Todos se quedan mirándome con asombro y un poco de sospecha. Sin embargo, por un buen rato no dicen absolutamente nada, y como no estoy para perder el tiempo, decido volver a la cueva para relajarme y continuar con la pequeña siesta que estaba tomando antes de su irrespetuosa visita.
—¿A dónde vas? —El mini Black trata de seguirme para impedirme el paso.
— ¿A dónde crees tú? Pues en la cueva, necesito estar totalmente tranquila antes de que lleguen los Volturi mañana; ¿no creo que a ustedes les convenga estar al lado de un dragón molesto, verdad? —Los miro con burla.
Ellos se ponen nerviosos, se miran entre ellos, y rápidamente llegan a la conclusión de que no deben molestarme más de lo que ya han hecho; realmente, no les conviene, no ahora que los Volturi están a la vuelta de la esquina.
—No para nada —Niega con nerviosismo el mini Black, apartándose de inmediato de mi camino.
—Bien, no siendo más me retiro. — Reanudo mi marcha. —Y por lo que más quieran, no regresen a menos que sea para traerme cuatro reces para mi merienda. —Bostezo.
>> Pero les recomendaría que no me despierten lanzándome piedras como si de un deporte bien pagado se tratara. —Afilo la mirada, causándoles un poco de nervios y temor. —No sea que decida olvidar mi deber y los vuelva brochetas de lobo y palillos para dientes, versión vampírica.—Amenazo.
—Lo sentimos —se disculpan con temor.
— Más te vale. —Afilo un poco más mi mirada. —Agradece que no me causaran dolor alguno, o tocaran alguna membrana delicada; los dragones tendemos a ser rencorosos —dejo la advertencia en el aire.
Sus cuerpos tiemblan levemente, pero sé que es por temor. Después de todo, su instinto les muestra que frente a mí están perdidos, y que se mantienen vivos es por mi misericordia. Satisfecha con las miradas recibidas, decido entrar nuevamente en la cueva y disfrutar de la sensación del agua contra mi cuerpo.
No obstante, me abstengo de cerrar mis ojos y rendirme al sueño, solo hasta que me asegure de que sus presencias están lo suficientemente alejadas como para no perturbar mi paz y tranquilidad; una vez que estoy lo suficientemente satisfecha con la distancia es que cierro mis ojos, y disfruto del silencio, la soledad momentánea y la tranquilidad que se hacen presentes en este lugar.
Pero mi satisfacción se ve interrumpida cuando una nueva presencia se hace presente en el lugar. Gracias a mi olfato y mi poder, pude notar que esa presencia le pertenecía a una niña, pero lo que más me llamó la atención es que ella cargaba con un dolor demasiado grande en su alma, uno que, si no se curaba, lo más probable es que su propio cuerpo expulsara el alma y la llevaría a una muerte cruel y dolorosa.
Con la curiosidad sembrada en mi interior, abro los ojos y dirijo mi vista a la entrada de la cueva, donde la pequeña figura de la niña se hacía notar; también pude observar que ella es una pequeña hibrida, y por lo que su olor me deja saber, es posible que ella sea la hija del mini Cullen y la nieta del líder del clan.
El olor de la niña me da a entender que tiene ansiedad, miedo, nerviosismo y mucha, pero mucha curiosidad; también pude notar que no se atrevía a entrar; se nota que no quiere molestar, pero su ferviente golpeteo en su pecho me dice que su ansiedad está llegando a niveles que podrían ser mortales para la niña.
Cansada de las interrupciones, pero con gran intriga y preocupación, decido acercarme a ella; abro mi mente para comunicarnos, pero sus pensamientos me abruman. El deseo ferviente de conocerme, el anhelo moribundo de ser amada por su madre y una amplia necesidad de ser protegida y querida, son lo que me hace pensar que las cosas no son como las imaginé en un principio.
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DRAGON NEGRO - Edward Cullen.
FanficEn un mundo donde lo sobrenatural y lo humano colisionan, Eliana Renaldi ha estado oculta tras la cortina de la normalidad, intentando dejar atrás el legado de su oscuro linaje como la última Dragón Negro. Su vida tranquila se ve desbordada cuando A...