Capítulo 8

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—Vamos Auron, no te duermas, quédate conmigo- le rogaba al contrario, teniendo su oreja cerca de su boca al tenerle abrazado, con sus brazos sujetando su espalda y sus manos las riendas de Abduzcan.

—Lo intentó... pero los ojos se me cierran solos, Vegue- susurró suave, con el cansancio tomandole de los tobillos, sujetado con fuerza a los hombros del de ojos morados.

Escuchó la puerta abrirse, mientras que ingresaban a la fortaleza y el mecanismo de las puertas cerraban las puertas detrás de ambos al pisar la placa de presión. Dirigió el caballo a las escaleras y con rapidez, subieron hasta la cima.

La puerta corrediza dio paso al dueño de la mansión y ambos ingresaron. Veguetta dejando el caballo en su patio, frente a la puerta principal, brinco del caballo, sin soltar a Auron, para cargarlo como un costal e ingresar de una patada dramática a su casa.

—No lo dices, pero siempre quisiste hacer eso- se ríe debilmente, siendo recostado en el sillón de la sala.

—¿Quién dice que nunca lo hago?- quería conservar ese buen humor, pues así podía mantenerle despierto —No tarda el doctor y yo iré a por unos tanques, no tardo y, ¡Por favor!- se arrodilló a un lado de él, acercando su cara al del moreno —No te duermas- le dedico una pequeña sonrisa y palmeo suave su mejilla, para levantarse y correr escaleras arriba.

Miró fijamente a la puerta, para que el candado con retina le dejase entrar, funcionando casi al instante. Llegó casi derrapandose al cofre donde tenía su hierro, tomó algunos lingotes de dicho material y algunos del poco titanio que tenía. Tomó algunas mangueras que había usado alguna vez para otro crafteo, algunas boquillas de aluminio, estaño para soldar...

Cargó todo en su mochila y corrió a su sala de hornos altos, fundió el hierro en láminas y con el calor aún entre las partículas, le permitió maniobrar con dichas laminas, creando dos tanques.

Añadió las boquillas con ayuda de su soldador y el estaño, unió a las mangueras y tomó una cúpula de latex, para calentarla y moldearla a una mascarilla.

Con una palanca, selló la salida del oxígeno y cerrando la compuerta, obligó a que el oxígeno puro, entrara en su totalidad en el tanque.

Apagó todos los hornos y quitándose las protecciones para su cuarto de hornos, salió con ambos tanques.

Ya había pasado al menos 10 minutos, un record personal, pues se había apurado al máximo en hacerlo y que, a pesar de tener el conocimiento, nunca lo había hecho en práctica.

Salió de la habitación, bajo las escaleras con cuidado de no tropezar, dejó los tanques detrás del sillón.

—Auron, guapo, espero no te hayas dormido, aqui están...- entró en pánico, pues no solo no estaba su "paciente" sino que había un rastro de sangre que daba hacía la salida.

Y al final de ese rastro, vio llegar a Fargan con el médico.

Ahora tenían un grave problema y estaban contra el reloj.

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Todos los datos e información sobre el uso y la creación de los tanques de oxígeno, así como el llenado a vacío del tanque, fue basado a mi interpretación. Nada es confirmado ni real e ignoró totalmente el correcto uso de dichas herramientas.

Además de que, al ser basado en un juego, no se respeta las leyes de la materia, tiempos, etc.

En pocas palabras, todo es ficción para poder hacer posible este capítulo.

Incendio // Karmaland 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora