LIGADOS POR SANGRE - BNHA

XI

Shoto se levanto al siguiente día agotado tras pasar una tarde y noche completa cerrando su nueva felicidad junto a su omega predestinado.

-¿Qué haremos con tu madre?

-Hablare con ella primero, luego, tal vez, podremos verla juntos.

Izuku cerró los ojos atemorizado, cubriéndose con la sabana.

-Tu madre es realmente fuerte.

-No tienes idea-rio Shoto.

El peliverde se sentó y observo como el alfa que, con temor ama demasiado, se vestía.

-¿Qué quieres que haga ahora?-le pregunto con un nudo en su pecho, sin poder explicárselo. Algo no iba bien con todo aquello.

-Explora, solo no trates de encontrar a mi madre antes que yo.

Izuku rio.

-Es toda tuya hasta nuevo aviso.

-Que amable.

Shoto se acerco a su pareja y lo beso introduciendo su lengua de inmediato, explorando cada rincón que ya sabia de memoria.

-¿No tenias que irte?-Izuku le pregunto entre beso.

-¿En serio?

Shoto paso su mano por el abdomen bien trabajado del omega, recostándolo a tiempo que lamia su cuello.

-Podríamos pasar otro día haciendo ejercicio-le ofreció el rey.

-Todoroki, estoy seguro que tu madre te esta esperando.

Shoto se levanto molesto frunciendo el ceño.

-¿Dije algo que no debía?-pregunto Izuku, confundido.

-No, es solo que es extraño-dijo Shoto caminando a la puerta principal.-Anoche no dejabas de gritar Shoto, Shoto, Shoto y ahora me llamas Todoroki, es raro.

El alfa sonrió al ver el notable sonrojo de su omega, dios, hasta su cuello estaba rojo.

Cuando el rey al fin había desaparecido por la puerta de la habitación, Izuku pudo dar rienda suelta a su felicidad, saltando desnudo sobre la cama sonriendo como nunca antes lo había hecho, bueno, quizás aquella vez que su madre había celebrado su cumpleaños con aquella dulce torta de naranja que tanto trabajo le había costado conseguir.

Luego de una refrescante ducha de agua fría, había comenzado con su recorrido por el castillo, el primer lugar que visito fue la azotea, en donde, claramente era un lugar para almacenar antigüedades que no querían botar, la mayor parte de la gran habitación estaba llena de cuadros del antiguo rey.

Le dio un escalo frio, aquel hombre fue el responsable de que su padre tuviera aquella gran cicatriz en su brazo derecho. Si de algún modo, Shoto se llegara a enterar de su relación con aquel hombre estaba seguro que jamás lo hubiera invitado a su hogar junto a su madre.

-¿Viendo que robar?

La pregunta lo tomo por sorpresa, al girarse pudo identificar al segundo de quien pertenecía aquel cabello blanco y sedoso.

-Su majestad-susurro Izuku, notablemente nervioso. No podría atacarla aunque la mujer lo hiciera. Era la reina y madre de Shoto.

-No me has respondido.

-No, su majestad. Solo admiraba los cuadros.

-¿Alguna vez lograste ver a mi esposo en persona?-dijo la reina caminando entre los cuadros sin quitarle la mirada de encima.