Inocencia

Capítulo 2

Let me kiss you!

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La suave brisa primaveral que se colaba por la ventana pudo haber sido refrescante hasta hace unos momentos.

Parecía que las llamas de su lado izquierdo se hubieran descontrolado, no importaba que intentara controlar su temperatura usando su Quirk de hielo, él se sentía arder.

Los pasillos estaban libres de toda presencia, el silencio podía apreciarse como una bendición del cielo. No quería ser interrumpido cuando compartía tiempo de calidad con su pareja.

Y es que después de haberlo evitado las últimas dos semanas —algo que le dolió hasta el alma— tener a Izuku entre sus brazos se siente como tocar el cielo con la punta de sus dedos.

El deseo, palpable en su ser, lo seducía de la manera más pura que podía tomar. Se transformaba en ojos de color esmeralda y labios de melocotón bañados en una espesa capa de su esencia. Ansiaba tocar más allá de las prendas y saciar el hambre que se ceñía en él. Poner en práctica aquello que había visto en la penumbra de su habitación, mientras pensaba en aquel rostro pecoso y exploraba su propio cuerpo.

Oh, cuánto ansiaba.

¿Cuánto más debía contenerse?

Después del gran sentimiento de culpa y nostalgia, llega como una bruma. Arremete contra la pobre cordura del bicolor con fuerza.

La necesidad, el deseo.

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Iba a salir de prisa cuando el timbre de la hora de descanso sonó, almorzaría en la azotea y evitaría a toda costa cruzarse con su pecosa y tierna pareja. Mas no contaba con que dicho chico le impidiera el paso.

¿Cómo llegó tan rápido hasta la salida?

Se quedó a medio camino a la puerta, observando a Midoriya fijamente. Mientras más lo miraba a los ojos, la vergüenza se hacía presente en su interior.

No pudo seguir escapando cuando su pareja, con las mejillas rosas y los ojitos llorosos se le acercó una vez sus compañeros salieron del aula para ir a comer.

Se sentó nuevamente en su pupitre, exhalando profundo por la nariz en un intento de calmarse. Su novio había caminado hasta posarse frente a él con las manos hechas puños.

Las palpitaciones de su corazón indicaban lo nervioso que Shoto estaba en esos momentos.

No iba a golpearlo...
¿Verdad?
Esperaba que no.

Aunque sí que se merecía un golpe.

—Todoroki-kun... —le dijo, pudo notar en su tono de voz que estaba decidido a hablar. Lo escuchó tomar una gran bocanada de aire y soltarlo, relajando su cuerpo y posiblemente apaciguando sus nervios también.

Y lo agradecía, por que él comenzaba a tener una pequeña crisis nerviosa también y no quería lucir sospechoso.

Así que sólo se había limitado a observarlo, algo apenado por haberlo estado evitando tan evidentemente.

—Todoroki-kun...¿Nosotros estamos bien? —aquello sin duda le tomó desprevenido y no supo qué decir. Al menos no sin explicar todo el enredo que eran sus sentimientos en esos momentos.

Estaban bien.

Por supuesto.

Era sólo que estaba intentando protegerlo de sus pensamientos impuros. Había despertado una terrible parte de él que no lo dejaba pensar con claridad cada vez que estaban cerca.