Bienestar

297 35 0
                                    


.

.

Charlie estaba preocupada. Miro por milésima vez al reloj colgado en la repisa de la chimenea, ya pasaban de las 10 pm. Y Alastor aún no hacia acto de presencia.

"Salió a resolver unas cosas" fue la respuesta de Husk.

No le dio importancia y realizo todos sus pendientes sin pensar en ello el resto del día. En el almuerzo le pregunto a Nifty si tenía idea de a qué hora regresaría Alastor, no fue de mucha ayuda, la pequeña criatura apenas le prestó atención limpiando de un lugar a otro sin parar.

Evito seguir cuestionando el paradero del demonio. Cuando regresara probablemente daría alguna explicación, sin embargo las horas pasaron y antes de darse cuenta ya había anochecido. Entonces la preocupación se hizo presente poco a poco.

¿Qué carajos podría ser tan importante para ausentarse tantas horas?

Soltó un bufido frustrada. Estaba siendo paranoica. No debía temer si algo le pasara a Alastor, todo lo contrario, era el jodido demonio radio, podía chasquear ambos dedos y salir ileso.

Entonces ¿Por qué no podía estar tranquila? ¿Desde cuándo no conocer su paradero le causaba esa incomoda sensación?.

Cubrió su rostro con ambas manos mientras negaba con la cabeza.

"El está bien "Repetía en su mente.

Unos golpes en la entrada principal la sacaron de su ensoñación, recobro la compostura antes de dirigirse a la puerta, no sin pensar ¿Quién podría ser a esa hora?

Al abrirla se encontró a Alastor.

—¡Oh, buenas noches, querida!—Exclamo.

Charlie permaneció mirándole unos cuantos segundos y de su boca dejo escapar un suspiro de alivio.

—Lamento llegar tan tarde—Dijo Alastor pasando por un lado entrando a la estancia.—Necesitaba resolver unos asuntos, los cuales debían tener toda mi atención y no fui consciente del tiempo.

—Debiste dejar una nota—Respondió Charlie con recelo.

—¿Acaso Husk no te dio el aviso?—Pregunto divertido aunque extrañado-Oh mi buen amigo, tal parece que la bebida está empezando a…

Pero Charlie no le dejo continuar.

—¡Diez horas!—Se colocó frente a él con ambos brazos sobre sus caderas mientras le fulminaba con la mirada—¡Desapareciste por más de diez horas, y no tuviste la consideración de decir a donde¡

Se pasó una mano su rubio cabello, tratando de relajarse. No sabía que le estaba haciendo actuar tan molesta, ni siquiera debía estarlo en un principio.

—¿Tienes idea de lo preocupada que estaba por ti?

Bajo la cabeza. Unos enormes deseos de llorar empezaron a invadirle. Los brazos de Alastor la envolvieron, una mano acaricio la larga cabellera.

—Calma, cariño—Susurro en un tono conciliador.—Disculpa, mi torpe descuido.

La sintió relajarse al decirle esas palabras.

—Lamento haberte gritado, Alastor—Dijo un tanto avergonzada—Pero de verdad estaba muy angustiada.

—¿Y a que se debe tanta preocupación hacia mi persona?—Pregunto entre intrigado y bromista-¿Acaso temías por mi?

Charlie sonrió quedamente. Luego elevo su rostro posando sus ojos en los de Alastor.

—Me abrumaba pensar que estuvieras herido—Dijo sin apartar la mirada.

Un destello de incredulidad y sorpresa invadió el rostro del más alto. Pero no lo demostró, continuo mirando a la joven por quien sabe cuanto tiempo extrañado e incomodo al sentir una calidez llenarle el pecho.

—Bueno, lindura—Dijo aclarándose la garganta—No estas tan equivocada en eso.

Charlie frunció el entrecejo confundida luego bajo el rostro y vio la mano envuelta de Alastor.

—¡Oh, cielos!—Exclamo angustiada-¿Qué sucedió?

—Un pequeño inconveniente con unos cuantos demonios cuando venía de regreso—Dijo encogiéndose de hombros—Pero descuida querida, ya me encargue de ellos—Esto último le hizo sonreír malignamente.

Oh, pobres bastardos.

—Necesito revisarla, la herida podría infectarse.

—No necesitar hacerlo, encanto.

—Tonterías—Salio corriendo a un pasillo cercano, tomo un pequeño botiquín y regreso momentos después. Señalo con la mano libre al diminuto sofá.

—Puedo curarme yo mismo—Replico Alastor.

—Ya lo se—Respondió—Pero es necesario aplicar un buen vendaje y agua oxigenada, si quieres que sane rápidamente.

Al no verle ninguna intención en obedecer emitió un suspiro de frustración.

—Por favor, Al—Insistió—Solo quiero ayudarte.

—¿Y si no quiero?—Dijo acercándose quedando a escasos centímetros de ella.

—Entonces deber obligarte—Sentencio sin inmutarse.

—No te atreverías, lindura.

—Oh ¿Quieres apostarlo?

Existió un breve duelo de miradas, el cual termino tan pronto empezó. Alastor negó divertidamente encogiéndose de hombros y sentándose en el sofá.

Charlie le siguió aun sosteniendo el botiquín, le pidió quitarse la venda para iniciar a limpiarle la sangre seca, aplicarle algo de agua oxigenada y después vendarle la mano con sumo cuidado y dedicación.

—Tienes buena mano—Le dijo.

—Gracias—Agradeció sonriente terminando de vendarle—Listo ya quedo.

—Muchas gracias.

—No fue nada.

Ambos guardaron silencio incapaces de decir algo mas.

—Ya es tarde, será mejor ir a descansar—Añadió ella observando al reloj.

—Te concedo la palabra, cariño.

Charlie fue la primera en levantarse, iba subiendo las escaleras cuando la voz de Alastor la hizo detenerse.

—Charlie…

—¿Si?

El estaba al pie de las escaleras con ambos brazos detrás de su espalda, parecía meditar sus palabras.

—Quisiera saber ¿Por qué te preocupaste tanto?

No supo responder, francamente no esperaba esa pregunta. Pero parecía intrigarle demasiado, permaneció callada unos segundos antes de dignarse a responder.

—Cuando estimas a una persona, simplemente lo haces. Empiezas a preocuparte, es inevitable—Callo un momento-Solo quieres que se encuentre bien y nada malo le pase. Quieres lo mejor para esa persona, porque te importa.

No sabia la razón de esa oración, pero así las sentía.

—¿Me estimas, querida?

—Así parece.

Alastor no añadió nada mas.

—Descansa—Dijo continuando su andar.

—Dulces sueños, Charlotte.

°
°
°

Hasta aquí el capitulo. No es mucho, pero ojala les guste. Nos vemos en la siguiente letra C "Calidez.

Abecedary Donde viven las historias. Descúbrelo ahora