El despertador sonó a las 9:30, lo que me dió tiempo a ducharme. Me vestí una camiseta negra de mangas grises, unos vaqueros azules y unos tenis negros. Bajé a la cocina y vi que mi madre ya había preparado el desayuno y estaba comiendo.
-Buenos días - le dije nada más entrar en la cocina.
-Buenos días Aiden, desayuna rápido, salimos en veinte minutos.
Hice unas tostadas y me preparé para mi primer día en ese instituto.
Llegamos sobre las 12. Debía ser la hora del recreo, ya que había mucha gente deambulando por los pasillos.
Terminó la reunión con el director y nos dijo que esperasemos un momento. Pasaron algunos segundos y se oyó petar en la puerta. Por ella apareció la cabeza de un chico. Tenía el pelo negro y algo largo, usaba un gorro de lana gris y era muy pálido. Llevaba puestos unos vaqueros rotos y una camiseta de manga larga negra. Era bastante alto. Fumaba, se notaba por su olor.
-Aiden, este es Miguel. Él se encargará de mostrarte el instituto- dijo el director- puedes ir viéndolo si quieres, tengo que hablar con tu madre en privado.
Salí de su despacho y comenzamos a caminar. Según íbamos pasando por diferentes salas me decía que clases se daban ahí.
Llegamos a un patio exterior y se acercó a un grupo de gente parecidos a él. Algunos estaban fumando, otros simplemente se reían. Miguel me dijo que me acercase y me presentó.
-Chicos, este es Aiden. Es el nuevo- dijo secamente.
-Ho... hola- dije yo algo asustado.
Todos me miraron de arriba a abajo, sobre todo un chico bastante alto y musculoso. Este se me acercó y me agarró del brazo con fuerza, separandome del grupo y llevándome hacia la parte trasera de un pequeño edificio que Miguel me había dicho que era el aula de música. Yo intentaba soltarme, pero no era capaz. Miré hacia los demás; algunos se reían, otros no si quiera prestaban atención.
Al llegar me lanzó contra la pared y me hizo daño.
-¿Que haces?- le pregunté molesto.
Me agarró los brazos y vi que se acercaba a besarme. Yo intenté liberarme, pero tenía demasiada fuerza, así que le dí un cabezazo haciendo que me soltase y dejándolo sangrando. Intenté escapar, pero me agarró y me cojió con un brazo.
-Chaval, entérate, lo que yo diga es la ley, así que si no quieres que te parta la cara te vas a quedar callado y no se lo vas a decir a nadie, ¿vale?
Yo seguía intentando escapar, pero tenía demasiada fuerza. Cuando su cara estaba a pocos centímetros de la mía cerré los ojos esperando lo inevitable, pero no llegó.
Cuando los abrí vi al chico tirado en el suelo y a Miguel con el puño levantado. Él me agarró de la mano, pero sin apretarme y empezamos a correr. Miré una última vez hacia atrás y vi que nos miraba mientras escupía algo de sangre.
Corrimos y me llevó a un jardín bastante pequeño y escondido que estaba detrás del pabellón. Ahí paramos y Miguel se tiró al suelo. Yo hice lo mismo, quedando tumbados mirando hacia el cielo.
-Lo siento...- dijo después de un rato.
-No... pasa nada- le respondí.
-Si que pasa- se incorporó quedándose sentado- por mi culpa ese gilipollas casi te...
Yo también me levanté hasta quedar sentado.
-Pero no pasó nada, gracias a ti.
Se giró hacia mí y pude ver que le brillaban los ojos. Se acercó despacio y me abrazó. Me quedé un poco aturdido, pero después de unos segundos reaccioné y le abracé yo también.
Estuvimos así hasta que sonó el timbre. Me separé.
-Tienes que volver a clase- le dije.
-¿Eh? Ah, sí. ¿Nos veremos mañana?- preguntó.
-Seguro que sí- respondí mientras me levantaba.
-Bien- dijo sonriendo.
Me acompañó hasta el despacho del director por si volvía a aparecer el imbécil y nos despedimos. Cuando se fué sentí una puntada en el pecho. No sabía por qué, pero no me dió tiempo a pensar en ello. Entré dentro, me senté y me quedé callado mientras ellos hablaban de otras cosas que no escuché. No podía parar de pensar en Miguel.
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¿Por qué es tan difícil?
RomanceAl llegar a mi nuevo instituto no conocía a nadie. Me pasaba los recreos solo. Un día tuve problemas y el fue el único en ayudarme. Desde aquel momento me enamoré.