once

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Estoy en el hospital, con las heridas curándose y el doctor revisándome las pupilas. La luz no me lastima nada.

-No hay señales de traumatismo cerebral por el accidente...sólo daños externos por los golpes.

Al lado del doctor estaba Annie, escuchando atenta el reporte. Tenía una curita en la cara y varios raspones en los brazos. Me duele tanto verla así. Ahora qué había hecho.

-Le daré de alta hoy mismo para que se encargue de ella.

Miro a Annie y después al doctor. Ella se ve que ha llorado y el doctor me dirige una sonrisa falsa.

Busco la mano de Annie para sostenerla y ella la presiona un poco contra la mia, con cuidado de no lastimarme.

-Doctor...-le hablo al hombre con bata blanca-¿fue grave lo que pasó?

El hombre presionó los labios, miró a Annie y como si ella le estuviera diciendo algo con la mirada, él se acercó de nuevo a mí.

-Esta vez la demencia duró mucho más tiempo, pero un psiquiatra se encargará de ello.

Demencia.

Me diagnosticaron demencia permanente hace poco más de dos años después de un accidente. Era demasiado joven para padecer aquello pero lo peor era que no podía recuperarme, sólo estar bajo tratamientos y cuidados de alguien responsable.

Los síntomas comenzaron a aparecer poco a poco, sin saber exactamente lo que sucedía conmigo, sólo un día me di cuenta que mi mente me estaba jugando una terrible trampa y los estados de ánimo me hicieron creer que estaba quedando loca. Al final, esa idea no estaba lejos de ser cierta.

Llego al punto de alucinar, de perderme entre lo que mi mente crea y la realidad que me rodeaba, sin saber qué hacer o hacia dónde ir. Ya no sé ni cuándo vivo ni cuándo sueño ni cuándo todo es un engaño. Ahora todo parece un delirio, y mi vida desastre completo.

Sólo tengo a Annie, pero ya la he dejado varias veces en suficiente peligro como para seguir arriesgándola. Es todo lo que me queda.

No sé qué hacer.

PHYSICAL ; dua lipaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora