En busca del rey consorte

C-3

Capítulo 03.

Felix estaba cabreado. Y cuando él se enfadaba, la gente a su alrededor solía pagar dolorosamente su estado de ánimo.
Sus compañeros en la guardia sabían que debían alejarse de él cuando se ponía así o corrían el riesgo de ser desmembrados y eso dolía terriblemente. Y también cuando se los tenían que volver a pegar.
Entonces, cuando volvió de la casa que habían decidido investigar debido a un informante, supieron que habría problemas.
-No están. -Declaró. -El olor indica que no han pisado esa casa en al menos unos meses.

Habían buscado en las casas conocidas de los Cullen y allegados sin éxito. En esos momentos su grupo se hallaba en una pequeña, al menos para los stándares de los vampiros vegetarianos, cabaña en las afueras de Lyon, Francia.
-¿Qué haremos entonces? -Grayson, un miembro de bajo rango de la guardia se atrevió a preguntar.
Sus compañeros se preguntaron si es que era o muy valiente o muy estúpido.
-Tú, por preguntar, te quedarás aquí vigilando los alrededores por si acaso se les ocurre regresar ya que hemos revisado esta casa. Y si aparecen, me llamarás. -Felix gruñó.
-Sí, señor.
-Los demás, vámonos. Debemos seguir buscando.
Nadie le contradijo. No estaban locos.

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Neville había conocido a Harry durante su viaje a Hogwarts en el tren cuando su sapo había decidido realizar un viaje aventurero. En un principio no hablaron mucho, porque él era muy tímido y porque Harry aún estaba bastante abrumado con el tema del Innombrable y el hecho de ser un mago...
Pero durante su cuarto año, cuando casi todos dieron de lado al niño que vivió porque creyeron que él, de algún modo que había decidido ocultar, logró meter su nombre en el cáliz, Neville, al verlo triste, decidió acercarse para asegurarle que él le creía. Que no pensaba que Harry había metido su nombre.
Esto probó ser importante, pues Harry se dio cuenta en ese momento quienes serían sus verdaderos amigos sin importar qué.
La amistad de Neville y Harry se dio de modo natural. Potter lo ayudó con su autoestima y con hechizos, y Longbottom lo ayudaba con herbología.

Fue durante quinto año cuando se acercaron aún más el uno al otro.
Había habido una fuga masiva en Azkaban y Neville se había recluído en la sala común de Gryffindor y solo salía para ir a sus clases y para comer.
-Neville... ¿Qué ocurre? -Harry se acercó para preguntarle.
-Ah, hola, Harry. Es que... No me gusta... cuando las personas hablan sobre los Lestrange y mis padres. Yo... Los veo cada vez que voy de visita, ¿sabes? Y no puedo... No puedo soportar que esos... esos se hayan escapado.
El de ojos verdes le puso una mano en el brazo.
-Te entiendo.
-Es que Harry. La sola idea de saber que ellos están ahí, libres y haciendo daño de nuevo...
Potter había querido distraer a su amigo de esos pensamientos así que le contó un secreto que solo Ron y Hermione sabían.
-¿Estás... Tratando de encontrar la forma de que tu madre adoptiva y hermanas tengan bebés propios? -El castaño se sorprendió.
-Sí. Ellas lo desean y es algo que yo quisiera regalarles...

Durante ese verano, Neville fue unos días a casa de Harry a pasar tiempo con él y fue ahí cuando conoció a quien sería su pareja destinada. Edward.
Harry le había hablado mucho sobre su familia de vampiros y Neville sentía que los conocía pero cuando vio al único Cullen sin emparejar, sintió como su magia respondía y su corazón se aceleraba al verlo. Y lo comprendió todo.

Pasaron todo el tiempo que pudieron juntos y cada vez que se los veía en compañía del otro, se notaba el cariño que comenzaba a nacer entre ellos.

Al conocer a las mujeres Cullen, Neville comprendió por qué Harry quería encontrar el modo de que pudieran tener bebés propios. Y es que ellas tenían mucho amor para dar.

Fue durante sexto año cuando Neville descubrió algo que ayudaría en gran medida a su amigo. Se sentía muy bien consigo mismo por el descubrimiento. Pero cuando iba a decírselo a Harry, se inició la batalla de Hogwarts y el director murió...
Después, en verano, no se vieron y durante todo el año siguiente no hubo tiempo para nada.
Tampoco podía decírselo a Edward, pues era un secreto que tanto Harry como el castaño habían decidido guardar por si sus investigaciones no daban frutos, no haberle creado falsas esperanzas a las vampiresas.

Pero antes de la batalla, Longbottom quería darle una alegría al Elegido así que le habló de su descubrimiento.
-Oh, Nev. Esa... Esa es la mejor noticia que podrías haberme dado este día. Muchas gracias. De verdad. Muchas, muchísimas gracias.

Cuando Voldemort cayó, se declararon varios días de celebración. Para muchas personas también era tiempo de luto, pero eso no cambiaba el hecho de que el hombre más temido de los últimos años se había ido... Para siempre.

Ese verano, con el deseo de Harry de alejarse del circo mediático en el que se había convertido su vida, se marchó a casa de sus parientes adoptivos a los cuales llevaba casi un año sin ver por la misión que Dumbledore le había encomendado.
Ellos se alegraron de verlo y para deleite del menor, su padrino también estaba allí.
Neville había decidido acompañarlo porque hacía mucho tiempo que no veía a su pareja y las cartas no podían ser enviadas por riesgo de ser interceptadas.

Edward se sorprendió al ver a su Coeur. Había pasado de ser un chico torpe y tímido, a ser un hombre que tenía sus metas claras y que sabía lo que quería y no dudaba en expresarlo.
Al vampiro le agradaba el cambio, pero le habría encantado estar allí junto a él durante la transición.

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Alec odiaba tener que ser portador de noticias negativas para los reyes. Él prefería haber encontrado al Coeur de Marco para que así todos pudieran volver a su rutina normal.
Tener que buscar a un tonto mago terco le tenía de los nervios. Él no era un perro de rastreo y no quería serlo.
Al menos, el hecho de que estaba lejos de los reyes le evitaban la ira de sus jefes.
Así que decidió que una llamada telefónica sería lo mejor.
Y eso fue lo que hizo para informar de que en Austria no habían encontrado nada.