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ORION

Volvimos a casa luego de pasar un par de horas super aburridas en la casa de los nuevos vecinos, mi mamá y la señora Patricia solo hablaban de trabajo y de los tipos de pacientes con los que habían tenido que lidiar, pero en ningún momento hablo sobre su familia o sobre la rebeldía de su hijo mayor.

- quieres que te prepare algo de cenar

- no mami estoy bien mas bien descansa

- pero es que estas tan flaca, quiero alimentarte bien y que vuelvas hacer mi gordita

Mamá termino haciéndome unas hamburguesas veganas, me había vuelto vegana hace tres años y amaba serlo, terminamos de comer, le di un beso en la mejilla a mi mamá y subí a mi habitación para cepillar mis dientes, cambiarme de ropa y acostarme a escuchar música hasta quedarme dormida, pero me di cuenta que la ventana de la casa de al lado que quedaba justo al lado de mi habitación estaba encendida después de muchos años, sabia que era una habitación porque cuando estaba la antigua familia habrían la ventana y podía ver una cama y bueno cosas de una habitación, pero a quien se la habrían dado al Esteban o a Sebastián, en toda la noche nunca abrieron la ventana o corrieron la cortina pero por la figura que se reflejaba podía jurar que era la habitación de ese niño grosero, voltee mi cara hacia el otro lado y me empecé a quedar dormida no me importaba esa familia y mucho menos ese niño al cual no le habían enseñado modales y lo tenían muy mimado, al fin me quede dormida pensando en él.

Al otro día al despertarme mamá ya se había ido, me prepare el desayuno, después me arregle y Sali a dar un paseo por l pueblo, estuve un rato en el parque dándole de comer a las palomas, también fui a la biblioteca, al medio día fui hasta el hospital y almorcé con mamá, estuve todo el día dando vueltas y divirtiéndome sola como muchas veces lo había hecho en el pueblo tenia una amiga pero ella se encontraba en estos momentos dando su mejor esfuerzo en la universidad mientras yo estaba siendo perseguida por un pato, si señores por un pato ya que no le quería dar todo el pan que me estaba comiendo pero al final termine dándoselo, mire hacia arriba y se estaban empezando a formar unas nubes oscuras entonces decidí regresar a casa, iba caminando por el pequeño parque que quedaba al frente de las casas y mire a Sebastián con un grupo de amigos bueno no creo que fueran tan amigos los empujaron tan fuerte que el cayo sentado a la acera, acelere mi paso y llegue hasta donde ellos estaban.

- oigan déjenlo en paz

Los chicos voltearon a verme y rápidamente se montaron en sus bicicletas asustados de que fuera acusarlos.

- mañana nos volvemos a ver angelito- le grito uno de los abusadores porque eso era lo que eran

-Te ayudo- extendí mi mano hasta la altura de su cara, pero el solo me ignoro y se levantó sacudiéndose el polvo, tenia sus mejillas coloradas y un pequeño corte en su labio inferior, me miro por unos segundos a los ojos y se dirigió hasta la puerta de su casa, en el momento que me miro fue imposible no tener una especie de arritmia, pero seguía siendo un grosero.

- oye por lo menos puedes decir gracias

Volteo en mi dirección y me miro como miraba a todos, yo sabía que tenía mucha rabia, pero tenía que enseñarle algunos modales

- gracias

Me lo dijo con tanto sarcasmo y frialdad que se me erizo la piel; empezó a rebuscar en su bolso las llaves para abrir la casa, pero era intento fallido, sentí en mi hombro descubierto una gota de agua y luego otra y otra, estaba empezando a llover y el allí sin poder entrar en su casa.

- quieres venir conmigo mientras llega tu mamá

Ni siquiera me respondió y yo no iba a estar mas tiempo soportando a un niño malcriado, me di la vuelta y volví a mi casa, prendí la calefacción disponiéndome a preparar un rico chocolate, esta noche la iba a pasar sola ya que mi mamá tendría turno continuo toda la noche porque habían muchas urgencias y eran pocas las enfermeras; me asome por la ventana y allí estaba Santiago sentado en el borde de la puerta siendo besado por la gran tormenta que estaba cayendo, era un niño tan pero tan terco, busque una sombrilla y salí a buscarlo.

- te vas a resfriar así que vamos para mi casa

No respondía estaba con la cabeza abajo y no podía saber si eran lagrimas o gotas que corrían por sus mejillas, me estaba empezando a enojar con el y no me iba a importar si terminaba con una neumonía, era un idiota que no le gustaba aceptar la realidad; lo mire por un momento y gire disponiéndome a volver a casa el frio que hacia en la calle era aterrador, pero de pronto alguien tomo la manga de mi sudadera, lo mire con el rabillo del ojo y allí estaba parado mostrando al fin un poco de si mismo con sus mejillas como un tomate, no le quise hablar porque eso podría acabar con el pequeño progreso que habíamos empezado.

UN AMOR PROHIBIDOWhere stories live. Discover now