Capítulo I: Mudanza

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-Mamá, ¿queda mucho?- le pregunté a mi madre desde el asiento del copiloto.

-No, llegaremos en unos 10 minutos- respondió sin apartar la vista de la carretera.

Estuve jugando con los botones de la radio hasta que encontré una emisora que no me disgustaba y miré el paisaje por la ventana. Había algunas casas de distintos colores y las calles estaban casi vacías. Al girar un curva a la derecha mi madre se detuvo unos metros después.

-Mira, ya hemos llegado- dijo apagando el motor.

Salí del coche y vi la casa. Tenía las paredes de fuera pintadas de naranja y varias ventanas. Me acerqué a la puerta y usé la llave que me había dado mi madre antes de llegar. Al abrir vi una entrada enorme con unad escaleras enfrente para subir arriba. A la izquierda se encontraba un salón tradicional con un sofá rojo y dos butacas marrones , con una chimenea de piedra en una pared y una televisión de plasma. A continuación había una cocina recién reformada. En ella había una puerta que daba a un jardín trasero muy espacioso. Seguí explorando la casa y llegué a una habitación con una mesa larga y varias sillas a su alrededor. Entre tanto mi madre ya había traído dos maletas que dejó apoyadas en la pared de la entrada.

-Aiden, tu habitación está arriba. Es la última puerta en el pasillo de la derecha- dijo sonriendome- cuando la hayas visto baja a por tu equipaje.

-Vale- dije emocionado- vengo ahora.

Empecé a subir las escaleras tan rápido que casi me caigo. Fui a la puerta que me habías dicho y la abrí. La habitación era bastante amplia y tenía las paredes de color azul claro. En la pared de enfrente ocupando el centro de habitación una cama con un edredón verde. A su derecha había una mesita de noche y al otro lado un armario. A los pies de la cama, al lado de la puerta había un escritorio con una silla de ruedas y dos estantes encima. Fui directo a mi nueva cama y me tumbé. Estaba agotado por el viaje. En ese momento me di cuenta de que el techo era de un azul noche con varias estrellas dibujadas. Me levanté y bajé las escaleras para ir a por mis cosas. Nos pasamos toda la tarde organizando nuestras pertenencias.

Se hizo rápido de noche. A las 11 estábamos cenando un sándwich en la cocina.

-Bueno, ¿te gusta esta casa?- preguntó cuando terminó de comer.

-Me encanta- le dije sonrriendo.

-Bueno, en cuanto termines vete a dormir que mañana tenemos cita con el director del instituto.

-Buf, vaaale. ¿A que hora es?- pregunté.

-Con que te levantes a las 10 llega- dijo levantadose y recogiendo su plato.

Lo hechó en el fregadero y se fue a su habitación. En cuanto terminé me asomé al jardín y vi el cielo estrellado. Estuve así durante algunos minutos y como tenía frío decidí irme a dormir. Entré y me fui hasta mi habitación. Abrí el armario y cojí mi pijama de color naranja. Me metí en cama y apagué la luz, pero el techo seguía brillando. Las estrellas dibujadas en el brillaban haciéndolas parecer reales. Iba a levantarme a darle las gracias a mi madre, pero me quedé dormido antes de poder hacerlo.

¿Por qué es tan difícil?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora