CAPÍTULO 2: Almas colocadas, recuerdos perdidos

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-¡Listo, señor Schmidt! Puppet está reparada otra vez- dijo un empleado del local, hablando con Henry.

-Perfecto, gracias por tomarte el tiempo de ayudarme- dijo Henry, sonriendo levemente en agradecimiento.

-No es problema, señor. Creo que Puppet es muy necesaria en el local. Después de todo, es nuestra niñera, por así decirlo- dijo el empleado.

-Cierto es. En fin, puedes retirarte a casa por hoy. Ah, recuerda que en una semana presentamos a Wolfy. Hay que tenerle listo para entonces- le recordó Henry a su empleado.

-De acuerdo, señor.

El empleado se marchó de la pizzería, despidiendo a Henry y dejándolo solo en el local. Henry suspiró y se acercó a la caja de Puppet, abriéndola y viendo a la marioneta, de rodillas y con la cabeza gacha. Henry tocó su cabeza, algo entristecido.

-No te culpes por no haber defendido a aquellos niños. Alguien tapó tu caja- dijo Henry, sonriendo afligido-. Seguro Charlotte tampoco quería que te pusieras triste. Solo... hay que seguir adelante.

Con esto, Henry cerró el local y marchó su casa bajo el cielo nocturno, que estaba nublado parcialmente. Dentro del local, la caja de Puppet empezó a moverse y a saltar. El movimiento fue de menos a más, hasta que la tapa se abrió.

-¡Papaaaaaaaá!- exclamaba desde dentro Charlotte.

Pero ella solo logró quedarse sorprendida con el lugar donde se encontraba. Se hallaba dentro del restaurante, pero más específicamente se encontraba dentro de la caja de Puppet. Cuando miró su cuerpo, se asustó: su ropa había desaparecido y solo había un cuerpo largo y negro, con rayas blancas en los brazos y las piernas y unos botones en el pecho de color blanco.

-¿Por qué me veo... así?- se preguntó en alto Charlotte, para después tocarse el cuello-: ¿Y porqué mi voz suena diferente?

Con cuidado, Charlotte salió de la caja y se acercó a una de las ventanas que había en el local. Al verse reflejada en esta, no creía lo que veía: había adoptado la forma de Puppet... ¿o había poseído a la propia marioneta?

-Recuerdo... quedarme fuera de la pizzería con dos chicos. Después vino un hombre de traje morado y... ¡Aaah!

En ese momento, Charlotte cayó en la cuenta. Había sido aquel hombre quien le había quitado la vida. Después, recordaba vagar perdida, deseando volver a ver a su padre, para finalmente ver a Puppet y entrar en ella. Ella sabía por algunas historias de fantasmas que había poseído a Puppet. Pero algo la estaba preocupando todavía más:

-¿Cómo... me llamaba?- se preguntó ella, muy confusa y asustada.

Se había dado cuenta de que no recordaba nada de su vida anterior, escasamente algunos conocimientos que había adquirido y el recuerdo de su muerte, pero nada más. Todo lo demás estaba en blanco.

-¿Qué puedo hacer ahora?- se preguntó la pequeña, a punto de romper en llanto.

Entonces, Charlotte se dio cuenta de que estaba escuchando a tres personas más llorar. Cuando observó la sala, vio tres bolas de luz que tomaron forma de tres niños: uno de su edad y otros dos mayores. Puppet reconoció a los dos mayores: eran los dos niños que murieron junto a ella a manos del hombre morado. No podía reconocer al otro niño, pero estaba segura de que también había muerto en aquel local. Ella se extrañó, pues podían haber hecho como ella. Pero ellos parecían no darse cuenta de eso, así que Charlotte se dispuso a ayudarles. Fue hasta los dos niños mayores y les agarró de la mano con bastante facilidad. Después, observó la sala: excepto Puppet, el resto de animatrónicos estaban vacíos. Decidió meter a ambos dentro de Fredbear y Springbonnie, así que los llevó hacia ellos y ella los introdujo. Las almas se desvanecieron y Charlotte esperó a que sucediera algo. Y, efectivamente, sucedió: tanto Springbonnie como Fredbear abrieron los ojos, confusos. Cuando la miraron a ella, se asustaron.

Five Nights At Freddy's: A Different StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora