Cuando Andrés llegó a la Universidad, sintió como todos sus problemas se desvanecían. Solía pasarle muy a menudo. Él era una persona introspectiva, acostumbrada a comerse la cabeza con asiduidad, y las superfluas conversaciones con sus amigos le servían de terapia. Le tranquilizaban. Cine, videojuegos o el amor, cualquier tema servía para relajar la mente y dejarse contagiar por el humor y la locura.

- '...así que decidí salir por la puerta trasera y vi como todavía estaba esperándome en la barra' – Soltó Marc a carcajadas.

- No jodas. ¿Y la dejaste ahí a la pobre? – Dijo Miguel añadiéndose a la conversación.

- No, si ahora seré yo la víctima – Soltó Marc dolido – Llevaba 45 minutos hablando de su perro y como lo vestía de personajes Disney. No quería que me disfrazara de Chicken Little en una hipotética segunda cita. – Relató el muchacho riendo ruidosamente.

- Podrías haberle dicho que no te interesaba quedar más con ella. No dejarla ahí plantada – Sentenció Andrés mientras miraba de reojo a Laura.

- Yo al menos intento algo. Aunque luego sea un cobarde. Tú llevas 2 años mirando a Laura cual ojo avizor y solo le pediste un día la hora – Dijo Marc mofándose.

- No te pases Marc. No todos tenemos tu caradura – Saltó Jordi defendiéndolo.

- No. Si razón tiene. Lo que pasa es que algunos somos demasiado tímidos. Es un problema que debería tratarse con mayor seriedad. Cada vez que la tengo cerca, mi corazón se acelera y soy incapaz de pensar con claridad. Ojalá pudiera decirle lo que siento – Finalizó él cabizbajo.

De repente la puerta se abrió, y entró una risueña profesora de aspecto juvenil y pelo canoso sujetando un fajo de folios de colores. Carla era una profesora creativa que convertía aburridas clases teóricas en experiencias divertidas en las que se aprendía mucho. Una de las pocas profesoras universitarias que sentía verdadera pasión por la enseñanza.

- ¡Buenos días! Ánimos. No mostréis esas caras tan largas que estamos a solo un mes de finalizar el curso – Dijo con una radiante sonrisa.

Aquella mañana les tocaba 'Informativos en Radio y Televisión'. Una asignatura cuya finalidad era aprender a sacar la información de fuentes fiables y transmitirla de la mejor manera posible. También era importante saber que herramientas tenían disponibles para conseguirlo.

Era su asignatura favorita del semestre. Él amaba la información como medio. Sabía de su importancia a la hora de dar a conocer un hecho. Pero a su vez le entristecía lo bajo que estaban cayendo muchos periódicos que vivían de las exageraciones y las medias verdades para subsistir. Aunque era legítimo, en su justa medida, para él era como traicionar al maravilloso mundo del periodismo. Una herramienta que concedía mucho poder, y al que pocos le sacaban provecho de manera honrada.

- Como veréis he traído un bloque con folios de 5 colores distintos. Vais a separaros por grupos de 5. Os daré 3 noticias que tratan el mismo tema desde ángulos diferentes. Quiero que aprendáis a seleccionar la información y desarrolléis la noticia más objetiva y sensata que podáis basándonos en este material – Sentenció Carla.

Empezó a sacar los nombres de los alumnos, agrupándolos de 5 en 5.

- Ignasi, Juan, Miguel, Andrea y Elena. Vosotros vais a hablar del deshielo ártico y sus consecuencias. Como sabréis, es un tema bastante urgente cuyas resultados a veces se exageran para alertar a la población. Hoy quiero que tratéis el tema con sumo cuidado y ofreciendo una noticia objetiva libre de mentiras – Dijo la profesora señalando la mesa de trabajo para el grupo 1.

Pasados unos minutos, cuando solamente quedaron 2 grupos y Andrés vio como el nombre de Laura todavía no había salido, su corazón empezó a latir muy rápido. Empezó a sudar. Solamente le había tocado ir con ella una vez, en primero, y las cosas no habían salido demasiado bien. No porque hubiera hecho nada en especial, sino más bien porque no habían intercambiado palabra alguna. Trató de recomponerse respirando hondo. En aquel momento la profesora empezó con el veredicto final.

- Ramón, Sandro...

Por el momento no habían dicho el nombre de ninguno de los dos. Por un lado, su instinto racional prefería estar en un grupo diferente para evitar pasarlo mal. Pero su lado más romántico y esperanzador quería estar con ella, aunque solo fuera para hablar de las ranas verdes del Amazonas.

- Mireia, Pedro...

Quedaba un nombre. Su cabeza se estaba imaginando miles de situaciones en fracciones de segundo. Incluso en una de ellas salían ambos casados y con hijos en mitad de un mundo post-Apocalíptico. Sonrió para sus adentros. Tenía que dejar de ver tantas películas de terror antes de ir a dormir. Se preparó para el veredicto final.

- ...y Jordi. – Dijo Carla finalizando con la enumeración de los alumnos del cuarto grupo.

Miles de mariposas empezaron a revolotear por su estómago. Se giró hacia Jordi quién le guiñó un ojo. Entendió a la perfección el mensaje de su mejor amigo. Era ahora o nunca. Estaban terminando tercero, el último curso en el que estaban todos juntos, pues en cuarto iban a separarse entre trabajos de fin de grado y optativas. Así que tenía unas pocas semanas para declarar su amor o dejar que la vergüenza lo venciera.

- Laura, Marc, Yolanda, Roger y Andrés. Vosotros os tocara hablar sobre Elías Fernández. Un historiador al que muchos tachan de loco. Tenéis entre manos un tema difícil porque vais a leer muchos desprestigios sobre sus trabajos. Os tocara contar sus logros e investigaciones analizando su figura de manera objetiva. – Dijo la maestra señalando la última mesa que quedaba libre.

Andrés respiró hondo. Evidentemente era una coincidencia que le tocara el trabajo sobre un historiador del que había leído un artículo aquella misma mañana, pero por unos instantes sintió una sensación indescriptible. De manera intrínseca sabía que detrás del que parecía un hombre afable y entrañable se escondía una oscura verdad.

- ¿Estás bien? – Le preguntó Carla dándole un golpecito de ánimo.

- Sí. Perfectamente. Estaba pensando cómo afrontar este reto que nos has puesto por delante – Dijo el muchacho saliendo con bastante soltura del estado de shock en el que se encontraba.

- Perfecto. No esperaba menos de ti. – Dijo ella sonriendo afablemente.

Andrés fue camino a la mesa analizando introspectivamente aquella coincidencia. Ni siquiera su corazón se dio cuenta de que tenía a Laura sentada a su lado. Para él solo existía en aquellos instantes el nombre de Elías Fernández y la sensación de que su nombre albergaba un misterio oculto.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2020 ⏰

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