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En la privacidad de sus aposentos, metido entre las cómodas sabanas de su cama, Alastor no lograba dormir. Era una de esas noches donde ni el mismísimo Morfeo en persona podría regresarlo al maravilloso mundo de los sueños. Se removía buscando una posición cómoda, al no lograr su tan ansiada faena retiro las sabanas, colocándose en el borde la cama.
Frustrado paso una mano por su rostro.
Tenía tiempo sin pasar una noche de insomnio, y resultaba realmente molesto, se irguió dirigiendo sus pasos al baño, estando ahí se vio así mismo atreves del espejo.
Por la mañana aparecerían unas predominantes ojeras, señal del inútil descanso. Soltó un bufido, abrió el lavabo mojándose el rostro.
Aún faltaban algunas horas para que amaneciera, y no teniendo nada mejor que hacer, salió de su habitación, quizá si daba un pequeño recorrido por los pasillos lograría descansar unas pocas horas.
Y ¿Por qué no? Ver si corregía algunos detalles de la estructura del hotel.
Camino media hora por todo el hotel, entrando y saliendo de algunas habitaciones que no había podido ver detenidamente, descubriendo un pasaje secreto en la biblioteca, se dio a la tarea de descubrirlo más adelante, podría serle útil cuando la oportunidad lo requiriera. Paso por la estancia principal, la cocina y el bar, le causo gracia ver a Husk tirado en el suelo junto a varias botellas de licor, pobre miserable pensó.
No necesito arreglar tantos detalles, desde su llegada ese era una de sus muchas labores, preocuparse para que la estructura del hotel luciera impecable.
Por mutuo acuerdo, Charlie era la encargada de archivar y ordenar todo el papeleo, así ambos tendrían tiempo para planificar ideas y ver cómo hacer llegar a los huéspedes.
Cuando pensó en su compañera, no pudo evitar pensar que seguramente estaría demasiado exhausta, aquel día se recluyo en su oficina todo el día, con la excusa de seguir revisando el papeleo. Vaggie intentó convencerla de tomar un descanso, pero Charlie solo le dijo que no lo ocupaba.
Alastor no hizo amigo por convencerla. Prefería estar al margen cuando la demonio trabajaba, asi evitaba problemas.
Al pasar por su oficina, tuvo la idea de entrar. Le daría una revisión a los papeles y daría algunas recomendaciones temprano por la mañana. Al girar la perilla se encontró con una sorpresa.
Charlie dormía plácidamente recostada sobre ambos brazos arriba del escritorio, todavía vestida con su ropa habitual. Entre sus brazos vislumbraban varios papeles, prueba de que estuvo trabajando hasta tarde.
Alastor negó divertidamente con la cabeza, el compromiso y la perfección a los detalles más minúsculos de la joven le sorprendían, sobremanera. Y él no era precisamente alguien a quien se le podía impresionar fácilmente.
Ese pensamiento lo hizo analizar todo lo relacionado con Charlotte Magne desde que la conoció en aquella fallida entrevista malintencionada por parte de esa burda y déspota reportera. Francamente no creía que existiera una sola alma en todo el infierno a la que le agradara Katie Killjoy.
Ver a Charlie intentando mantener la compostura pese al mal recibimiento tanto del público como de la televisora, fue digno de admirar. Sobre todo al escuchar las burlas y palabras despectivas de Katie respecto al nuevo proyecto.
Cualquiera en su lugar habría perdido los estribos al primer segundo, si hablaba desde su propia perspectiva, nadie en su sano juicio se atrevería a siquiera burlarse o cuestionarle, tener una reputación amenazante y poco clemente tenía sus ventajas.
Por desgracia Charlie al ser hija del mismísimo Lucifer, se esperaba un comportamiento igualitario o peor al de su progenitor, sin embargo sucedía todo lo contrario, la joven demonio bitaba de un gran entusiasmo, jovialidad, amabilidad y personalidad burbujeante, en el mundo mortal eso sería aceptable pero en el infierno...Era sinónimo de burla.
Verla pelear a puño limpio defendiendo su postura, fue hilarante y gratificante en partes iguales.
"Todos tenemos nuestros demonios, después de todo" No pudo evitar pensar.
Lentamente fue acercándose procurando no hacer demasiado ruido y despertarla, al estar lo suficientemente cerca pudo apreciar por primera vez las facciones de la joven. Piel blanquicea, mejillas sonrosadas las cuales parecían iluminarse ante alguna emoción, nariz pequeña y perfectamente perfilada, pestañas largas y oscuras, labios ligeramente gruesos decorados con labial negro.
Debía admitirlo, Charlie era muy hermosa.
"Tal vez demasiado para su propio bien"
Se inclinó un poco observando el suave subir y bajar de su respiración, lucia tan tranquila y tan serena que sería un pecado despertarla, sin darse cuenta guió una mano hacia ella acariciando gentilmente la sonrosada mejilla, encontrándose con una piel suave cual porcelana. Permaneció así unos instantes apreciando esa serenidad, no lucia como la hija de aquel ángel caído hacia tantos siglos.
Observo sus labios sintiendo una urgente necesidad por probarlos, se inclinó un poco más casi extinguiendo la cercanía, se detuvo en freno antes de poder lograrlo.
¿Qué diablos estaba haciendo?
Decidió alejarse, enojado consigo mismo al reconocer lo que estuvo a punto de hacer, no supo donde saco esa idea tan estúpida. ¿Desde cuándo le daba esa necesidad de besar a alguien? El un demonio, aterrador y careciente de misericordia. Sintiéndose increíblemente iracundo, salió de la oficina, rumbo a su habitación, cerró la puerta dando un fuerte portazo importándole muy poco irrumpir el sueño de alguien.
Arrojándose a la cama, vio hacia el techo, cerró los ojos y al hacerlo la imagen de Charlie se hizo presente sonriéndole con dulzura, mirándole de una manera que no supo descifrar. A la mente le vinieron las palabras que le dijo días atrás.
-¿Me estimas, querida?
-Así parece
Recordarlas le producían una emoción inefable, y repudiada para si mismo, ni en su vida humana quiso experimentar esas emociones que Charlie le provocaba y se rehusaba a aceptarlas. No podía y no quería.
Ese calor en su pecho no era aceptable, solo lo harían bajar la guardia y volverse débil, algo que no se daría el lujo de permitirse. Si siendo humano jamas lo permitió mucho menos al ser un demonio tan poderoso como lo era.
Volvió a cerrar los ojos, el cansancio haciéndose presente después de tanto desvelo, y teniendo en mente una sola cosa.
Debía extinguir ese sentir cuanto antes.
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.¡He vuelto! Lamento mucho haber demorado tanto, honestamente me estoy pensando en dejar varada la historia, sin embargo mi musa insiste en continuarla escribiendo.
Alastor es tan complicado y créanme intente ser lo más fiel a su personalidad, espero haber acertado en un punto.
Nos vemos en la siguiente letra D "Dulce"
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Abecedary
FanfictionEs curioso, como nuestra percepción de una persona puede llegar a cambiar en cuestión de segundos, a veces se requiere de tiempo. Otras veces solo se necesitan pequeños momentos.