C U A T R O

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—¡Ya te dije que te largues! Tu mano estorba en mi vista al cielo ¡Vete! ¡Seguro tu esposa e hijos te esperan! — le respondí al oficial que estaba fastidiandome.

—No tengo hijos, y dudo que mi esposa me esté esperando —se acercó mas a mi —Me acercare para que me puedas oír mejor ¿Esta bien? —lo miré acercarse, tenía cara de ser bien parecido, un policía prostipirugolfo cualquiera.

—¿Porque no te vas? Ya tomé una decisión y tu no me harás cambiar de pensamiento.

—No me iré, vengo a ayudarte.
—¡Ja! ¿Ayudarme a que? Nadie puede ayudarme, mi novio lo intentó, pero se hartó de mi, y yo también estoy harta.

—Quiero ayudarte, enserio, cuentame ¿que te pasó?—mis lagrimas empezaron a caer de nuevo.

—Todos estan hartos de mi, de mis emociones, les fallé como hija, como esposa, he fallado como mujer —El oficial se quedó callado.

—Yo también he fallado, pero no me he dado por vencido.

—¿Tu que sabes si no has tenido la ilusión de convertirte en padre y perder a tu bebé?

—Quizas no lo sepa, pero también he enfrentado mis peleas, y he tenido ganas de darme por vencido. Yo te quiero ayudar, juntos vamos a salir de esta —el estúpido policía quería convencerme de alguna forma, que quitarme la vida no era una buena idea, volteé a verlo, era un chico de unos 27 años, me seguía extendiendo la mano, sus compañeros estaban detrás de el.

—¿Porque eres tú el negociador?
—Despues lo entenderás— mi corazón latía muy rápido, de nuevo mi maldito apego por alguien que apenas conocía me estaba venciendo y él lo había notado, había notado mi punto débil.

—¿Como te llamas? —preguntó de nuevo.
—Lilia— respondí tratando de permanecer firme en mi idea de saltar al vacío.

—Que bonito nombre tienes Lilí, yo me llamo Jaziel. ¿Que te gusta hacer? —sus preguntas estúpidas me incomodaban, no iba a dejar que me convenciera.

—Dormir—respondi cortante.
—¿Aparte de dormir?
—Salir a caminar.
—¿Te parece si te alejas de esa orilla y vamos a caminar? Tu y yo, nada más.

—Esta en sus horas de servicio señor, no quiera ser cursi para convencerme porque no lo logrará.

—Ya tengo un permiso, verás, me pareces interesante. No todos los días me toca negociar con una chica como tú para hacer que no salte al vacío, ven, te ayudaré. — voltee a verlo, parecía hablar en serio.

—Me estás mintiendo.
—No, claro que no mentiría —la lluvia empezaba a caer de nuevo, los demás oficiales se cubrian de la lluvia y mi negociador se estaba mojando, me sonrió, le di la mano y me ayudó a subir, en la mano tenía una cicatriz que parecía ser de un corte profundo, los paramedicos me cubrieron con una manta separándome de Jaziel, mis padres me esperaban en la ambulancia, me abrazaron, mi madre lloraba y me pedian una explicación de porque lo había hecho, ahora mismo no quería hablar del tema.

Me trasladaron en la ambulancia junto con mis padres al hospital, ahí tomaron mis signos, y de nuevo me re-agendaron cita para el día siguiente con mi psiquiatra. Una vez mas, me habian mentido, porque le perdi la pista a Jaziel. Al día siguiente mi padre fue por mis pertenencias a casa de Roberto, y yo no debía quedarme sola por mi intento de suicidio, había noches en que no podía dormir y llamaba a Roberto, quien después de un tiempo cambió de número para evitar mis inoportunas llamadas.

Pasaron los meses, y cada vez más iba sintiéndome más vacía, deje de trabajar, era una carga para mis padres, aunque siempre me mostraron su apoyo y comprensión quizás no demostraban que con trabajos salían con el gasto a fin de mes, les ofrecí buscar empleo y después de tanto insistir me permitieron trabajar, con la condición de no caer en la debilidad de buscar a Roberto, misma debilidad con la que luche por mucho tiempo en que estuve trabajando.

Entré a trabajar en una cafetería como mesera, y aunque no podía olvidar a Roberto, recordaba a Jaziel, no lo habia vuelto a ver desde que intente suicidarme, esta ciudad era pequeña, quizás lo habían cambiado a otra base.

Mi hora de salida era a las 9:00 P.M. la dueña de la cafetería pedia siempre un taxi que me llevara a casa de mis padres, y esa noche no fue la excepción, era una noche de luna llena misma que se veia opacada por las luces del centro de la ciudad, había bastante tráfico, mas que en otras ocaciones, los autos avanzaban lentamente, se escuchaban los claxon de los autos y mas adelante demás conductores que gritaban “Ya pegale pinche mandilon” el chofer del taxi se bajó.

—¿Que esta pasando?— pregunté estirandome a ver si podía ver algo.

—Parece que se está peleando un hombre y una mujer —respondio.

La gente morbosa y chismosa que nunca faltaba ya estaba grabando y chiflandole a una pareja que al parecer estaba teniendo una discusión, el trafico se detuvo por completo y aproveché para bajarme, el altercado estaba a un auto de distancia de donde estaba el taxi, era una mujer de cabello corto que estaba cacheteando a un chico alto de complexión delgada, el la tomaba de los brazos para calmarla, había quienes se burlaban de él porque no podía controlar a la mujer, otros se limitaban a grabarlos, algunas señoras le decían que ya se calmaran y los claxons no dejaban de sonar. Me acerqué mas y pude ver de quien se trataba, la chica traía un trozo de vidrio y ya le había hecho un corte al que hace unos meses atrás había negociado conmigo para que no saltara del puente vial que estaba al sur de la ciudad.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2020 ⏰

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