阴茎短 - 𝐚 𝐬𝐡𝐨𝐫𝐭 𝐩𝐞𝐧𝐢𝐬 | verkwan🌷 ✦ ࣪ ˖

quattordici ! !

Hansol se había arrepentido de hacerle dicho que si daba terapias de parejas a Seungkwan pero ya era muy tarde para decirle que no podía, eso no era para nada prefesional. Y él era muy profesional, porque claro que tener fantasías con tus pacientes es muy profesional.

El castaño bufó y comenzó a alejarse de su casa, luego de cerrar la puerta de esta con llave. Él había decidido que dejaría de pensar en el rubio de forma sexual, él era su paciente por lo tanto no era para nada ético pensar en el de ese modo. Había pasado unos minutos la noche anterior pensando en que debía hacer para dejar de pensar en su paciente rubio de esa forma y llegó a una sola idea: tener sexo como le gustaría con el pero con otro chico.

Así que allí estaba el, caminando por el centro de la ciudad en busca de un sex shop dónde pudiera comprar objetos para introducir en algún culo que conociera esa noche en algún club.

Luego de recorrer varias calles céntricas Hansol decide en uno de los sex shop que vio en el camino, volviendo por el. El castaño no sabía muy bien que iba a comprar, ni que había allí precisamente en el lugar pero algo le iba a gustar o le iba a llamar la atención, seguramente. Él nunca había ido a uno de esos negocios, ya que no sintió la necesidad de tener algunos de esos juguetes que vendían en ese tipo de lugares, a él siempre le iba bien el sexo normal. No es que a él pensara que no era normal el sexo con juguetes sexuales, pero solo no era lo común para el.

Al entrar al local una joven rubia se le acercó y sonriendo le habló: — Buenas tardes, ¿Buscas algo en específico?

Hansol le sonrió de vuelta. — No, solo vengo a ver.

La chica asintió, sonriendo nuevamente y se alejó, dejándolo que el prosiguiera por los pasillos de la gran habitación.

Hansol pensaba que solo existía los consoladores, varios modelos de estos, claro, pero no sabía que existían tanta variedad de juguetes sexuales, por lo que el no dejaba de sorprenderse mientras caminaba por los diversos pasillos que había en el lugar. Pero ninguno de estos juguetes le sorprendió tanto como lo hizo el hecho de encontrarse con quien menos se quería encontrar: su paciente de pelo rubio. Éste estaba viendo muy de cerca, para el gusto del castaño, un consolador color rosado y de gran tamaño, era común, no como algunos que tenía diferentes y raras formas, lo único que tenía llamativo era un pequeño botón negro en la base de éste.

Los tanto carnosos labios del rubio se encontraban bastante cerca del juguete (en realidad no era así, pero a Hansol le gustaba pensar que si) y eso provocó que algo endureciera dentro de los pantalones del castaño.

— ¿Seungkwan? –preguntó el castaño con el ceño fruncido.

El nombrado levantó la cabeza para ver quien lo llamaba y sonrió un poco incómodo al ver que era su psicólogo. A el le contaba todo respecto a su actual relación amorosa y no le gustaba para nada que también estuviera ahí su pareja, de igual forma él se tendría que acostumbrar, le había pedido al castaño que le diera terapia en pareja.

Aunque también puede que le incomode que lo desee sexualmente más que su novio. Solo una posibilidad.

— Hola, Hansol.

— ¿Hansol? ¿El es tu psicólogo? –murmuró el novio del teñido, que se encontraba detrás de él, viendo el mismo juguete que el rubio.

Y ahí fue cuando Hansol se dió cuenta que también estaba presente y lo había estado anteriormente. El mayor sostenía a Seungkwan de la cintura y lo mantenía de esta forma cerca de su cuerpo.

— Sí, lo soy. ¿Tu eres Soonyoung, supongo?

— Sí. –le sonrió el mayor y Hansol comenzó a reír a carcajadas, no lo podía evitar, al verlo lo único en lo que pensó fue en su pene chico y a Seungkwan molesto por ello. Este no podía sentirse más incómodo o eso creía.

Cuando el novio del rubio le confirmo que era él Hansol no pudo dejar de recordar todo lo que Seungkwan le contaba sobre el y su pene chico.

— ¿No se supone que los psicólogos tienen que tener una buena salud mental? –preguntó el peli azul, luego de que el castaño se riera por un tiempo.

— Si, se supone. –le contestó el rubio, con un tono serio, estaba bastante molesto. No le importaba lo que el le había dicho a Hansol, el no podía reírse. Eso no era para nada profesional.