Amable

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-¿Necesitas ayuda, Dulzura?

Charlie miro hacia donde estaba Alastor con una ceja alzada. Sus manos se posaron sobre el escritorio lleno de papeles por acabar.

Alastor de pie frente a ella, en una postura estirada con ambos brazos detrás de su espalda, le observaba divertido, con su siempre característica sonrisa. Los dientes afilados y amarillentos del demonio causaban escalofríos no solamente en Charlie, sino también en todos a su alrededor.

Continuaba frente a su escritorio, esperando pacientemente su respuesta, opto por reclinarse en la silla sin cambiar su expresión.

-No, no realmente, Alastor-Dijo emitiendo un suspiro.

Cerró los ojos momentáneamente sobándose el puente de la nariz, llevaba desde la mañana ordenando y clasificando esos odiosos papeles sin otorgarse un pequeño descanso. Aun no llegaban huéspedes pero debía tener todo en orden para cuando lo hicieran.

Si eso realmente ocurriese.

Llevo una mano a uno de sus hombros empezando a darse masaje suavemente, la falta de descanso comenzaba a pasar factura.

-El estrés no va bien contigo, cariño-Le dijo rodeando el escritorio quedando a lado suyo.

Charlie mostró una pequeña sonrisa, después de todo nada podía escapársele al su otrora compañero de trabajo.

-No es nada, Alastor-Eso hubiese sonado más creíble si no se hubiera quejado momentos después.

Escucho una risa.

-Oh, cariño eres simplemente imposible ¿Verdad?-Señalo posicionándose detrás del asiento.

Iba a decir algo cuando las largas y delgadas manos de Alastor se colocaron sobre sus hombros. Extrañada elevo un poco la cabeza el le miraba burlonamente y con los ojos entrecerrados.

-Permíteme, querida-Dijo en un tono de voz suave.

Permanecieron observándose unos cuantos segundos, fue Charlie quien rompió el contacto para asentir otorgándole el permiso de continuar, instantes después pudo sentir el sutil masaje de Alastor sobre sus hombros.

Se permitió cerrar los ojos, disfrutando el toque suave y circular, el cual cambiaba cada cierto tiempo, a veces los movimientos eran rápidos algunos eran lentos, dependiendo del nivel de tensión en sus tejidos musculares. Al parecer existían pequeños talentos ocultos en el demonio, y estaba dispuesta a descubrir cada uno de ellos.

Unos minutos mas tarde Alastor termino por masajearla.

-Espero que te encuentres mejor, cariño-Le dijo volviendo a su anterior postura.

-Enserio te lo agradezco-Dijo más relajada.

-Estabas demasiado tensa, querida.

-Dirigir un hotel y encargarse de los detalles no es sencillo, Alastor-Fue su respuesta-Y con el poco personal del que disponemos realmente dudo que...

Alastor la hizo callar colocando un dedo sobre sus labios.

-Relájate, querida. Resolveremos todo y con mi ayuda este lugar quedara listo en un santiamén-Afirmo con seguridad y confianza.

Charlie no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa.

-Muchas gracias-Susurro

Alastor le sujeto ambas mejillas inclinándose un poco hacia ella.

-¡Así está mejor!-Exclamo extasiado-Nunca borres esa encantadora sonrisa tuya, encanto. Recuerda que nunca estas completa sin una.

Sintió un ligero rubor adornar sus mejillas, si bien Alastor tenía el extraño habito de invadir el espacio personal, especialmente con ella, jamás experimento ese extraño cosquille en su estómago hasta ahora.

Antes de poder decir algo el demonio se alejó recuperando su porte altivo y elegante.

-Me retiro, cariño-Dijo caminando a la puerta-Oh pero antes...-Chasqueo los dedos ordenando en cuestión de segundos todo el papeleo del escritorio de Charlie, clasificándolos en una enorme pila de documentos. -Tomate un descanso, encanto.

Sin decir nada más se retiró dejando a la dueña del hotel con una expresión confundida.

Todo eso fue nuevo, jamás imagino que Alastor el demonio radio conocido y temido por muchas pudiese llegar a ser amable.

Y ella no pudo evitar sentirse feliz por ello.

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No es muy largo...lo se. Ni siquiera se si merezca un comentario, en fin ¡Muchas gracias por leer! Espero que lo disfrutaran ¡Nos vemos pronto con la siguiente letra!

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