CAPÍTULO III

658 65 57
                                    

La sombra del pecado

Abrió sus ojos con una fuerte incomodidad, el azul de sus irises reflejaron incomprensión. Iván despertó de entre total oscuridad, solo una luz iluminaba su presencia proveniente de alguna parte del techo... y lo seguía a cualquier parte que se moviera.

- ¿Dónde estoy?

- Este es mi hogar... desde hace diez años

La voz que dejo de escuchar hace mucho tiempo lo tomo desprevenido. Con sorpresa en su mirada volteo su cabeza hasta ver directamente al individuo que tanta angustia le daba. Yūri Katsuki se encontraba frente a sus ojos, con aquel rostro tan hermoso y joven, su usual suéter de lana suave que le encantaba oler al abrazarlo... la sonrisa tan tranquila era lo que más le afecto.

- Haz crecido mucho en esto tiempos, cada vez más guapo

- NO, TU NO EXISTES... YA ESTAS MUERTO

Aun tratando de huir de quien era su progenitor Iván no dejo de mirarlo, temiendo que desapareciera y apareciera frente a él después.

- DESAPARECE, DESAPARECE UNA VEZ MÁS DE MI VISTA

- Hijo, estoy aquí por ti... para que me acompañes en este lugar. No volveré a abandonarte como cuando eras pequeño

- Mentiroso, ya estar muerto... no existes y nunca regresaras

- Volveré, lo hare...

~•~•~•~•~•~

- Ahg – abrió sus ojos sin parar de gritar. Miro alrededor de su habitación, su voz seso para quedar varios segundos en silencio, analizando aquel sueño tan extraño... ya que no era la primera vez – mierda, ni siquiera muerto me deja en paz –

Se levantó hacia el baño de la habitación, rápidamente se enjuago el rostro antes de comenzar a vestirse. Aún era muy temprano para decirle a su padre que debían ir a la pista y entrenar, así que decidió salir unas horas a correr junto a Makkachin como en ocasiones lo hacía... total, un poco más temprano de lo usual no afectaría al canino.

Iván trato de ignorar sus propios pensamientos, porque odiaba con cada poro de su ser soñar con su ya fallecido progenitor. No era la primera vez que sucedía ni la última... podría asegurarlo. En si ver a su madre frente a él no era lo preocupante, si no sus palabras: "volveré, lo haré" ... y eso le causo escalofríos.

Porque el pasado no podía regresar... no ahora cuando comenzaría a entrenar para entrar y ganar el Gran Prix Final. Hace mucho por accidente se encontró con quien era para él un tío: Phichit Chulanont... y fue horrible. Aquel varón que aprecio con gran valor, no quedo nada del aura alegre que tanto lo caracterizaba a la hora de bailar. Su esencia como patinador murió junto a su madre... y supo que no debía dejarse enterrar en el pasado como Chulanont, de quien no supo nada más después de su retiro hace tres años.

Pero las pesadillas lo rodeaban desde hace años y ahora eran más consecutivas y aterradoras. ¿Acaso era un castigo divino por cometer un gran pecado cuando era niño?... merecido se lo tenía entonces, solo rogaba no acabar perdiendo sus fuerzas como deportista.

- Makkachin... andando – no quiso pensar más en ello, se concentró en no dejarse llevar por el perro de su padre. Porque este, a pesar de ser un anciano, tenía mucha energía aún.

~•~•~•~•~•~

Victor despertó al escuchar movimiento, salió de su habitación y noto la presencia de la joven niñera. Eran las 7:30 AM y su hija ya se encontraba desayunando en el comedor junto a la mujer.

Efecto MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora