adiós.

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Débil y cobarde, así se sentía en esos momentos mientras la fuerte lluvia hacia sus movimientos mas pesados, de todas formas arrancó sin ninguna duda el kunai atravesado en su brazo con el afán de poder ponerse de pie y recuperar el control en si mismo, pero no pudo. Volvió a caer al ver lo que era en definitiva su ultimo momento, ya estaba preparado para eso, ser un shinobi te hacia estarlo. No le importaba realmente si debía ser él el que se fuera, finalmente podría ser una nube y estar tranquilo siendo guiado por el viento, quería ver el lado positivo a pesar de que no habría ni uno convincente entre todos los que en algún momento tuvo la firmeza de creer que eran perfectos, quería pensar que al menos podía irse en paz sabiendo que lo había intentado, de saber que al menos pudo protegerlo con su vida entera.

Pero todo paso tan rápido que cuando pudo darse cuenta de que sucedía él estaba rodando lejos de donde seria su final. No comprendía, ¿Que había pasado? ¿Lo había salvado a pesar de todo?

Se sentía aturdido y completamente perdido, sus ojos pesaban tanto que podría mantenerlos cerrados un segundo mas y caer dormido, pero no era el momento maldita sea, no lo era.
Muy a su pesar abrió lentamente los ojos encontrándose con la imagen mas horrible que alguna vez presenció y sus lagrimas comenzaron a caer al mismo tiempo que las de ese alegre chico frente suya. ¿Por qué?

Su piel ardía, quemaba. Y de todas formas intento levantarse, quería estar con él, quería que naruto viera que sufria por él y por lo que estaba pasando y lo logro, dio dos, tres, cuatro pasos y sus pies no lo resistieron mas, se desplomó. Sintio su cabeza dar vueltas por todos lados y que su estómago dio un vuelco que lo hizo casi vomitar, pero no importaba, no ahora que estaba tan cerca del rubio que podía escuchar como su corazón latía mas lento, podía escuchar el fluir de la sangre abandonando el cuerpo ajeno y del interminable golpeteo de las gotas al caer.

Y giro a verlo, giro a verlo a él, sintiendo esa débil y azulada mirada que lo llenaba de paz, fija sobre su lastimada piel, sobre su triste rostro y quiso llorar, mas de lo que ya lo hacía. Tenía una necesidad asfixiante de llorar sobre él, abrazándolo. ¿Pero como siquiera podía pensar en eso? Ellos nunca fueron tan cercanos como para dejarse ver tan destruido, seria patético y por mucho que lo deseaba prefería que naruto lo viera como lo estaba haciendo. Porque si se acercaba tan solo un paso más no podría contenerse lo suficientemente y se dejaría ir en ese momento, no podía permitir verse tan vulnerable cuando todos seguían intentando salvarlo, cuando todos estaban siendo shinobis excepcionales.

Ya era tarde, ambos lo sabían, y aún así rezaban con tener un poco mas de tiempo. Rezaban porque naruto no muriera, no ahora, que tenia una meta por cumplir, no ahora que ya habían ganado la guerra, no ahora porque shikamaru no sabría como seguir adelante,  ya perdió personas importantes, no quería que otra mas lo dejara. Y se notaba lo desesperado que se encontraba, él jamás le hubiera rezado a nadie, a absolutamente nadie. Pero lo estaba haciéndo justo ahora, todo era tan irónico y cortante.

Pero nadie lo escucho, porque a pesar de todos los rezos del mundo que pudiera hacer ya lo estaba perdiendo frente a sus ojos, se estaba yendo y a pesar de eso él seguía sonriendo tan maravillosamente que creías que estaba bien, aun estando roto y casi muerto, no podía parar de sonreír acariciando las mejillas de su abuela, que con todas las ganas intentaba salvarlo. Naruto lo hacía para que al irse ella no se sintiera mal, lo comprendió porque lo estaba haciendo con todos en ese momento, al regalarles esa sonrisa. Lo que mas lo destrozaba es que el rubio ya tenia en mente lo que pasaría y no hacia nada para evitarlo, se dejo vencer. Finalmente se dejo vencer y eso se sentia peor que una puñalada en su corazón. Tal vez naruto lo supo desde mucho antes de que pasara y por eso no intento nada, era injusto.

Jamás creyó que algo así pudiera pasar, no estuvo en ningún momento en su mente que él pudiera perder, pero estaba tan equivocado y no podía seguir con esa presión en el pecho al ver caer a la que era posiblemente era la única persona que jamas vio rendirse. No podía con eso, sus pensamientos lo estaban comiendo vivo, su cuerpo no reaccionaba a nada mas que llorar y sentir desvanecerse bajo la inmensa lluvia que había comenzado mucho antes de que él pudiera darse cuenta. Su paisaje mas hermoso sabia lo que pasaría mucho antes que pasara y no podía evitar soltar semejante diluvio  e inundar el grisáceo piso manchado de sangre que estaba pisando en ese preciso momento. La lluvia quería ayudarlo, pero era tarde.

Adiós.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora