usaría.
Pero pido disculpas al lector u oyente que esté siendo presente de todo esto (que al final no es ni poema ni texto latente),
porque no la encuentro ni la podré encontrar.

Mi ceño es el rojo encendido del faro perdido entre los recovecos inflamados, entre el pecho sentido, entre los dientes apretados, en la garganta quemada.
En una estela apagada
de vida perdida,
de vida soñada,
de vida torcida,
de vida tronchada con trincheras perdidas.
Con las calles inundadas.

AHORA

Escribo sin frenos porque la tinta de la frente no se acaba, pero deseo que acabe.
Y si la tinta no terminara, aunque sea el papel.
Y si no es ninguno de los dos, aunque sea, POR FAVOR, el dolor.
(Sin más metáfora ni buena palabra para usar).
Y que si no se acaba, que lo acompañe una silueta buena que lo sepa arrullar con brazos duros.
Que le de correspondencia y un lecho con cimientos fuertes para caer y rebotar en el techo como cama elástica.
Para jugar con sus penas a ver quién salta más alto.
Y así el dolor se sentirá feliz de estar aquí.
Conmigo.

Jamás caminaré por la calles mojadas de nuevo, jamás soportaré los vientos de tristeza, porque me envolveré en ella, no tendré que sacar la cabeza para tomar bocanadas.
Jamás tendré que mirarme de nuevo, decirme hola.
No cargaré con la responsabilidad de darme una bofetada cuando camine por los asquerosos inviernos de la derrota.
No escucharé el latido de mis pasos al caer las voces, ni mucho menos escucharé el correr de las venas al recostarme bajo la noche.
Seré la oscuridad, seré lo que nunca quise y jamás dejaré de ser.
Este es mi espacio, es un lugar a mi medida, es el lugar que me condena y que a la vez me salva de ser yo misma. Me salva del infierno interno de no poder ser nada más que yo,
de no poder fingir ser una sonrisa,
de no poder sacarme una mirada espontánea.

AHORA

¿Qué será de este mueble que soy, perdido dentro de sí?
¿Qué será de quien me mire y qué seré yo después de ellos?
Después de que su mirada termine y no vuelva nunca nunca más.
Viviré con ello el resto de mis días, con la mirada perdida, con la manos heladas, con la carne quemada.

La luz, en sus diferentes porciones, no volverá a habitar mis pupilas. Quedaré completamente llena,
hecha de negro.
Los rayos juguetones, las brisas lumínicas revoloteando por los aires jamás sabrán de esta persona que soy dentro.
Porque no me moveré jamás,
como el mueble viejo que soy.

Si me muevo, me voy a romper.
Creo que voy a empezar a romperme.

AHORA

Ahora respira.
Relaja tus extremidades.
Siente como el corazón regresa a su lugar.
Cómo eres este pedazo de cielo flotante sobre la tierra
y cómo todo, absolutamente todo, está vestido de sentido.
Siente cómo las raíces de millones de flores atraviesan tu carne
que embellecerán tus costillas y tus senos
al abrir su capullo por completo.
Tu espalda por fin descansa y el cerrar de tus ojos te lleva a la verdadera mirada.
Te acabas,
te terminas,
te vas a ir.
No habrá retornos para este cuerpo que bufando se quiere evaporar.
Debajo del alba eres un templo de cristal sin equilibrio.
Pero el suspiro te alivia y el alivio es el fin.
Tus manos ya no son las sonajas del escalofrío.
Solo flotas en la oscuridad del autobús que te lleva hacia tu destino.

AHORA

¿Qué será de Andrea en este su interminable transporte de líquidos? En este caos trotamundos.
En este sonido enredado y en este interminable suceso incierto de ser ella.

Beso caníbal entre Andrea y Andrea.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2021 ⏰

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