two.

48 7 1
                                    

Castiel encendió su celular, viendo el reciente mensaje de su mejor amigo desde adolescente.

Hey amigo, sé fuerte, podrán superar todo esto. Es normal estar triste y llorar, pero recuerda que tienes una hija y debes cuidar de ella. Saludos a Chloe y Nathaniel.

Castiel sonrió, se sentía bien tener el apoyo de sus amigos.

—Castiel, ¿ya te vas? —habló una chica castaña, llevaba un poleron que la protegía del frío— Afuera está helado, lleva algo abrigador, me quedaré con Chloe —Lynn sonrió— Saludame a Nathaniel.

El pelinegro asintió. Realmente se sentía muy bien tener a sus amigos.

Castiel salió de casa y se encaminó al hospital. Recorrió las mismas calles con su auto, el mismo pasillo del hospital, distinta habitación de hace dos años.

—Hola —Nathaniel sonrió— ¿Y Chloe?

Castiel se sentó en una silla de la habitación y se dedicó a mirar a Nathaniel, su piel seguía igual de pálida, estaba mucho más delgado, se veía agotado aunque quisiera demostrar lo contrario.

—Está en casa con Lynn, están decorando la casa para el cumpleaños —sonrió tratando de mostrar seguridad, aunque estaba totalmente desmoronado.

—Ah mi pequeña, diez años, como pasa el tiempo ¿eh? —rió el rubio, mirando el techo suspirando. Dos años pasaron, dos años y en ninguno de aquellos días Nathaniel pudo volver a casa. Seguía igual, o empeorando.

—¿Cómo estás? —preguntó Castiel, sabiendo ya la respuesta.

—No tengo idea —rió débilmente Nathaniel para luego hacer una mueca de dolor— Oye Castiel, ¿Puedes prometerme algo? —miró a los ojos del, ahora, pelinegro. El guitarrista asintió sin muchos ánimos— Cuando llegue el momento, prometeme que aunque estés totalmente arruinado, seguirás adelante —el pelinegro se quedó sin habla— seguirás adelante por nuestra hija, y sé feliz ¿de acuerdo? —Nathaniel quiso agarrar la mano de Castiel, pero no tuvo fuerzas para moverse, supo qué significaba eso— Te amo demasiado, no lo olvides. No olvides que tienes una hija y que debes seguir por ella. Quiero que seas feliz aún si yo no estoy ahí.

—¿Qué mierda estas diciendo? —los ojos del pelinegro estaban tirando lágrimas sin parar.

—No quiero que le mientas, dile que siempre estaré con ella aunque no sea físicamente, que es mi hija aunque no tengamos la misma sangre.

—Imbécil, deja de decir tonterías —quiso secarse las lágrimas, fue inútil. Los dos ya lo sabían, pero Castiel no quería aceptarlo.

—Y toma, un regalo por su cumpleaños —miró hacía la mesita que estaba a un lado, había una cajita con un envoltorio.

—Nathaniel... —colocó su mano encima de la de Nathaniel, estaba fría.

—Te amo mucho —sonrió— fueron los mejores años de mi vida junto a ti.

Castiel se paró de pronto, gritando que llamaran a un doctor. Estaba desesperado, Nathaniel había cerrado sus ojos y no respondía a sus llamados.

Ya habían revisado a Nathaniel, pero pasó lo que tenía que pasar. Lo que todos sabíamos, pero jamás quisimos aceptarlo.

Castiel, encerrado en su auto, sosteniendo fuertemente el manubrio, lloró, no pudo parar, se imaginó muchos finales que terminaban con Nathaniel vivo. No quiso aceptar la realidad.

Ahora, nadie podía abrazarlo y calmarlo como lo hacía él.

«Papá, ¿Me prometes que papá Nathaniel va a volver?»

«Cuando llegue el momento, prometeme que aunque estés totalmente arruinado, seguirás adelante»

¿Cuántas promesas estaba dispuesto a romper?

🍁🍁🍁

¡Está quedando muy bonito! — exclamó con alegría Chloe, orgullosa de tener un cumpleaños tan genial como el suyo, en una hora más sus amigos iban a ir a su casa a disfrutar de todos los dulces que habían comprado.

—Ya terminamos ¿no crees? —dijo Lynn exhausta, sentándose en una silla que estaba cerca de la mesa.

—Hay que esperar a papá para comenzar —sonrió y le ofreció una bebida a su tía Lynn. Le agradeció y quiso saber más sobre lo que pasaba, qué opinaba Chloe al no tener a su padre en casa.

—Chloe, ¿Tu papá Castiel está bien? —preguntó tratando de encontrar las palabras más apropiadas para que la pequeña entendiera.

—Supongo que sí... —agacho su cabeza— de hecho... no le cuentes a papá ¿ya? Pero él, a veces, en las noches no puede dormir, y creo que es por mi papá Nathaniel —su mirada se entristeció— No me gusta ver a mi papá así, él es muy bueno.

—Chloe... ¿Qué harías si ya no volvieras a ver a Nathaniel? —preguntó suavemente, con un tono leve para no alterar a la niña.

—N-no lo sé... me sentiría muy mal —la pequeña miró a Lynn— ¿Ya no veré más a mi papá? —la castaña se apresuró en responder.

—¡No! No es eso... —decidió cambiar el tema— ¿Podrías traer esos platos de allá? Creo que nos faltaron esos.

Chloe asintió, pero antes de hacer lo que le pidió Lynn, sonaron golpes en la puerta. La pequeña fue a abrir entusiasmada, encontrandose con su padre.

—¡Hola! ¿Ya fuiste a ver a papá Nathaniel? ¿Cómo está? ¿Va a venir para mi cumpleaños? —atropelló con todas sus preguntas al pelinegro, el sonrió débilmente levantando el regalo de Nathaniel.

—Para ti de tu papá Nathaniel —le entregó el regalo, ella lo recibió alegremente y fue a guardarlo a una habitación. Castiel miró a Lynn que se encontraba sentada en una silla, le estaba sonriendo.

—¿Cómo se encuentra Nathaniel? —preguntó esperando noticias buenas.

Castiel la miró desesperado. Una sola mirada bastó para que Lynn soltara la primera lágrima.

La castaña se cubrió la cara, sacando las lágrimas que se habían atrevido a salir. Cuando levantó la cabeza, Castiel ya no estaba.

—¡Lynn! ¿Y mi papá? —preguntó la pequeña Chloe— ¿Por qué lloras?

—Maldita sea, creo que se me metió una pestaña en el ojo.

🍁🍁🍁

El cumpleaños fue un éxito, todos quedaron exhaustos, así que Chloe se durmió primero que todos, Lynn se quedó a dormir en casa de Castiel. Este último se encontraba en su habitación, eran las 4 de la madrugada y no podía pegar un ojo.

Actuó normal porque era el cumpleaños de su hija. Ahora mismo sentía tremendas ganas de tirarse de un puente, prefería sentir el dolor de estrellarse contra el suelo que el dolor que sentía en ese momento.

Le había hecho una promesa a Nathaniel y no estaba seguro si quería cumplirla.

Vio por su ventana, pequeñas gotas de lluvia comenzaron a colocarse en el vidrio.

El invierno estaba cerca.

Promise. «Castiel x Nathaniel»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora