No me creo aún que esté haciendo las maletas para dejar mi vida atrás de esta manera, cualquier chica, soñaria con irse a Nueva York, pero es mi vida, y me están obligando a dejarla, mi novio Maikel había hablado con mi madre un millón de veces para intentar que me quedara pero fué imposible. Por más que le decía que en su casa con sus padres iba a estar bien y por más que insistía en que iríamos varias veces a verla era imposible conseguir que me dejara.
La última vez que le preguntamos mi madre se había enfadado de tal manera que decidimos dejar de intentarlo y ahí estaba yo, haciendo mi maleta con las lagrimas saltadas y con mi novio amenazando con secuestrarme, era adorable.
Nos mudabamos por el nuevo trabajo de enfermera de mama, y ella no podria haber buscado trabajo cerca, no, ella lo busca en Nueva York y sin ni si quiera consultarme.
-Carima cariño esta noche salimos a cenar con la abuela, antes de irnos mañana, quiere despedirse de nosotras.
Asentí sin mucho animo y seguí guardando mi ropa y pensando en mi abuela que se quedaría aquí sola, bueno, sola del todo no, tenia a su cuidadora Miriam, que ella insistía en que no necesitaba a nadie, pero después de cinco años con nosotros se que mi abuela la considera parte de la familia.
Una vez termine con la maleta me senté junto a Mike, él me abrazo muy fuerte y yo me aferré a él deseando con todas mis fuerzas que estó no fuera real.
-Te voy a echar de menos princesa...-Dijo mientras me acariciaba el pelo con cariño.
-Yo tambien a ti.. ¿Prometes llamarme todos los días?
-A cada hora cariño, y haremos video llamadas y prometo ir a verte cada vez que pueda, ya veras como a pesar de todo conseguimos seguir adelante.
Yo sonreí, Mike siempre había sido un cielo conmigo, llevábamos tres años juntos y prácticamente teníamos nuestra vida planeada paso por paso, una vez que terminaramos nuestras carreras nos compraríamos una casita y nos casaríamos. Le di un suave beso los labios y me levante para meterme en el baño y arreglarme para la cena con mi abuela. Mike se fué para arreglarse él también.
Dos horas después yo ya estaba vestida y lista para irnos. Estaba frente al espejo, mirandome, quería estar perfecta para mi novio ya que iba a ser la última noche que nos veríamos hasta sabe dios cuando... llevaba un vestido blanco que se me ajustaba en el pecho y las caderas y a partir de ahí caía en cascada por encima de mis rodillas, unas sandalias bastante cómodas pero con un pelín de tacón, mi pelo pelirrojo lo llevaba recogido en una coleta de caballo de la cual se soltaban algunos mechones de pelo, no me pusé mucho maquillaje puesto que no me gustaba, solo me había puesto un poco de mascara de pestañas y algo de cacao, cogí mi bolso de mano y me fui al salón, allí sentada frente al portátil estaba mi madre que en ese momento me miro por encima de sus gafas y me sonrió.
-Hola cielo, ¡Estas preciosa!
-Gracias. -Mi madre suspiro y cerro el portátil.
-Carima por favor deja de comportarte como una niña pequeña, tienes 17 años y eres lo suficiente madura ya para entender la situación, justamente ahora estaba mirando las fotos que me han enviado de la casa, tiene cuarto habitaciones una de ellas la prepararemos para la abuela y Miriam y otra para Maikel para cuando quieran venir a visitarnos, vas a entrar en un instituto estupendo para acabar el ultimo año que te queda y después podrás ir a la universidad que quieras, ¡tampoco es el fin del mundo!
-Vale mamá, pero entiende tú que aún me tengo que hacer a la idea, que voy a entrar en un instituto donde no conozco a nadie y encima en el ultimo curso, que dejo atrás a mi novio, a la abuela, entiendo la situación pero no me gusta.
-Te acabaras acostumbrando cielo y ya veras.
Se levanto y se fué a yo no se que parte de la casa, dejándome allí con unas enormes ganas de gritarle que esto era injusto y que nadie me iba a menear de aquella casa, pero ¿A quien quiero engañar? me iba y no me quedaba otra que aceptarlo, justo en ese momento llamaron a la puerta y fuí a abrir, nada mas ver que era Maik me tiré a abrazarlo e inspire su aroma todo lo fuerte que pude intentando quedarme con su olor grabado en mi cabeza, él me abrazo también pero ese abrazo duro menos de lo que yo habría deseado puesto que me aparto y me miro con sus preciosos ojos color miel, me regalo una de sus preciosas sonrisas y me aparto con sus dedos algunas lagrimas que habían caído por mi cara.
-Como sigas llorando voy a verme obligado a hacerte cosquillas hasta que no puedas mas y después a meterte en mi coche y llevarte hasta mi casa donde te encerrare en mi habitación y nadie absolutamente nadie te podrá sacar de allí.
-Ojala pudieras hacer eso de verdad...
-Venga princesa deja ya de llorar, no quiero que nuestra ultima noche juntos sea así de triste.
Yo saque la mejor sonrisa que podía tener en aquellos momentos y le di un suave beso en los labios.- En ese momento apareció mi madre.
-Hola de nuevo Señora Nerea.
-Maik, despues de tres años creo que deverias de llamarme solo Nerea, te lo e dicho varias veces. Vamos la abuela nos espera.- Dijo mi madre sonriendo y dirigiendose al coche.
Al llegar al bar disfrutamos de una gran cena en la que por un momento se me olvido que me iba, mi abuela causaba ese efecto en mi, hablaba sin parar y me hacia reí con cada una de sus tonterías, cuando llegamos al postre ella me miro a los ojos y con una gran sonrisa me tendió un regalo con un gran lazo azul, nuestro color favorito.
-Mi niña linda esto es para que te lo lleves a tu nueva casa y aunque según tú madre nos veremos mas amenudo de lo que se que tú y yo opinamos, nunca nunca te olvides de tu vieja abuela.
Yo la mire con una gran sonrisa y rasgue el papel plateado del envoltorio, entonces pude ver que era un marco con una foto de mi abuela y mía en su cumpleaños donde estábamos abrazadas y llenas de tarta después de un gran combate entre las dos por ver quien acababa mas llena de nata y chocolate, a mi se me llenaron los ojos de lagrimas y me levante a darle un gran abrazo, si es que mas no la podía querer.
-Gracias abuela, muchas gracias, prometo venir a verte a ti si no puedes venir tu, te adoro.
-Yo si que te adoro mi niña.
A la mañana siguiente cuando me quise dar cuenta estaba en el avion, de camino a lo que para mi significaba mi peor pesadilla, mi madre estaba dormida en el asiento de mi lado y yo solo podia mirar por la ventana y observar el paisaje, quedaba menos de dos horas para llegar a Nueva York.
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Adicta A Él
Teen FictionCarima, una chica de 17 años que se muda a Nueva York por el nuevo trabajo de su madre, dejando atras su pasado, que a pesar de que ella se esfuerza por hacer ver que siempre fue perfecto no es así. Al llegar a Nueva York su vida se complica aún m...