Volver.

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El trayecto a casa transcurrió en silencio, un silencio atormentador, un silencio que me propinaba una sensación de terror incomprensible. Sentía, que en ese silencio, un silencio donde nada podría romperlo, como si cualquier cosa que provocase sonido, como un plato al caer, sonase sordo, como si el sonido hubiese desaparecido ; sentía que aquí, solo podría oírme a mi misma, oír a mi cabeza, esta idea me aterraba más que nada. ¿Qué hay en mi cabeza? ¿Qué son esas voces? ¿De dónde proceden? Son algunas de las preguntas que me formulaba durante el trayecto.

Pasada media ahora, el coche se paró, el tiempo había estado lluvioso, así que hacía bastante frío y se podía palpar la humedad en el ambiente gracias a las lluvias que azotaban la ciudad ultimamente. En aquel momento, tal solo algunas gotas caían sobre nosotros.

-Muchas gracias por traerme a mi casa... -Fui capaz de decir tras haberse parado el coche.

-No me las des Jane, aquí tienes tú móvil, te recuerdo que tienes mi número dentro por si necesitas cualquier cosa. -Sacó su mano de su bolsillo y me acercó el móvil.

-Muchas gracias, no dudaré en llamarlo, doctor. -Cogi el móvil y me bajé del coche.

Inmediatamente, encendió el motor y arrancó despidiéndose de mi con la mano a través de la ventanilla. De repente, una lluvia cayó sobre mi, no tardé ni medio segundo en empaparme de arriba a abajo.

'¿Y ahora qué ?' - Pensé.

Busqué en mi cazadora las llaves de casa y abrí el portal, en el llavero, había una pequeña etiqueta que ponía Bloque 2, 3°B. Alcé la vista y pude observar un viejo ascensor, me acerqué a él y toquè en el botoncito, las puertas chirriaron al abrirse, entré y el ascensor empezó a ascender hasta el tercer piso.

Salí del ascensor y miré a mi derecha, pude ver la puerta de mi casa, metí las llaves en la cerradura, y la giré.

Dentro se podía apreciar que el piso había estado sin habitantes durantr algún tiempo, durante mi estancia en el hospital. Habían algunos platos sin fregar en el fregadero, olía a cerrado y había bastante polvo en los muebles.

Lo primero que hice, fue abrir las ventanas y recoger las cortinas, la brisa fría de invierno haría bien para despejar la casa.

-Mi cabeza está algo así como mi casa... - Pensé.

Fregué los platos que quedaban, limpié el piso, e hice mi piso más habitable.

-Debería comer algo, pero dudo mucho que haya mucho donde elegir en la cocina. - Dije para mi misma.

Como predije, había poca cosa donde elegir. Así que me hice una pizza que estaba en la nevera, de aspecto un poco cuestionable, pero que era mejor que nada. Mientras comía, hice una lista con cosas que debía hacer al día siguiente, empezando por comprar alimentos si es que quería sobrevivir.

Ya era de noche cuando acabé de cenar y recoger la cocina. Ya que mi cuarto no pude ordenarlo, opté por dormir en el sofá del salón. Cerré la puerta con llave, hice una cama-sofá algo improvisada y puse algo de música en el aparato, tenía varios discos donde elegir, así que me decanté por Artick Monkeys, y empezó a sonar Arabella.

Arabella's got some interstellagaton
skin boots
And a helter skelter
around her little finger
and I ride endlessly

Esos fueron los primeros versos en sonar, y al ritmo de la música me metí en la ducha para refrescarme.

Tras secarme y ponerme mi pijama de puntos negros y rojos, cerré las ventanas, y noté la gran cantidad de frio que se había acumulado dentro del piso.

-Una razón más para estar bien tapadita en el sofá. - Pensé.

Dicho esto, me metí en el sofá, y cerré los ojos...

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2015 ⏰

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