¿Para qué son las amigas?

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Tres días han pasado. Tres días desde aquel atentado contra su vida, del que se libró gracias a la intervención de su mejor amiga, quien resultó ser la kriptoniana y heroína más famosa de National City. Ella no se ha permitido un minuto de descanso, dedicada al cien por ciento a los proyectos de sus laboratorios, a las juntas empresariales y las conexiones alrededor del mundo, todo con tal de mantenerse ocupada.

Sus dos últimas noches las pasó en su laboratorio personal, tratando de desentrañar los secretos del Harun-El. Está decidida ahora más que nunca, a encontrar la cura al cáncer y muchas otras enfermedades, y sabe que esa piedra es fundamental. Necesita probarse a sí misma lo que es capaz. Es ella sola contra el mundo, siempre lo ha estado. Lleva toda su vida luchando contra el nefasto legado de su familia, ahora no es momento de mostrar debilidad, menos por alguien a quien solo conoce hace relativamente poco y quien, como todos en su vida, le ha mentido.

¿Pero es realmente así? Su mente científica clama a gritos analizar la situación, y por más que se atiborre de trabajo, el tema no deja su mente, como un ruido de fondo constante que roba la atención de sus pensamientos inadvertidamente.

El televisor de su oficina estaba encendido y sintonizaba uno de los canales más famosos de National City, su programa sobre la bolsa de valores fue interrumpido para dar las noticias de último minuto, "Agente Libertad ha sido capturado gracias a la intervención de Supergirl" se leía en el anuncio en letras mayúsculas en la parte inferior de la pantalla, mientras un presentador impecablemente maquillado daba inicio a la nota. Al escuchar el nombre de la heroína de la ciudad Lena dirigió su mirada al televisor, fue entonces cuando el presentador dio paso a la imagen en vivo desde alguna fábrica abandonada en la zona industrial a las afueras de la ciudad.

El gesto de la empresaria se tornó aún más serio y su mirada afilada prestó total atención a lo que estaba sucediendo en pantalla, mientras elevaba dos puntos el volumen para poder escuchar mejor.

—Sr. Lockwood ¿algún comentario? —Gritó su pregunta uno de los reporteros agolpados a las puertas de la antigua fábrica, tratando de lograr la exclusiva mientras los policías esposaban al Agente Libertad y lo conducían al carro de la patrulla policial.

Lockwood vestía el famoso traje del Agente de la libertad, pero no llevaba la máscara, al escuchar la pregunta levantó su mirada para enfrentarse a la cámara, y con ira contenida, a la vez que un gesto desafiante respondió casi gritando para que todos lo escucharan.

—¿Algún comentario? no lo sé, ¡mira mi cara! ¡mira lo que me hicieron! usé esa máscara para protegerme a mí y a mi familia porque hay alienígenas a los que no les gusta escuchar lo que yo creo, no les gusta escuchar la verdad, así que pongo las cartas sobre la mesa, ¿qué hay de Supergirl? ¿Eh? Ustedes saben quién soy yo. ¿Quién es ella?

—Se sorprenderían, —murmuró fríamente para sí misma, mientras bajaba el volumen y volvía a enfocarse en su trabajo. O al menos eso intentaba. No se le pasó por alto la figura en azul y rojo desenfocada en el fondo, que observaba a los oficiales con los brazos cruzados. Como si no bastara con sus propios pensamientos, Kara tenía que aparecer también en la televisión. Exhaló cansada y se giró en su silla para mirar por el inmenso ventanal a sus espaldas.

La ejecutiva se concedió unos minutos para meditar. Inhaló profundamente cerrando sus ojos y su mente guardó silencio por un brevísimo instante. Las cajas imaginarias en las que estructuraba sus pensamientos y emociones estaban ahora en un tumultuoso caos, y aquello era algo que no se podía permitir.

El estado de meditación le permitió examinar detallada y calmadamente aquel ruido, y fue entonces cuando la comprensión se abrió paso en el momento en que su atención se enfocó en sus emociones.

Aliadas IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora