El viaje

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Luis es un joven de 24 años, una persona que pasa desapercibida por los demás.

Luis ha concluido sus estudios universitarios hace unos meses, ahora llegó la parte más importante de todo egresado, así es, buscar un trabajo.
Luis es alguien que tiene un par de amigos que ayudó en el pasado y ahora retribuyen ese gesto, le han conseguido un entrevista en una de las empresas ubicadas en la capital.

Luis está nervioso, jamás ha viajado pero tampoco tienen dudas de hacerlo, empaca sus cosas y se despide de aquel que fue su único amigo y que verá de nuevo en cuanto se estabilice el panorama en su posible nueva vida.

Después de empacar y arreglar su viaje Luis piensa en el plan B, lo que seguirá en caso de que no sea aceptado, en su mente sólo se puede leer lo siguiente; "no puedo regresar aquí necesito algo mejor, sólo soy un perdedor que no tiene nada en el mundo, novia, casa, objetivo en esta vida, sólo soy un don nadie". Para su suerte de Luis una mujer de aproximadamente 28 años se sentó junto con él durante su viaje a la capital, era una mujer de estatura media, de tez blanca y cabello castaño, con una sonrisa que caracteriza a una mujer en su estado de completa belleza. Está mujer cuyo nombre jamás sabremos, debido a que Luis es una persona muy tímida pero con un pequeño secreto que esconde su peculiar gusto, un placer por las mujeres que usan botas, un fetiche que él mismo no comprende y sólo se avergüenza de ello aunque en sus días de intensa soledad sea lo único que lo distrae además de lo que fue su vida de universitario.

La mujer que está a su lado casualmente está usado un par de botas, unas botas negras y de piel, Luis sólo se queda congelado, deseoso de ir y adorar las botas de esa hermosa mujer, lamer su calzado, aspirar el aroma de los pies después del contacto con la piel de las botas, muchas opciones pasan por la mente de Luis y si otra opción más que mirar a la ventana del autobús con la esperanza de que se olvide de la tentación que tiene al lado de él.

Luis, con la mayor timidez posible logra entablar una conversación con su compañera de viaje, quien de forma risueña habla con él sobre su destino, ella también viajaba a la capital, pero sólo para tomar su avión que la llevaría a su destino. Después de un rato de pláticas entre sus gustos y preferencias la mujer comenta que se siente cansada y aún faltan unas horas para llegar a la capital por lo que le dice a Luis que dormirá un tiempo, ella comenta que se siente cansada de sus pies, pero que por suerte tenía un par de tenis en su mochila que lleva con ella además del equipaje, entonces la mujer pregunta si podría dejar sus botas debajo del asiento de nuestro universitario debido a que ella lleva una mochila debajo de su asiento. El lector adivinara la repuesta de nuestro hombre, un sí disimuladamente camuflando la felicidad que tenía nuestro egresado, uno de sus placeres más grandes a su alcance, un par de botas de una mujer. La hermosa compañera de viaje entrega las botas a Luis quien las guarda debajo de su asiento.

En cuanto la mujer cayó en un profundo sueño nuestro egresado sin hacer mucho ruido y cuidando que los pocos pasajeros que estaban unos 8 asientos detrás de ellos no se acercarán, Luis empieza a inhalar el olor a pies dentro de unas botas de piel negras, cuya textura era como tocar una pequeña superficie dura y un tanto arrugada, el olor era un poco húmedo, pero una humedad similar a la del pertricor, no aún más sublime, algo que no puede ser expresado con simples palabras, un deleite que deja volar la imaginación y sentir aquella textura del pie de la mujer en tus sentidos.

Después de un tiempo de inhalar aquella fragancia de las botas, Luis quiere más, algo más atrevido, pero que parece imposible, eyacular dentro de las botas de aquella hermosa mujer.

Poco a poco Luis lleno de deseo pierde el sentido de la razón y comienza a hacer el trabajo para llenar de su líquido aquellas perfectas botas, sin embargo su llegada es próxima y sólo es algo discreto porque aquella mujer no tarda en despertar de su letargo. Luis sólo logro impregnar una bota con su líquido que quedó dentro de aquella bota de piel negra.

Una vez que se llegó al destino la mujer recoge sus cosas y antes de salir se pone las botas de nuevo, hubo un momento de tensión, después de todo si la mujer sentía aquel líquido en sus pies ella podría haber descubierto a Luis, sólo se escuchó un comentario de aquella mujer, en el cual se quejaba de una pequeña humedad pero que olvidó tras unos minutos, Luis y la mujer se despidieron y él se fue feliz de que él siempre estaría en las botas de esa bella mujer.
Mientras Luis va a la salida de la estación en busca de un taxi para ir a la posada donde se quedará, pisa un pequeño ornamento, parece un cierre de una bota, Luis se lo queda y se sube al taxi.

Después del viaje y registro Luis Seva a descansar para su entrevista de mañana.

El destino es algo que no podemos controlar pero que si podemos salir del control del mismo...

 

Desconocidas MágicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora